El primer ministro francés mira a los socialistas con guiños sobre las pensiones mientras Mélenchon anuncia una moción de censura

Bayrou, que ha dado este martes su discurso de política general en la Asamblea Nacional, trata de lograr un acuerdo de mínimos entre el bloque de partidos de centro y los conservadores de Los Republicanos, a los que espera sumar a socialistas, ecologistas y comunistas

El nuevo primer ministro francés recupera a Manuel Valls en un Gobierno de pesos pesados del macronismo y figuras de la derecha

El discurso de política general es una tradición parlamentaria francesa, una oportunidad para que los primeros ministros anuncien en el inicio de su mandato los grandes ejes que guiarán su acción. Normalmente ha sido un trámite protocolario sin demasiado impacto en los medios, este año la intervención de François Bayrou, como ya lo fue la de su predecesor Michel Barnier, era especialmente esperada este martes y debía responder a una cuestión central: qué aliados espera conseguir con su política y si, para atraer el apoyo de una parte de la izquierda, está dispuesto a suspender, derogar o modificar la polémica reforma de las pensiones aprobada por decreto en 2023, que la derecha y los macronistas se niegan a abandonar.

El primer ministro francés ha anunciado va a abrir un proceso negociador limitado para revisar la reforma que retrasó la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años. “He decidido volver a abrir ese debate con los actores sociales durante un breve periodo de tiempo y en condiciones de transparencia”, ha anunciado Bayrou en el estrado de la Asamblea Nacional.

“Voy a encargar al Tribunal de Cuentas una misión informativa de unas semanas, que nos ofrezca una imagen del estado actual preciso de la financiación del sistema de pensiones”, ha añadido. “Podemos buscar una nueva vía de reforma, sin tótems ni tabúes. Ni siquiera la edad de jubilación. A condición de que cumpla el requisito de que no permita que se deteriore el equilibrio financiero que buscamos y en el que casi todos estamos de acuerdo”.

Resultado de la fragmentación parlamentaria francesa que marca la política desde las elecciones legislativas de junio, la continuidad de Bayrou depende de los partidos de la oposición ya que el primer ministro necesita, en casa de moción de censura, la abstención de una mayoría de la Asamblea. A diferencia de su predecesor, Michel Barnier, que apenas dialogó con las fuerzas progresistas y que se concentró (sin éxito) en asegurarse la abstención de la extrema derecha, Bayrou trata de lograr un acuerdo de mínimos entre el bloque de partidos de centro y los conservadores de Los Republicanos, a los que espera sumar a socialistas, ecologistas y comunistas.

La semana pasada, los socialistas presentaron al primer ministro un documento con 40 propuestas, con la suspensión o derogación de la reforma de las pensiones —adoptada en 2023 pese al rechazo de los sindicatos y de la mayoría de los franceses— en primer lugar. El problema para Bayrou es que, tanto los macronistas como la derecha se oponen frontalmente a su suspensión, y no puede permitirse perder ningún apoyo. “Ni suspensión ni derogación”, advirtió el sábado en Le Parisien el presidente conservador del Senado, Gérard Larcher.

La fórmula elegida por Bayrou en su discurso descarta la anulación total de la ley, pero mantiene abiertas el resto de posibilidades, y anuncia el establecimiento de un diálogo con la oposición sobre todos los aspectos de la reforma, incluida la edad mínima de jubilación.

Otro guiño para los socialistas ha sido el anuncio de una posible reforma del sistema electoral, que incluya una parte de proporcionalidad en el modo de escrutinio. Para Bayrou, “el sistema de voto debe arraigarse en los territorios” y por eso se declara partidario “del principio proporcional para la representación popular en nuestras asambleas”.

Moción ‘insumisa’

El partido Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon ha anunciado que tiene intención de presentar una moción de censura inmediatamente después del discurso de política general de Bayrou.

No obstante, por el momento, esa moción no suscita gran inquietud en el Gobierno. Los diputados de extrema derecha –sin los que no puede prosperar la censura– han adelantado que “no habrá censura a priori” para el Ejecutivo Bayrou y que esperarán a escuchar las propuestas sobre el presupuesto.

Además Bayrou, que también es alcalde de Pau, espera lograr es la abstención de la izquierda no-LFI (ecologistas, socialistas y comunistas) en la moción de esta semana. Y abrir con estos partidos una negociación de cara a los presupuestos que debe presentar el próximo mes. En particular, con los socialistas que, con sus 66 diputados, se encuentran en una posición decisiva.

A la complejidad política se añade la importante limitación que impone la situación financiera de Francia, con el objetivo de reducir el déficit a alrededor del 5,4% del PIB de aquí a 2025 (en 2024 se situó por encima del 6%). “En toda su historia, Francia nunca ha estado tan endeudada como hoy. Ninguna política de recuperación y reconstrucción será posible si no se tiene en cuenta esta situación de endeudamiento excesivo y si no se fija como objetivo contenerla y reducirla”, ha declarado el primer ministro.

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