El nuevo secretario general del PSOE de Castilla y León llevará a los socialistas a un “rearme ideológico” para frenar a los partidos localistas y populistas y abogará por las políticas públicas como forma de revertir los desequilibrios territoriales
Perfil – Carlos Martínez, el alcalde socialista de la capital más pequeña, al asalto de Castilla y León, la Comunidad más grande
Apenas lleva una semana como nuevo secretario general del PSOE de Castilla y León cuando atiende a elDiario.es en su ciudad natal, de la que es alcalde desde el año 2007. Por la calle, los vecinos le saludan y le felicitan por su nuevo puesto, algo de lo que él mismo se reconoce sorprendido, “todavía no hemos ganado nada”. Por delante le queda un mes para preparar el congreso del partido, que se celebrará en Palencia los días 22 y 23 de febrero, y le quedan miles de kilómetros para conocer las propuestas y necesidades de las diferentes agrupaciones socialistas. Las suyas pasan por el “rearme ideológico” del PSOE y una fuerte apuesta por las políticas públicas como escudo y espada para revertir las desigualdades territoriales y combatir el discurso de la derecha radical populista. También tiene espacio para la autocrítica, ya que considera que si los socialistas llevan “40 años sin gobernar” en la Junta de Castilla y León, algo estarán “haciendo mal”. Reivindica en su discurso una izquierda sin complejos y pide un plan para el desarrollo autonómico, convencido de que no habrá adelanto electoral, pues “Mañueco está muy cómodo en el sofá porque es absolutamente perezoso”.
¿Quién es Carlos Martínez para los que su nombre no les suene más allá de ser el alcalde de Soria?
Un currante. No puedo decir mucho más; una persona muy de la tierra, un humilde trabajador —porque es lo que he heredado de la familia— y que quiere mucho a este terruño [Soria]. Y que, circunstancialmente, hoy soy secretario general del PSOE de Castilla y León, de la misma forma que circunstancialmente entré a formar parte de una forma mucho más activa cuando empecé a militar. Y a partir de ahí, pues, vas asumiendo responsabilidades encadenando una tras otra.
¿Por qué decidió dar un paso adelante para liderar el PSOE de Castilla y León?
Todos coincidimos. Y no hablo solo de parte del PSOE, sino del entorno de la sociedad progresista. Siempre estamos hablando de la necesidad de producir un cambio en Castilla y León, un cambio en las políticas públicas y había que romper la dinámica.
Está esa frase de que ‘Castilla y León es de derechas’, como en su momento tuvimos que escuchar que Soria era de derechas, que esto era absolutamente imposible de cambiar y que esto prácticamente es un cortijo hereditario de generación tras generación y los últimos 40 años. Y ahora tenemos en Soria unos resultados así —cinco legislaturas seguidas del PSOE en el Ayuntamiento de la capital—.
Creo que, lejos de estar pendiente siempre de la crítica, los que asumen las responsabilidades tienen que intentar dar un paso al frente. No estaba entre mis en mis objetivos ni entre mis ambiciones, personales ni políticas. Pero en un momento dado, cuando se convoca ese comité autonómico en el que surgen las polémicas, se empieza a generar un consenso en torno a la necesidad de que queremos realmente cumplir con el objetivo de cambiar las políticas públicas y tenemos que empezar a plantearnos también la necesidad de rearmar el partido desde el punto de vista territorial, desde el punto de vista ideológico.
El detonante último es la no presentación de presupuestos. Mañueco está en una situación de minoría y es el momento en el que más tiene que seducir. Y ni tan siquiera quiere aprobar unas cuentas y presenta un borrador que es una réplica prácticamente idéntica a todo lo que lleva repitiendo durante tantos años.
No se habla de ordenación y territorio, no se habla de la desigualdad de las provincias dentro de la comunidad. La política que se está haciendo de forma permanente es una labor más de oposición al gobierno que realmente de una administración responsable con más de 15.000 millones de euros de presupuesto. Cuando estamos en el Comité de las Regiones, algunos claman por sacar dictámenes de competitividad territorial, de los próximos fondos de cohesión, que está el debate ahora, de los próximos presupuestos post 2027. Y, oye, aquí la administración autonómica, que mejor tendría que encajar en un discurso como el que estamos intentando llevar allí, ni está y ni se le espera.
Habla de rearmarse, ¿Eso implica que en algún momento dado algo se perdió?
Bueno, creo que también tenemos que hacer autocrítica, ¿no? Y la autocrítica es que si llevamos 40 años sin gobernar, algo también estaremos haciendo mal. Creo que tenemos que partir de una autocrítica y entender que solamente la suma de los liderazgos provinciales generará un liderazgo colectivo horizontal que sepa dar respuesta a la problemática que tienen los ciudadanos.
