La ultraderecha alemana aprovecha el atropello múltiple para defender un plan para deportar a millones de personas aunque el autor era enemigo de Islam: lanzaba mensajes islamófobos en sus redes sociales y simpatizaba públicamente con la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD)
El detenido por el atropello en Alemania es un médico saudí islamófobo y simpatizante de la extrema derecha
Tristeza, rabia, frustración y muchas preguntas por responder. En ese estado ha quedado Alemania tras el atropello múltiple del pasado viernes en un mercado de Navidad en Magdeburgo, la capital del estado federado alemán de Sajonia-Anhalt, que mató a cinco personas –entre ellas un niño– y dejó 200 heridas, muchas de ellas graves. Dos de las muchas cuestiones que quedan por resolver es por qué Taleb A. embistió con un coche de alta cilindrada alquilado a la masa de visitantes y, sobre todo, por qué las autoridades no reaccionaron antes para evitar el atropello.
Taleb A., un ciudadano de origen saudí con casi dos décadas en Alemania, había recibido asilo en el país en 2016 y trabajaba como médico psiquiatra. Sin embargo, antes de recibir protección, había protagonizado diversos incidentes con autoridades, y había dejado entrever que estaba dispuesto a cometer actos de violencia. Las autoridades habían recibido indicios tanto de los servicios secretos saudís como de otros ciudadanos sobre la potencial peligrosidad de Taleb A. Todo ello ha alimentado el debate en plena campaña electoral sobre la aplicación de la ley de asilo, la política migratoria y la seguridad interna del país.
El perfil del atacante genera aún más preguntas: a diferencia de lo que se pensó en un primer momento sobre un trasfondo yihadista del ataque, Taleb A. se había convertido en un enemigo del Islam tras apostatar, lanzaba mensajes islamófobos en sus redes sociales e incluso simpatizaba públicamente con la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) en su perfil de la red social X.
En este último canal, que tenía activo desde 2016, Taleb A. se presenta como integrante de la “oposición militar saudí”, acusaba a Alemania de “querer islamizar a Europa” y a la excanciller Angela Merkel, de “haber destruido Europa”, todo ello bajo la foto de un fusil automático como cabecera de su perfil. Taleb A. asesoraba además a través de una web a compatriotas saudíes sobre cómo pedir asilo en Alemania.
Sin indicios de terrorismo
La Fiscal Federal ha rechazado asumir la investigación. Ello significa que descarta una motivación política o religiosa del ataque de Magdeburgo, casos en los que la fiscalía general se hace cargo de las diligencias. El semanario “Der Spiegel” informa que la policía encontró una especie de testamento en el coche del atacante. En él, pedía donar su patrimonio a la Cruz Roja Alemana. Según informan varios medios y agencias alemanas citando fuentes de la investigación, las autoridades dan cada vez más fuerza a la hipótesis de que el trastorno mental motivó el atropello indiscriminado.
Todo ello le es indiferente a AfD: su candidata a canciller, Alice Weidel, y otros líderes del partido ultra no han dudado en hablar de un atentado yihadista, a pesar de que no haya pruebas que lo sostengan. Ante varios miles de personas, Weidel dijo este lunes en un acto organizado por su partido en el centro de Magdeburgo que el ataque había sido obra de “un islamista lleno de odio”. Björn Höcke, jefe de AfD en el estado de Turingia y cabecilla del ala más radical de AfD, ha puesto abiertamente en duda la versión de las autoridades alemanas sobre al atropello.
El hecho de que el ataque de Magdeburgo fuese cometido por una persona abiertamente en línea con el discurso de AfD obliga a la ultraderecha alemana a establecer un marco discursivo que le favorezca en medio de una campaña electoral que se prevé dura: además de seguir afirmando que se trata de un ataque de corte islamista, AfD refuerza las acusaciones de que las autoridades alemanas han perdido el control de la seguridad interna y de las fronteras del país.
Reacción del resto de partidos
Más allá de las expresiones de dolor y solidaridad con las víctimas, el resto de partidos intenta reaccionar a los ataques oportunistas de la ultraderecha para evitar una mayor sangría de votos hacia un partido que raya con el neonazismo. Las encuestas colocan a AfD desde hace meses como segunda fuerza en intención de voto con cerca del 20%. El ataque de Magdeburgo podría empujar electoralmente aún más a AfD si el resto de partidos no sabe reaccionar de manera efectiva al oportunismo del partido de Weidel y Höcke.
Los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz, que hasta ahora habían intentado centrar la campaña electoral en los ejes de justicia social y paz, han reaccionado a través de la ministra de Interior, Nancy Faeser, una de las grandes señaladas por los errores de seguridad que explican en parte el ataque de Magdeburgo. Faeser apuesta por dotar con más recursos a la policía federal, permitir el reconocimiento biométrico de los rostros y voces de sospechosos de terrorismo, asesinos y violadores, así como el almacenamiento de direcciones IP para monitorear la actividad ciudadana en Internet.
Estas últimas medidas generan especialmente rechazo entre Los Verdes y los liberales del FDP, por considerar que suponen una agresión al derecho de la privacidad ciudadana. Los conservadores de la CDU sí se muestran abiertos a llegar a un acuerdo sobre un “paquete de seguridad” incluso antes de las elecciones anticipadas del próximo 23 de febrero.
Mientras, los seguidores de AfD corean “reemigration, reemigration” en las marchas y concentraciones convocadas por la dirección del partido ultra. Esa es la palabra usada, entre otros, por el influencer austriaco Martin Sellner para defender la deportación de millones de ciudadanos de origen extranjero residentes en Alemania.
El plan de deportación fue uno de los puntos abordados en el encuentro secreto celebrado en la ciudad de Potsdam en otoño del 2023. Sellner participó en ese encuentro junto a representantes de AfD y empresarios alemanes. El ataque de Magdeburgo es una nueva ocasión para defender públicamente y en plena campaña electoral un plan rechazado por el resto de partidos políticos alemanes.