En una carta, quien asumió la presidencia del principal partido vasco en 2012 afirma que está «a disposición» de las bases en el proceso de votaciones a doble vuelta que se inicia este lunes
Un año del cambio de Urkullu por Pradales: el secreto que el PNV tuvo guardado durante dos meses
Andoni Ortuzar (Sanfuentes, 1962) ha comunicado este sábado que está en disposición de continuar al frente del PNV, el principal partido vasco, a pesar de los crecientes rumores de las últimas semanas en los que se daba por hecha su salida. Acumula tres mandatos como presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB), cargo al que accedió en enero de 2013, y aunque parte como favorito, deberá ser ratificado en un proceso a doble vuelta en el que pueden surgir candidaturas críticas alternativas. En una carta, ha dicho que está “a disposición” de la afiliación, aunque también admite que ha estado reflexionando y que tiene “colmadas” sus expectativas en política.
La continuidad de Ortuzar contrasta con los argumentos empleados por él mismo para justificar la propuesta de sustituir a Iñigo Urkullu por Imanol Pradales como candidato a lehendakari. Repitió en varias entrevistas que eran precisos liderazgos a más largo plazo -hablaba de dos o tres legislaturas- y dejar paso a una nueva generación. Además, en el reciente proceso de renovación territorial, el PNV había cambiado también a cuatro de sus cinco presidentes, incluidos los de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava, las tres organizaciones más relevantes. Él mismo asume que había voces más partidarias de la renovación total, incluido su puesto.
“Para salvaguardar la imagen pública del PNV, por respeto a los estatutos del partido y, sobre todo, por respeto a la libertad de la militancia para pensar y proponer nombres sin condicionamientos, he permanecido en silencio todo este tiempo sobre mi posición en torno a este proceso. No ha sido fácil, porque la presión de los medios de comunicación, y también la lógica necesidad de saber de muchas y muchos de vosotros, me urgían a hacer pública una decisión. A lo largo de estas últimas semanas me he limitado a decir que, personalmente, tenía una decisión tomada, que daba mucho valor a escuchar a nuestra militancia y que había que respetar los tiempos y las normas internas del partido. Pues bien, el momento de expresarme ha llegado. Hace cuatro años manifesté a mi entorno más cercano dentro del partido que los cambios y relevos que yo creía que el ‘alderdi’ necesitaba recomendaban una nueva cabeza al frente de nuestra ejecutiva que pudiera pilotarlos en el tiempo, ya que su despliegue podía llevar incluso más de cuatro años. La opinión mayoritaria fue otra y acepté. Estábamos además en plena pandemia, en una situación muy compleja y tuve que reconsiderar mi posición porque parecía más prudente mantener la estabilidad interna para poder hacer frente a los retos que nos venían como partido y como sociedad. Me adentraba así en un tercer mandato. Han sido cuatro años bien complicados política y socialmente. Hemos tenido que tomar muchas y variadas decisiones en el ámbito interno y también en la política institucional. No voy a extenderme en el análisis de todas ellas, ni en sus resultados. Solo recordar que los gobiernos de toda Europa han caído en la pospandemia y que nuestro partido ha sido capaz de retener prácticamente toda la representación institucional que tenía, y eso que veníamos de un ciclo electoral 2019-2020 en el que habíamos llegado a nuestro cénit político”, arranca Ortuzar.
Y sigue: “El proceso de cambios y relevos que hemos ido realizando a lo largo de estos tres últimos años, tanto en nuestras cabeceras institucionales como territoriales internas, está ahí y nos permite afrontar este nuevo mandato con gran parte de los ‘etxekolanak’ encaminados. Ahora, la primera y gran pregunta es: ¿cómo damos coherencia a lo hecho hasta ahora en la elección de la presidencia del EBB y en los ocho asientos de burukides nacionales? ¿Hasta dónde debe llegar la necesaria renovación? A lo largo de estas semanas se me han acercado muchas y muchos alderdikides para hacerme partícipe de su forma de responder a estas preguntas. Resumiendo, hay dos posiciones. Quienes creen que la renovación debe ser total, empezando por la propia figura del presidente del EBB. Y quienes consideran que es muy arriesgado cambiarlo todo al mismo tiempo y proponen un ‘mix’ de renovación y continuidad (que no continuismo). Ambos grupos ofrecen razones convincentes para defender una u otra opción. Y ambas son perfectamente legítimas y defendibles en las asambleas que comenzarán la próxima semana”.