Tenemos que intentar rearmar ideológica y territorialmente un proyecto en el que sepamos entender muy bien las problemáticas que tienen las provincias. La corriente internacional que existe en los entornos más olvidados de las políticas públicas, las que tienen más falta de competitividad, en las que se está perdiendo su capital humano y no se está dando respuesta eficaz a su problemática, son donde mejor están germinando el populismo y la extrema derecha.
Tenemos que empezar a alinearnos a las agendas internacionales que pasan necesariamente por cumplir los desequilibrios territoriales, el no dejar a nadie atrás. Tienes que tener hecha una planificación estratégica de, por ejemplo, la comarca de Pinares en Soria. ¿A cuánto tienes el acceso al médico, el acceso a la farmacia, el acceso a la cultura? ¿Con qué redes de movilidad cuentas?
No podemos tener polos logísticos en todos los sitios ni estaciones de tren en todos los sitios. Pero sí que podemos planificar un territorio mediante una estrategia que, igual que se habla de la ciudad de los quince minutos, está ya en planteamiento de territorio treinta minutos, que tiene que ser el encaje sobre que nosotros planifiquemos un proyecto de comunidad que corrija esas desigualdades que tenemos.
Carlos Martínez Mínguez en la plaza Mayor de Soria
¿Esa estrategia es hacia donde quiere dirigir Carlos Martínez la próxima dirección del PSOE autonómico, para que también sea un freno a los populismos y a las extremas derechas?
Esa es la clave. Antes teníamos muy claro quiénes eran los caciques del siglo XIX, del siglo XX, aquellos ‘santos inocentes’ que venían a aprovecharse del territorio y las personas de ese territorio. Los caciques del siglo XXI son más perversos y se esconden detrás de unas cadenas diferentes, pero al final lo único que pretenden es la explotación de los territorios exactamente igual y aprovecharse precisamente de la solvencia de las políticas públicas para deteriorar la democracia y la confianza en las instituciones.
Por tanto, si somos capaces que un partido de gobierno, como es el Partido Socialista, configure un proyecto político en el que se diagnostiquen y sean visibles y se reconozcan los problemas de esas personas que viven en determinados territorios, seremos capaces de que no se abracen a esa solución fácil del populismo, que es siempre la fórmula que aplica la extrema derecha.
Lo estamos viendo. Alguien que va en contra de las políticas europeas y de la propia concepción de Europa está intentando pescar en el caladero de los agricultores cuando la subsistencia de los mismos pasa por la política agraria comunitaria.
No podemos estar de aliados con alguien que viene a cargarse la democracia, a cargarse las instituciones y a deteriorar el estado de derecho
No usa usted la misma beligerancia que tiene Vox con el PSOE…
Yo no sé cuál es el concepto de beligerancia, yo no soy de los que quieren sumarse a una crispación de la sociedad. Nos duele responder de la misma forma, pero la mejor respuesta que se le puede dar a Vox es poner argumentos encima de la mesa y poner un proyecto sólido encima de la mesa frente al humo.
Tenemos que ser contundentes e intentar poner frente al espejo a gran parte de la sociedad, que puede verse seducida por esos mensajes absolutamente simplistas y antidemocráticos. Son el caballo de Troya de la democracia porque pretenden entrar las instituciones precisamente para hacer demoliciones. La contraofensiva que tenemos que hacerles precisamente pasa por intentar recortar esos mensajes de seducción que tienen y cortocircuitar el mensaje internacional.
Creo que el contraargumento es la política pública que se puede desarrollar, que lo estamos haciendo a nivel nacional. No podemos estar de aliados con alguien que viene a cargarse la democracia, a cargarse las instituciones y a deteriorar el estado de derecho.
El temor está en que el PP le ha abierto las puertas a las instituciones y con ello han dado toda la credibilidad a un partido que debería estar con un cordón sanitario democrático mucho mayor al que ha tenido hasta la fecha. Tampoco dudo que mañana se abrazarán otra vez si tienen la oportunidad.
A Castilla y León, en principio, le toca abrir ciclo electoral en un año como máximo, ¿esto que está contando será parte del eje de una campaña electoral? ¿Está el PSOE listo para esa campaña si se adelanta?
Yo creo que el Partido Socialista sí tiene una estructura sólida, el poder municipal. Con conocimiento del territorio con personas comprometidas, que son nuestras alcaldesas, nuestros alcaldes, nuestras concejalas, nuestros concejales, eso está ahí.
