Feijóo y cómo hacer amigos

El líder del PP carga con virulencia contra el PNV y dinamita todos los puentes con el nacionalismo vasco tras usar como excusa la recuperación de un palacete en París incautado por la Gestapo y entregado a Franco, que Aznar y Rajoy quisieron comprar a los jeltzales por 5.000 millones de pesetas

El PP no logra arrebatar al PNV su histórico palacio en París al tumbar el decreto del Gobierno

Aquí no hay reparto de papeles. Tellado es a Feijóo como Feijóo es a Tellado. La virulencia y zafiedad con la que el portavoz del PP ha cargado contra el PNV la ha hecho propia su jefe de filas, el moderado, el dialogante, el hombre de Estado…. Uno llama “aprovechateguis”, “miserables” y “asquerosos” a los jeltzales y el otro se apresura a añadir que son “un satélite del PSOE” y que “están sometidos al sanchismo”. Bonita forma de hacer política y, de paso, sumar amigos. Y eso que a quienes retratan de tan exquisito modo, no sólo fueron socios en el pasado, sino que en este momento de agónica legislatura, serían decisivos para que el PP pudiera impulsar y ganar una moción de censura contra Pedro Sánchez. 

Pues ¡boom! Todos los puentes dinamitados. Pero, más allá de la torpeza por zaherir gratuitamente a quienes pudieran con sus votos hacer a Feijóo presidente del Gobierno -lo que pudo ser y no quiso, según su obsesivo relato-, está la flojera en materia de memoria. Y es que todo esto lo ha provocado un palacete en el número 11 de la avenida Marceau de París, cerca de los Campos Elíseos, que hoy es sede del Instituto Cervantes en la capital francesa. 

La recuperación de la propiedad del inmueble es una histórica reivindicación de los nacionalistas vascos que se iba a solventar con la aprobación del decreto-ley que decayó este miércoles -con los votos de PP+VOX+Junts en el Congreso- y que incluía la restitución del edificio que el PNV compró en 1936. El inmueble, valorado en 15 millones de euros, fue sede del gobierno vasco en el exilio hasta que fue confiscado por la Gestapo (policía secreta de Hitler) y, posteriormente, entregado al dictador Francisco Franco. Y a los populares de Feijóo, que no deben ser ni pensar lo mismo que los de Rajoy o los de Aznar, les parece que los nacionalistas vascos son unos aprovechados que solo quieren hacer caja.

Algo de ignorancia, y no únicamente mala fe, debe haber en Tellado y en Feijóo cuando ignoran que los dos expresidentes de Gobierno del PP que ha tenido España estuvieron muy interesados en devolver al PNV lo que era de él. Tanto que, según ha contado Iñaki Anasagasti a El País, el primer gobierno de Aznar llegó a ofrecerles 5.000 millones de las antiguas pesetas para quedarse con la propiedad, algo que no aceptaron por considerarlo un símbolo de su historia y su lucha del siglo XX. Y que, con posterioridad, hubo una voluntad clara de devolverlo a sus legítimos propietarios.

Claro, eran otros tiempos, los años en que la sintonía entre Aznar y Arzallus era plena como recordará cualquiera que tenga memoria, que no debe ser el caso de Tellado y de Feijóo. Igual es porque uno andaba por aquel entonces en la izquierda nacionalista gallega y no había transitado aún a la derecha más reaccionaria. Y el otro andaba en cargos intermedios por las consejerías de la Xunta sin afiliarse al PP y todavía Aznar no le había elegido, no por sus conocimientos sino por ser el protegido del también gallego y exministro de Sanidad José Manuel Romay Becaría, para gestionar un par de empresas públicas del Estado.

Corría abril del año 1996. PP y PNV cerraban el 30 de abril el apoyo de los jeltzales a la investidura del primer presidente del Gobierno de derechas en democracia. Y la frase que aquél día quedó para la posteridad la pronunció Xabier Arzallus: “He conseguido más en 14 días con Aznar que en 13 años con Felipe González”.

Según palabras también de Arzallus, Aznar había acordado con el PNV “sin complejos y de una forma en la que los socialistas no fueron  nunca capaces”. Se refería sobre todo al desarrollo del Estatuto de Guernica y a un nuevo método de cálculo para el cupo vasco. Y todo ello sin que los votos del PNV fueran necesarios para la investidura porque los populares tenían cerrados  ya sendos pactos con CiU y CC, lo que les garantiza la presidencia del Gobierno. Sin embargo, Mayor Oreja quería contar con el apoyo de los nacionalistas vascos ante un posible escenario de negociación con ETA, como ocurriría tres años después cuando el gobierno de Aznar se sentó con los terroristas en Zurich. Una página, por cierto, que el PP ha pretendido reiteradamente borrar de su memoria y de su historia, pero con escaso éxito.

Y lo mismo pretende ahora con el polémico edificio de París. Pues ni lo uno ni lo otro. La hemeroteca, amigos, es implacable para todos. También para un PP, que cuando habla de la “compra de votos” o “voluntades” por parte del Gobierno socialista pretende que ignoremos su propia trayectoria.

P.D. Por cierto, que el palacete ya es legalmente del PNV, que aprovechó el mes de vigencia del decreto que decayó el miércoles para registrar a su nombre la cesión de la propiedad. Y esos efectos jurídicos ya no se pueden revocar.

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