C.P.B. ratificó este lunes que nunca fue a trabajar ni recibió instrucciones de su tarea. El alcalde, que denuncia una «tergiversación», aseguró que informaba de su labor sólo a él “verbalmente”
5.000 euros por 48 días revisando farolas y macetas: así fichó el alcalde de Estepona a su presunta víctima de acoso sexual
C.P.B., la mujer contratada durante mes y medio como cargo de confianza por el alcalde de Estepona José María García Urbano mientras mantenía supuestamente una relación con él, declaró el pasado lunes ante el juez que nunca hizo ningún trabajo para el ayuntamiento, que no conocía sus tareas y que ni siquiera pisó el consistorio. 48 días después de ser nombrada y tras recibir algo más de 5.200 euros, cesó sin haber trabajado en nada ni recibido ninguna explicación, según contó.
“No me llamó nadie”. “No he ido ningún día, porque no me pidió que fuera. Sólo decía ”ya te llamaré“. Yo me preocupaba, pero si solo me dice que ya me llamará…”. “No sé las tareas del área, las funciones que me asignaron”. “Yo no he hecho ningún informe, porque no me llamaron para trabajar, no sé qué hay que hacer”. Su declaración íntegra, que este medio ha podido escuchar, fue una retahíla de cómo decirle al juez lo mismo de distintas formas: que la contrató García Urbano, que la puso ahí sólo para tenerla “cerca”, que nunca trabajó y que fue cesada sin ninguna comunicación formal: simplemente, dejó de recibir su nómina.
Sus palabras retratan una conducta aparentemente arbitraria del regidor, quien la nombró como cargo de confianza de forma personal y luego no le dio tarea. Todo ello, con la supuesta ignorancia de la mujer, quien dice que siempre esperó que la llamase para asignarle funciones. “A mí José María me dijo que era un trabajo suyo personal, del ámbito área personal. Pero no sé de qué era”, contó ella al juez el pasado lunes. “¿Él le dijo si había otras personas en situación similar a la suya?”, le preguntó un abogado de la acusación popular. “En ese momento no. Pero que él hacía y deshacía en su cortijo, como lo llama, sí”, replicó ella. “¿Llama al ayuntamiento ”cortijo“?”. “Íntimamente sí”.
Según su relato, en ese momento ambos mantenían una relación que había empezado en 2021 y que estaba “enfriándose”. Durante el año 2022, el alcalde le había pagado el alquiler de un piso, pero eso terminó en enero de 2023. Siempre según esa versión, ella le iba dando largas, pero “para que no me fuera me ofreció el trabajo”. “Con el tiempo me di cuenta de que era a cambio de que me quedara aquí”. Ella quería regresar a Córdoba, donde tiene familia.
El juez investiga si hubo malversación en el fichaje de la mujer, quien era pareja de un policía local también cordobés, destinado en Estepona, que denunció a García Urbano por haberle forzado, supuestamente, a mantener relaciones sexuales, en las que también habría participado ella. En el marco de ese presunto caso de acoso sexual, la mujer contó al juez su contratación por el municipio, lo que llevó a abrir una pieza separada.
La mujer, que fue fichada en febrero de 2023 como asesora de confianza asignada al Área de Control Externo sin tener ninguna experiencia o conocimiento de contrataciones públicas, ratificó el lunes lo que ya le había dicho cuando compareció por el presunto acoso sexual. Su declaración se produjo como testigo, y, por tanto, con obligación de decir la verdad. De lo contrario, podría incurrir en delito de falso testimonio.
García Urbano denuncia “tergiversación” de los hechos
También compareció el lunes García Urbano, él como investigado. Se acogió a su derecho a no contestar ni al juez, ni al fiscal ni a las acusaciones populares (PSOE y Vox) y proclamó su inocencia y su “perplejidad y sorpresa” porque la mujer “tergiverse” los hechos. Según el alcalde, que gobierna Estepona con mayoría absoluta desde 2011, su nombramiento a final del pasado mandato se produjo porque “se había extendido una especie de mantra”: “Quizás el ayuntamiento había descuidado la conservación, el mantenimiento, los detalles. Consideramos que era conveniente reforzar esos servicios, los trabajos de las brigadas operativas, saber la opinión pública, estar en las redes sociales…”.
En sus cuatro mandatos sucesivos, el alcalde ha procurado que Estepona ofrezca una imagen de ciudad limpia, bella y amable, con múltiples actuaciones de ornato, como la colación de miles de macetas o vistosos murales en fachadas. Ha sido una de sus principales señas de identidad, aunque la oposición le ha achacado insistentemente el abandono de la seguridad, la limpieza o el transporte más allá del centro de la ciudad.
Según el alcalde, ese supuesto runrún en el pueblo le llevó a pensar que podía hacer falta una persona más en el equipo que supervisa las contratas municipales. El municipio paga 44 millones al año por los servicios externalizados de jardines, playas, limpieza o señalización, entre otros. Y eligió, según su relato, a C.P.B., “no como empleada, porque es complejo”, sino como cargo de confianza, puesto que no había agotado su “cupo” de asesores para el mandato. Un cargo de confianza para revisar el alumbrado de las farolas o el lustre de los geranios. “No son [tareas] especialmente complejas, pero sí eran muy importantes en ese momento”, comentó al juez.
Se habían conocido por Internet, y el alcalde explicó que eso fue clave para contratarla. “Pensé en ella, en la que tenía confianza, sabía que podía hacerlo bien, tenía disponibilidad, conocía la ciudad, una persona despierta y con capacidad para observar y estar con los vecinos, conocía las redes… De hecho, había contactado conmigo por primera vez a través de una red social”.
En la documentación entregada al juez hay un informe que dice que no participaba en expedientes ni tenía registro horario. El regidor defendió que sí trabajó, aunque de los 48 días se ausentó varios (que no precisó) por una convalecencia más larga de lo previsto.
El problema para el regidor es que el ayuntamiento o él siguen sin presentar constancia documental de nada: ni de esa baja, ni de los trabajos que desarrolló. García Urbano aseguró al juez que ella informaba de lo que hacía, pero sólo a él: “Sí, verbalmente. Alguna vez telefónicamente. Seguro que acudió al ayuntamiento”, dijo.