“En lo personal -continúa la carta- en la medida que una decisión u otra atañe a mi persona, quiero deciros que para mí ha sido, es y será siempre un honor estar al servicio de este partido. Quienes me conocéis sabéis que soy un optimista vital y siento pasión por lo que hago en cada momento, sea esto lo que sea. Creo en el PNV y en el futuro del PNV. Sin la más mínima duda. Y creo en la labor transformadora de la política […]. Llevo doce años en la presidencia del EBB y he vivido de todo en este periodo. Mis compañeras y compañeros de EBB saben cuál es mi posición, expresada en la reunión que mantuvimos el 8 de julio y ratificada el pasado lunes. La ración de ego que todos y todas tenemos está colmada en mi caso. Sinceramente, creo que también está probada mi capacidad de compromiso y dedicación a la causa abertzale y jelkide. Toca ahora escuchar las propuestas que salgan en nuestros batzokis. Yo estoy a disposición de este partido para lo que necesite. Donde la afiliación crea que soy más útil, allí estaré. Es por tanto vuestra hora y vuestra decisión. Lo que decidáis estará bien”
Proceso a dos vueltas
Este lunes, día de San Sebastián, arranca la primera vuelta del proceso de elección del nuevo Euzkadi Buru Batzar. Las bases, ‘batzoki’ a ‘batzoki’ propondrán un candidato a la presidencia. Cualquiera que sea apoyado en tres de esas asambleas puede optar a pasar a la segunda vuelta, la definitiva. A finales de marzo se habrá completado el proceso. En el reciente proceso territorial emergieron sectores críticos que, a buen seguro, repetirán ahora contra Ortuzar.
Ortuzar se afilió al PNV en 1979, con la Constitución y el Estatuto recién aprobados. Él no pudo votarlos, porque aún era menor de edad. Antes, ya militaba en EGI, las juventudes nacionalistas. Es periodista “de profesión y de vocación”. En muchas entrevistas e intervenciones suele bromear con cómo titularía él sus discursos, siempre apoyados en un ‘prompter’. En los últimos años, particularmente desde que decidió prescindir de Urkullu como candidato a lehendakari, ha mostrado su preocupación por las “filtraciones” y ha acusado a determinados medios de comunicación de hacer una pinza para debilitar al PNV. Aunque hacía ya meses que se barruntaba sobre su futuro, él y un reducido grupo de colaboradores han querido blindar la noticia incluso a dirigentes con peso para controlar los tiempos.
Ortuzar ejerció su profesión en ‘Deia’, el diario cercano al PNV. Después, tras la escisión de EA que premió a la generación que fue leal a la sigla, Ortuzar saltó al Gobierno vasco, primero en el área de Comunicación y más tarde como responsable de Acción Exterior, adscrito a la Presidencia de José Antonio Ardanza. Después, el partido lo ubicó como director general de EiTB, la radiotelevisión pública vasca. “Tuve que emplearme a fondo para dominar, medianamente bien, el euskera”, afirma sobre la que no es su lengua materna, aunque ahora la emplea con regularidad en sus intervenciones públicas.
Ortuzar, que tiene dos hijas, siempre ha hecho gala de seguir siendo afiliado de ELA, el sindicato que en su día fue afín al PNV y que ahora ejerce como contrapoder de izquierdas. El Athletic Club es religión para él, aunque también es aficionado del ciclismo y se considera “melómano medio”. Es amante “de la buena mesa” y del poteo -en la última campaña comparó su barriga con la de su embarazadísima compañera Maitane Ipiñazar-, propenso a las bromas y a los juegos de palabras. Ha llegado a hacer tradición el montar una fiesta de disfraces en Sabin Etxea cada Carnaval con las más variadas temáticas, forma parte de una generación de dirigentes del PNV vizcaíno que fue conocida como los ‘jobubis’, los jóvenes burukides de Bizkaia que nacieron en la década de 1960 y que despuntaron tras la escisión.
El proceso tiene también otra parte, la del reseteo político. El PNV ha presentado ya los borradores de cinco ponencias para apuntalar su liderazgo social e institucional. Son documentos no definitivos pero en ellos había reflexiones llamativas como llamamientos a usar una comunicación más “simple”, a repensar las celebraciones del partido -muchas de ellas de vinculación católica o relacionadas con Sabino Arana- o incluso a tener más “limpios” los ‘batzokis’. También se planteaba que, frente a las peticiones de ser rigurosos con la limitación de mandatos, el PNV no debería darse tiros en el pie y autolimitarse cuando sus rivales políticos no lo hacen. En la acera de enfrente, Arnaldo Otegi, también sexagenario, va a continuar al frente de EH Bildu.