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Hola,
‘Mujercitas’ me gusta siempre, pero creo que en Navidad aún más. Hace unos días me la puse otra vez, la versión de Greta Gerwig, debe ser la quinta vez que la veo. Esta vez tenía un acompañante. Le expliqué que de pequeña yo quería ser como una de esas ‘mujercitas’, Jo March, la segunda de las hermanas. ¿Y por qué?, me preguntó. Porque me gustaba esa chica rebelde loca por los libros que quería ser escritora y se rebelaba contra lo que se esperaba de ella por ser una chica. Creo que me entendió.
La película empieza con Jo llevando uno de sus relatos a un editor. Ella finge estar haciendo el trámite para una amiga y pide que el texto se publique con un nombre diferente al suyo. ¿Por qué?, me preguntó mi acompañante. Porque antes muchas mujeres tenían que firmar sus libros con nombres de chicos para que las tuvieran en cuenta, la gente pensaba que no estaba bien que una mujer escribiera o que, si lo hacía, sus textos no merecerían la pena.
Cuando Jo March termina su primera novela y acude al mismo editor, él le pone una condición para publicarla: su protagonista tiene que casarse; si una mujer protagoniza una historia solo tiene dos finales posibles, bien casarse, bien morir. ¿Pero por qué? Mmmm, qué difícil de resumir para un peque. Bueno, es lo que hemos hablado otras veces, durante mucho tiempo en muchos sitios no se permitía que las mujeres hicieran la vida que querían, si no se casaban era un problema, era como que no se las consideraba personas con todos los derechos y la gente veía mal si se daban besos con quien les apetecía o si se iban de casa por su cuenta.
Lo que me pasaba también con ‘Mujercitas’ es que le tenía tirria a Amy, la hermana que sigue en edad a Jo. Sus celos a Jo y su carácter más repelente, digamos, la convertían en una chica menos agradable desde mi mirada. Creo que a muchas les pasaba igual, también a Greta Gerwig, que, sin embargo, decidió hacerle justicia al personaje. Porque nadie es tan Jo ni tan Amy, porque la envidia o los celos son humanos, porque seguramente también era algo machista esa visión de Amy tan estereotipada y enfrentada a Jo.
Así que esta Amy nos da una lección. Cuando su exvecino le reprocha querer casarse con un rico, ella salta: “Como mujer, no tengo manera de ganarme mi propio dinero. No lo suficiente para vivir o ayudar a mi familia. Si tuviese dinero, cosa que no tengo, ese dinero pertenecería a mi marido en cuanto nos casásemos. Si tuviésemos hijos, serían suyos, no míos. Serían de su propiedad, así que no me digas que el matrimonio no es una proposición económica porque sí lo es”. Boom.
Me cabrea que ‘Mujercitas’ o los libros de Jaen Austen o las hermanas Bronte se consideren muchas veces una cosa light, sin peso ni trasfondo, porque lo tienen, y mucho. No, no son libros o pelis para chicas, son libros y pelis para todo el mundo. Porque las historias merecen la pena y porque también hablan de cosas importantes y porque, de paso, permiten que afloren muchos de esos porqués que dan lugar a conversaciones o reflexiones.
Gisèle Pelicot recibe el apoyo de otras mujeres a la salida del Tribunal de Aviñón, el 27 de noviembre de 2024.
Qué foto, ¿verdad? Pone los pelos de punta. Después de conocer la sentencia de su caso, Gisèle Pelicot agradecía a quienes cada día la aplaudían y jaleaban en el juzgado por darle “la fuerza para volver cada día a afrontar estas largas jornadas en el tribunal”. También tenía palabras para su abogada y la asociación de mujeres que la ha acompañado. Esas palabras y esa foto hablan sin duda del coraje de esta mujer de 71 años, pero también de cómo una mujer da un paso más porque otras lo dieron antes, porque otras crearon el relato, el contexto, la lucha. Desde ‘El violador eres tú’ de Lastesis hasta el ‘Ni una menos’ de las argentinas o la historia de la francesa Gisèle Halimi y la perseverancia de la superviviente de ‘la manada’. Gisèle no fue sola al juicio.
Seguro que has leído/visto/escuchado mucho sobre el caso y la sentencia pero te dejo aquí otro análisis, el de la escritora Rebecca Solnit acerca de la interpelación a los hombres. También hicimos esta pieza con los nombres y penas de todos los condenados, aunque en este artículo de The Guardian tienes, incluso, una pequeña reseña de cada hombre con la intención de mostrar que no eran monstruos ni seres anormales sino tipos corrientes.
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Este boletín te va a llegar el día de Navidad. Quizá echas de menos a alguien, quizá hay algún dolor que sobresale estos días, quizá pasas alguna fecha sin tus hijos y eso te cueste, o tienes a alguien cercano en un hospital o pasando un mal momento. Si ese es el caso, te deseo calma y calorcito. La felicidad no es una obligación, aunque muchas veces nos lo parezca.
Un abrazo grande y nos vemos ya en 2025, en un par de semanas.
Ana