¿Qué es una ‘buena’ noticia? Sobre periodismo, feminismo, exclusivas

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Hola,

Es el primer boletín de 2025 así que espero que hayas empezado el año lo mejor posible y, sobre todo, que nos traiga muy buenas noticias. Aunque, ¿qué es una ‘buena’ noticia? Quizá en términos personales sabemos identificar bien qué son buenas o malas noticias en nuestras vidas. Pero en términos colectivos y públicos, hay noticias dolorosas, que no son buenas en sí porque muestran realidades duras que preferiríamos que fueran de otra manera, pero que ayudan a que lo oculto salga a la luz. A que algo que alguien que no quiere que sepa, emerja. A revelar injusticias que, solo así, pueden saberse, solucionarse, abordarse. Así que no son buenas noticias, pero es bueno que las sepamos en lugar de que sigan estando en el lado oculto.

Empecé el año publicando una noticia que daba continuidad a una historia que sacamos a finales de octubre. Si lo recuerdas, entonces publiqué que un juzgado investiga a Santiago Martín Barajas, uno de los fundadores de Ecologistas en Acción, por agresión sexual. Otras dos testigos le señalaban por hechos similares, una de ellas dentro de la organización. Ecologistas puso en marcha una comisión de investigación y la semana pasada publiqué el informe preliminar (que se completará una vez acabado el proceso judicial).

El contenido de ese informe es claro: hay indicios de que este hombre ejerció conductas propias del acoso sexual laboral y del acoso laboral durante años. Tienes aquí los detalles. Pero quería hablarte del contexto alrededor de esta información. Que publicáramos este informe en este momento ha levantado ampollas en personas que creen que se trata de una mala práctica periodística, de vulneración de la presunción de inocencia, de ataque a esa organización (de no respeto a sus procesos internos) e, incluso, de falta de consideración con las víctimas. 

El periodismo funciona, en parte, gracias a filtraciones, a que accedemos a información que de otra manera no hubiéramos conocido o no de esa manera o en esos tiempos. Esto sucede todo el rato con casos de corrupción, por ejemplo. Aparecen nombres y apellidos, conductas, posibles delitos, organizaciones. La justicia hace su trabajo, pero el periodismo también, siempre que lo publicado cumpla con los criterios de rigor y veracidad. De esperar a procesos internos o juicios es posible que no conociéramos algunos hechos muy relevantes y todos sus detalles.

No solo no creo que el periodismo con perspectiva de género esté fuera de esta lógica, sino que creo que debe seguirla: controlar al poder, contar lo importante, también es revelar los casos de abusos y agresiones de hombres con posiciones relevantes en la política, la economía, la academia o la sociedad. Hacerlo cumpliendo las normas periodísticas y también las precauciones legales y la presunción de inocencia. Hacerlo centrando la información en lo importante y con cuidado máximo hacia las víctimas. Pero no callarlo ni adaptarlo a los ritmos de otros.

Entiendo perfectamente que estas publicaciones molesten a quien de alguna manera se sienta -o sienta a su organización, empresa o partido- interpelado o afectado. Pero atacar o cuestionar a quien lo cuenta se parece más a eso de matar al mensajero que a asumir responsabilidades, dar explicaciones o simplemente callar cuando toca. Quien hace daño a una organización, a una empresa, a una marca no es quien revela lo que sucede, sino quien ejerce el comportamiento inadecuado, y quienes, de alguna manera, lo sostengan, justifiquen o encubran. De manera que una víctima de violencia no le arruina la vida a quien denuncia, sino que es la persona que actuó de esa manera quien debe hacerse responsable de sus actos.

El periodismo feminista busca que este tipo de informaciones tengan la máxima relevancia, al nivel de otras. Busca también un enfoque y un tratamiento adecuado. Nuestras informaciones no exponen a nadie, es más, nos ahorramos lo que hemos considerado que no aporta nada relevante o que sí puede exponer a algunas personas a las que pensamos que hay que proteger. Precisamente aquí trabajamos periodistas que nos hemos preocupado mucho, mucho, por ir practicando un periodismo comprometido con la perspectiva de género. Nos equivocamos, seguro, pero publicar informaciones relevantes es nuestro trabajo, aun cuando a veces pueda molestar a un partido, una organización, una persona. Y no publicamos una información si no creemos que es importante y que cumple los estándares periodísticos.

Una frase

«Las mujeres deberían poder hablar de sus experiencias y conectar a partir de ellas. Y las mujeres que tienen menos poder en la sala son las que deberían poder hablar más, porque son las que más necesitan que se oiga su voz. Estaría bien que alguna gente dejara de preocuparse tanto por la definición de feminismo y viera cómo interactúan en su vida diferentes tipos de discriminación, alienación o subordinación»

Rafia Zakaria
Autora de ‘Contra el feminismo blanco’

Hace unas semanas pude charlar con Rafia Zakaria, abogada y pensadora feminista que es autora de ‘Contra el feminismo blanco’, un libro no apto para ofendiditos u ofendiditas occidentales y que en España publicó la editorial ContintaMetienes. Su libro propicia desde luego la autocrítica y la difusión de una perspectiva no blanca que no solemos escuchar ni buscar.

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Termino con:

 Un plan: ‘Más cómicas por la dana’

 Una película: ‘La virgen roja’

 Una canción: ‘Messy‘, de Lola Young

Y con esto, me despido hasta la próxima semana 🙂

Ana

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