Mañueco está muy cómodo en el sofá y no tiene ninguna intención de convocar elecciones porque es absolutamente perezoso
Estoy absolutamente convencido de que estamos en disposición de hacerlo ahora o mañana. No podemos distraernos en si es hoy o es mañana. Yo estoy convencido de que Mañueco está muy cómodo en el sofá y no tiene ninguna intención de convocar elecciones porque es absolutamente perezoso. ¿Qué mejor que no tener presupuestos para no tener que rendir cuentas para no tener que gestionar?
No nos podemos permitir una comunidad como esta, en la que los fondos de desarrollo europeos del periodo 2021-2027, en pleno 2025, hayamos ejecutado el 2%. Dice mucho de este gobierno perezoso en el que estamos instalados, y la desidia y la escasa ambición con la que se afrontan todos estos retos. Yo lo digo abiertamente: si no convoca ahora es porque tiene miedo.
No tenemos que ser unos corredores de 100 metros, tenemos que intentar plantearnos que este proyecto y este liderazgo tiene que ser colectivo y tiene que ser compartido. Tenemos que ser conscientes de que tiene que haber liderazgo en las nueve provincias en torno a ese proyecto común.
Necesitamos una foto fija de cada uno de los territorios para saber un diagnóstico claro. Si estamos en el Gobierno de Castilla y León pasado mañana, debemos tener los deberes hechos para poder tener claro que en determinadas comarcas faltan infraestructuras para darle esa competitividad que le falta al territorio, y, por tanto, los fondos FEDER y los fondos de cohesión futuros van a tener que, no invertirse de forma arbitraria como se están haciendo hasta la fecha, sino que tendrán ya un encaje dentro de una planificación estratégica.
El contexto general global actual no favorece al PSOE, como se vio en las elecciones municipales del 2023, ¿cree que le puede perjudicar la etiqueta que le intenta colgar el PP de ‘sanchista’ para tener ganancia política?
Tampoco el contexto era bueno en julio del 2023 y estamos gobernando. Las encuestas las tomo también un poco como el horóscopo: el día que dice ‘salud, dinero y amor’, vas a estar contento. El día que no, pues es un horóscopo sin más.
Tenemos que ser conscientes del contexto en el que estamos y del desgaste que podemos tener. Y ya he dicho que yo no me reconozco ni ‘sanchista’ ni ‘rubalcabista’ ni ‘chaconista’ ni ‘tudanquista’, sino que soy socialista. Eso no quiere decir, como algunos pudieran querer interpretar, que reniegue de las políticas del gobierno de España; soy el defensor número uno de las mismas.
Una provincia como Soria, con grandes desequilibrios, y gracias al gobierno de Pedro Sánchez —que plantea como objetivo la corrección de las desigualdades—, hoy tenemos en la ciudad más de 400 millones de euros de inversión. Si fuéramos Castilla y León en ese documento estratégico territorial, nos pasaría lo mismo. Se está yendo muy en contra de las políticas que está haciendo el Gobierno. Y yo soy un grandísimo defensor de ellas, porque van todas al foco de la desigualdad, de la corrección de las desigualdades.
Hay quien pretende defender a nuestros mayores votando en contra de la subida de las pensiones. Hay quien pretende defender a los trabajadores de este país votando en contra de los incrementos de esa ley juvenil interprofesional, quien pretende defender a los territorios desequilibrados bajando impuestos y haciendo dumping fiscal desde Madrid… Vamos a ser un poco realistas: vamos a desglosar, a empezar a plantearnos que después de tanto ruido existen unas políticas muy claras de corrección de las desigualdades, desde el punto de vista social, desde el punto de vista territorial también y empezar a ponerlas en valor.
Castilla y León tiene elecciones en 2026 si se cumple el calendario, ¿qué sería un éxito y qué sería un fracaso para el PSOE?
Yo aspiro a que el Partido Socialista sea un partido de gobierno. Los éxitos y los fracasos siempre son relativos, porque, lógicamente, cuando tú das todo lo que tienes que dar, cuando llegas exhausto a la meta y quedas segundo o tercero, pero lo has dado todo, no es un fracaso. Yo creo que eso es una garantía de que, si no es a la primera, será a la segunda. No quiero que sea a la segunda, pero creo que el fracaso será si no somos capaces de generar un proyecto en el que seamos reconocibles, que sea compartido por toda la sociedad de Castilla y León y, primero de todo, por el PSOE de Castilla y León.
