Telefónica: La Caixa y el Gobierno fortalecen su alianza estratégica

“Aquí hay determinados sectores que enseguida se rasgan las vestiduras por un supuesto intervencionismo, pero no ha sido un cambio improvisado, se llevaba trabajando intensamente desde hace varias semanas, y cuenta con el acuerdo de los principales accionistas y el beneplácito del núcleo duro”, explican fuentes de La Caixa

Marc Murtra, un catalán nacido en Inglaterra que aúna el apoyo del Gobierno y de La Caixa

 “Quien ha pilotado el cambio ha sido el Gobierno, a través de la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI) y nosotros no nos hemos opuesto”. Así comentaba un miembro de La Caixa la operación para relevar a José María Álvarez-Pallete de la presidencia de Telefónica y nombrar a Marc Murtra, hasta ahora al frente de Indra. La decisión, que para determinados sectores se trata de una maniobra abrupta e intervencionista del Gobierno de Pedro Sánchez, ha vuelto a poner sobre la mesa el papel que juega la fundación que preside Isidro Fainé (a su vez vicepresidente de Telefónica), a través de CriteriaCaixa, su brazo inversor y el primer grupo industrial privado del país, en el entramado empresarial español.

Hubo un tiempo en que La Caixa, a través de su cartera industrial, controlaba o estaba en el accionariado de las principales empresas del país gracias a la ola de privatizaciones iniciada por Felipe González y rematada por José María Aznar: Repsol, Telefónica, Abertis, Gas Natural (hoy Naturgy), Aguas de Barcelona. Esa cartera fue perdiendo peso (desinversiones) hasta hace poco más de un año, cuando el Gobierno acudió a las torres negras de la Diagonal de Barcelona para solicitar protección frente al capital extranjero y blindar determinadas empresas estratégicas.

Al cabo de poco –esta semana hace justo un año–La Caixa nombraba a Ángel Simón nuevo consejero delegado de CriteriaCaixa y anunciaba una nueva etapa para dar un nuevo impulso a su brazo inversor con la justificación de asegurar los recursos económicos que precisará la fundación en el futuro. Nada menos que incrementar un 45% el valor hasta 2030 hasta alcanzar los 40.000 millones reforzando la presencia en sectores estratégicos (banca, energía, telecomunicaciones y otras empresas de servicios públicos, las llamadas utilities). La operación rescate estaba en marcha.

La SEPI, institución pública inversora adscrita al Ministerio de Hacienda, alcanzaba el 10% del capital social de Telefónica en mayo 2024, tras la reacción del Consejo de Ministros a la entrada de la compañía de telecomunicaciones saudí STC en el operador español. Un mes después, en junio, Criteria comunicaba el mismo umbral. Junto al Estado, los dos principales holdings industriales del país ostentan el 20% del capital de Telefónica como contrapeso al 9,9% de los saudíes.

En Naturgy, el grupo que capitanean Fainé y Simón se ha convertido en el primer accionista, con el 26,7% del capital, tras la intención –hoy abortada— de Taqa, la eléctrica de Emiratos Árabes, de comprar la gasista española. Aun así, Criteria tiene pendiente dar salida a los fondos CVC y GIP y dotar de estabilidad a la compañía, ya que entre ambos controlan el 40% de Naturgy. En el caso Talgo está por ver si Sidenor y el Gobierno acaban convenciendo al holding catalán Criteria para que socorra al fabricante de trenes español ante los intentos de compra procedentes de Hungría. “De momento, no hay nada”, aseguran desde Criteria.

El Estado participa en distintas empresas, varias del Ibex 35 (Telefónica, CaixaBank, Enagás, Indra y Aena), aunque con un grado de influencia distinta en cada una de ellas. La participación de los Estados en las empresas estratégicas es algo habitual en los países europeos de nuestro entorno, como Francia (Électricité de France, Engie, Air France-KLM, Orange o Renault) o Alemania (Deutsche Telekom, Commerzbank, entre otras). En Italia, el gobierno de Giorgia Meloni es también el principal accionista de Enel, dueña de Endesa.

Fuentes consultadas niegan que el relevo en la presidencia de Telefónica sea una invasión precipitada del Gobierno. “Aquí hay determinados sectores que enseguida se rasgan las vestiduras por un supuesto intervencionismo, pero no ha sido un cambio improvisado, se llevaba trabajando intensamente desde hace varias semanas, y cuenta con el acuerdo de los principales accionistas y el beneplácito del núcleo duro”, explican fuentes de La Caixa.

De hecho, para un nombramiento como el de Marc Murtra, que no forma parte del consejo de administración, se requiere el voto favorable de, al menos, el 85% de los miembros del consejo, según recogen los estatutos de Telefónica, en el artículo 31, correspondiente a la designación de cargos, recuerdan fuentes gubernamentales. “Se ha hecho bien y rápido”, valoran las fuentes de ambos lados, y “tal y como estaba planeado para llegar con todo a punto para la próxima junta general de accionistas de Telefónica”. La compañía suele celebrar la junta el viernes previo al Domingo de Ramos, este año sería el 11 de abril, y tanto la Ley de sociedades de capital como los estatutos de Telefónica establecen que debe convocarse y publicitarse con un mes de antelación, como mínimo, dando a conocer todos los puntos del orden del día aprobados por el consejo de administración. Teniendo en cuenta que el de Telefónica se reúne el último miércoles de cada mes, no había mucho margen: la reunión de enero (la semana que viene) y la de febrero, justo al límite.

Marc Murtra aúna el apoyo del Gobierno y de La Caixa. Muy cercano al PSC del president Salvador Illa, y patrón (también lo es Álvarez-Pallete) de la Fundación La Caixa de Isidro Fainé, quien a su vez mantiene excelentes relaciones con los socialistas catalanes, el nuevo presidente de Telefónica es un ejecutivo solvente, con experiencia tanto en la gestión pública como privada. Deja Indra con paz interna, con beneficios récord (de 206 millones de euros en 2023) y con la acción por encima de los 18 euros, lo que supone 2,5 veces más que los siete euros que rondaba cuando fue nombrado presidente de Indra en 2021. Todo lo contrario que la acción de Telefónica, que ha perdido valor en consonancia con las grandes telecos europeas, como Vodafone, Orange o Deutsche Telekom, 

En las torres negras, el nombramiento de Murtra es miel sobre hojuelas. “Nos gusta, es patrón y lo conocemos”, aprecian en La Caixa, donde esperan que su gestión contribuya a engordar los dividendos con los que alimenta su obra social. En el primer semestre, el holding recibió 1.127 millones de euros de dividendos de sus participadas, un 42% más que el mismo periodo del año anterior, y espera superar ampliamente los 1.600 millones de euros por dividendos al cierre de 2024. Salir al rescate suele aportar recompensa.

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