Este lunes se ha cumplido el 90 aniversario de una singular Cabalgata de los Reyes Magos en la que se animó a regalar también libros a los niños. El gremio librero podría recuperar esta sorprendente e ingeniosa iniciativa
El 5 de enero de 1935, hace 90 años, una cabalgata de libros recorrió las principales calles de Madrid. Fue organizada por Rafael Giménez Siles, el inquieto editor de Cenit y creador de la Feria del Libro de Madrid. Se utilizó como carroza uno de los camiones librería de la Agrupación de Editores Españoles que llevaron la experiencia de la Feria a provincias. Contó con la colaboración de los autores ‘Antoniorrobles’ (Antonio Robles Soler), Salvador Bartolozzi y Ramón Gómez de la Serna, disfrazados de Reyes Magos. Con esta iniciativa se pretendía difundir el libro infantil y juvenil, aparte de animar a que parte de las compras de juguetes se dedicasen a la adquisición de libros. Visitaron las librerías que habían decidido participar en esta original iniciativa como La Casa del Libro, San Martín, Pueyo, Bailly-Baillière, Francisco Beltrán o Enrique Prieto, entre otras.
Guardias municipales de gala y a caballo escoltaron la comitiva durante el largo recorrido, amenizado con música y con discursos de Gaspar, Melchor y Baltasar desde la megafonía del camión. Partieron desde la sede de la Agrupación de Editores, en la calle Conde de Aranda, a las 15.30 horas. Atravesaron la calle Serrano, Bárbara de Braganza, Fuencarral, la Red de San Luis, la Plaza de Callao, la Avenida de Pi y Margall, la Puerta del Sol y la plaza de la Villa. A lo largo de todo el recorrido la chiquillería se agolpó en las aceras saludando y gritando a los Reyes.
Al llegar a cada librería, los magos de Oriente descendían entre aplausos de los niños y adultos. Dentro de los locales mantenían charlas con los pequeños lectores, y los libreros entregaban lotes de obras de regalo para los niños desfavorecidos. En el Ayuntamiento de la capital fueron recibidos por el alcalde, Rafael Salazar Alonso, que obsequió a los Reyes y a su séquito con una copa de champagne. Allí los tres magos hicieron entrega de las obras regaladas por las librerías, y el rey Ramón Gómez de la Serna habló en nombre de sus compañeros. Al día siguiente, 6 de enero, la cabalgata volvió a salir para dirigirse al grupo escolar Pablo Iglesias, donde se hicieron entrega a los niños de las obras regaladas por los libreros en presencia del presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora.
“Reyes Magos de carne y hueso por las calles de Madrid. Ayer, los pequeñines madrileños pudieron comprobar la certeza de la existencia de los Reyes Magos. Los vieron a pocos pasos de distancia, con sus coronas doradas y sus mantos de armiño, desfilar por numerosas calles con una lucida comitiva. La Agrupación de Editores Españoles ofreció el regalo de este espectáculo a la gente menuda, que presenció entusiasmado el paso de la cabalgata”, recogió el diario Ahora.
El éxito de esta actividad fue recogido por la prensa de la época y se grabó un pequeño documental por la Fox-Movietone. Resultó una experiencia pionera y muy original. Esta cabalgata libresca se desarrolló en el contexto de socialización del libro y de la lectura promovida por las autoridades republicanas y los profesionales del libro, cuya máxima expresión fue la Feria de Madrid creada en 1933.
La Agrupación de Editores Españoles para la difusión y propaganda del libro en castellano nació en julio de 1934, impulsada también por Giménez Siles. Se sumaron las editoriales organizadoras de las ferias madrileñas y un grupo de las principales casas catalanas. El primer camión transportaba dos toneladas de libros de las veintiséis editoriales agrupadas de Madrid y Barcelona: Editorial Atenea, Biblioteca Nueva, Editorial Bergua, Revista de Derecho Privado, Editorial Castro, S. A., Editorial Cenit, S. A., Revista de Pedagogía, Editorial Fénix, Revista de Occidente, Saturnino Calleja, S. A., Espasa-Calpe, S. A., Javier Morata Editor, Juan Ortiz Editor, Sociedad General Española de Librería, S. A., Manuel Aguilar Editor, Sáenz de Jubera Hermanos, Biblioteca Nacional, Junta para la Ampliación de Estudios, Casa Editorial Araluce, Editorial Juventud, S. A., Editorial Labor, S. A., Editorial Ramón Sopena, S. A., Gustavo Gili Editor, Montaner y Simón, S. A., Salvat Editores, S. A., y Dalmau Carles Pla, S. A.
La carrocería del vehículo se abría y en veinte minutos se convertía en una atractiva librería ambulante, donde se mostraban los diferentes títulos. Además, tenía un circuito eléctrico para iluminar los expositores, instalación radiofónica, micrófono, un amplificador con cuatro altavoces, tocadiscos y proyector de películas, alimentados por un generador eléctrico conectado al motor del automóvil. El aparato de cine y la colección de películas para atraer al público fueron cedidas por el Patronato de Misiones Pedagógicas. El equipo amplificador con micro, radio y fonógrafo y el equipo de iluminación eran de la marca Philips y representaron un hito en la época ya que era la primera instalación que realizaron de este tipo. La gente lo conocía como “el camión de los libros” o “el camión que habla”. De este modo esta librería ambulante se convirtió en un instrumento eficaz de propaganda del libro y de promoción de la lectura. Los camiones fueron requisados por el célebre Quinto Regimiento y acabaron sus días en la Sierra de Guadarrama durante la guerra civil, llevando lecturas a los soldados del frente leal a la República hasta que fueron destrozados por la metralla enemiga.
Quizás el sector del libro podría recuperar esta sorprendente e ingeniosa propuesta de 1935.