Muchas veces los éxitos y los fracasos no van en función de obtener gobierno o no, porque es verdad que la política es injusta. Lo decíamos estos días atrás con Luis Tudanca. Seguramente ahora tiene un mayor grado de conocimiento del que tuvo hace diez años, y tiene que salir porque necesitamos un revulsivo y un rearme. Al final la renovación de los equipos también significa un mensaje de entendimiento de lo que sociedad te ha planteado.
¿Qué necesita ahora el PSOE que Tudanca no le ha podido ofrecer?
La cuestión es que Ciudadanos hubiera cumplido con lo dicho en su momento para que el cambio hubiera llegado a Castilla y León.
Igea ha llegado a asumir su responsabilidad de que no fuese así.
Bueno y yo he pedido perdón por lo del ‘papamóvil’ y da igual, pero este la ha hecho más gorda. La realidad es que se truncó una oportunidad. Lo que tenemos que intentar también es sobreponernos y recuperarnos de esa situación y plantear un tiempo nuevo en el que tiene que abrirse a unas circunstancias diferentes. Tenemos que afrontar los retos que estamos poniendo encima de la mesa en estos tiempos que son de incertidumbre permanente. Se abren nuevas preguntas y hay que darles nuevas respuestas. Lamentablemente, tenemos las viejas respuestas sin responder de siempre.
Carlos Martínez Mínguez, alcalde de Soria y secretario general del PSOE de Castilla y León
El PSOE se muestra como el partido de la democracia interna ¿No cree que el PP podría que cuestionar su legitimidad por la forma de su nombramiento?
Primero: manda huevos que el Partido Popular, que lleva tiempo sin celebrar un congreso y que ha elegido a Feijóo de aquellas maneras, esté intentando dar lecciones de democracia interna a un partido como el Partido Socialista. Lo que pasa es que el PP esperaba un congreso en el que hubiera sangre y que estuviéramos a bofetadas durante dos o tres meses desde esa comodidad del sofá.
Este proceso está siendo un ejemplo para otros partidos socialistas autonómicos. Es cierto que las discrepancias son importantes y eso no es huir de la democracia interna. Eso no es miedo a unas primarias, sino que es precisamente un ejercicio de diálogo, de búsqueda de consenso y de entender que lo mejor para el partido en este momento es la búsqueda de esos consensos.
Las redes sociales están tuteladas por estos caciques del siglo XXI. Son contrapoderes a los poderes públicos con gravísimas injerencias para controlar este poder público
¿Piensa que no se ha transmitido suficientemente bien el mensaje por parte de las fuerzas de izquierda de algunos de los problemas que se han generado y que se han despistado en otros debates?
Hay una dificultad muy grande para hacer frente a la desinformación, que es uno de los problemas más importantes que tenemos como sociedad en este en estos tiempos. Las redes sociales están tuteladas por estos caciques del siglo XXI. Son contrapoderes a los poderes públicos con gravísimas injerencias para controlar este poder público.
Creo que en la izquierda tenemos que intentar volver a nuestros orígenes, a la primera internacional. Ahí el socialista entendió que la lucha colectiva del proletariado a nivel internacional era una forma de combatir. Resulta que ahora la réplica nos la ha hecho la derecha con todos sus retos, resortes y poderes. Tenemos que intentar recuperar esa lucha global, porque esto va de ideologías, no solamente economía.
En Castilla y León existen importantes desigualdades territoriales y sociales, e incluso hay un debate territorial en una parte -León-que se quiere ir. ¿Qué solución plantea?
Políticas públicas. La política pública es la única herramienta capaz de corregir las desigualdades que del mercado. Una solución ante todo este contexto es la creación de alianzas, de proyectos colectivos que trasciendan de los límites, no solamente locales, provinciales o autonómicos, sino la generación de alianzas a nivel europeo y a nivel internacional.
Es algo que llevamos tiempo trabajando en Soria con la participación activa en el comité de las regiones, en el consejo de poderes locales y regionales, en ciudades y gobiernos locales unidos, en Naciones Unidas, precisamente va desde de la necesidad de la creación de esas alianzas.
Castilla y León no ha sabido resolver el desapego y la falta de identidad en determinados territorios
No puede ser la solución una emulsión localista, que es precisamente esa ley de la selva, con soluciones políticas como las Soria ¡YA!. Eso no quiere decir que no entienda que determinados territorios tengan un desapego y haya una falta de identidad porque la Junta de Castilla y León no ha sabido resolver en los últimos 40 años la problemática dentro del marco de sus competencias.
Si a esto le sumas el caso de León, que tiene una fuerte identidad histórica y cultural de siglos, pues lógicamente, tienes una tormenta perfecta para entender ese sentimiento que se tiene en la sociedad leonesa.
El modelo de Castilla y León de política pública necesita una planificación. Pongo el ejemplo de Soria, nosotros llevamos veinte años para terminar en un hospital. No hay ningún tipo de cortapisa para seguir metiendo dinero en un aeródromo sin aviones a escasos cinco minutos de la Plaza Mayor de la ciudad, urbanizando una zona inundable que antaño se llamó la Ciudad del Medio Ambiente, en la que tenemos, para que nos hagamos una idea, un despilfarro de más de 150 millones de euros enterrados. Por eso hablo de la arbitrariedad, de planificación y gestión, por eso hablo de recursos económicos. Dejemos de despilfarrar el dinero y tengamos un proyecto de comunidad que podamos consensuar y con el que todos nos sintamos identificados.
Si se le pidiese un referéndum para ver si sigue a León como parte del proyecto autonómico, ¿sería posible?
Yo creo que nos estaríamos equivocando, sinceramente lo digo. Estaríamos distrayéndonos del objetivo fundamental, que es la corrección de las desigualdades. Son capaces de distraer la atención del foco de lo importante, que es el despilfarro del dinero público, la falta de planificación y la inacción y la desidia del gobierno autonómico. Así estaríamos creando el mejor caldo de cultivo sobre el cual volver a esconder las políticas que la derecha están haciendo daño tanto daño a esta tierra. Volveríamos a estar haciendo el trampantojo perfecto al Partido Popular para seguir haciendo de las suyas y estaríamos en un debate mediático permanente sobre lo menos importante.
En Castilla y León ha habido una corrupción sistemática ya probada y condenada, y tenemos otras pendientes como la trama eólica
Habla de los debates en los medios, se ha publicado más de su citación judicial por su anécdota del verano que de la condena del caso Perla Negra del gobierno de Castilla y León.
Choca cómo con una celebración, que es una torpeza y por la que pedí disculpas —y me tocará volver a pedir disculpas—, le seguimos dando altavoz a Abogados Cristianos, que todos entendemos lo que son y lo que buscan. En lugar de entender que aquí ha habido una corrupción sistemática ya probada y condenada, que tenemos otras pendientes como la trama eólica, parece ser que se pierde de eso dentro de esa neblina.
La agenda política va ligada a la agenda mediática. Si en la agenda mediática nacional no somos capaces de escalar los problemas nacionales, y correr detrás de estas liebres de trapo, nos estamos también equivocando.
La despoblación fue un tema fundamental también para el Gobierno de España hace cuatro años, y parece que ese tema ha desaparecido de la agenda pública.
Yo lo decía: intentemos aprovechar la moda porque no es una tendencia. Es un pequeño destello de preocupación de los territorios, que supimos aprovechar y poner el foco muy bien, que luego políticamente fue rentabilizado precisamente por una involución localista y varios nacionalismos de campanario que tanto daño nos han hecho y que solo sirven para afianzar precisamente la derecha en las instituciones, y que tenemos que intentar combatir.
Hasta yo mismo me canso ya de esa terminología de España vaciada y que yo definiría como la catedrática Mercedes Molina, que dice que son crisis de territorios por ausencia de políticas públicas que han provocado unas desigualdades importantísimas.
Me niego a entender la migración solamente como un mero recurso interesado para el territorio
Y en estas políticas, ¿cuál es el papel que ve Carlos Martínez de la migración?
Me niego a entender la migración solamente como un mero recurso interesado para el territorio. Estamos abocados a la incorporación del capital humano con mano de obra no residente porque el propio sector empresarial lo está demandando cada vez más.
Existe una demanda de trabajo, pero yo me niego a entender la migración como que sea la solución a los problemas de los ricos. Me duele plantearlo así. Yo me niego a entender la migración como la solución de los países ricos en los que apoyarse como si fuera materia prima barata. La migración es una cuestión de entender el concepto de forma global internacional e integral. Hay que entender que en un mundo tan globalizado como este, en el que la economía se globaliza, los derechos sociales también se tienen que globalizar.
Es una realidad a la que tenemos que hacer frente en distintos ámbitos con cooperación, educación, formación, con redistribución de la riqueza también entre los países, sin tener esa visión colonialista que muchas veces en Europa hemos tenido.
La integración tiene que ser integración real. Estamos viendo que las segundas generaciones ya no son ignorantes, que son nacidos en el territorio, pero no se apellidan Martínez, sino que se apellida Ahmed, y son ingenieros. Tienen mucho más difícil empezar en una empresa privada y han hecho todos los deberes igual que un soriano más, pero tienen muchas más trabas.