Puigdemont devuelve la presión al Gobierno reclamando un nuevo decreto sobre las pensiones al tiempo que trata de quitarse de encima la etiqueta de «político impredecible»
Junts asegura que aprobará la subida de las pensiones y las ayudas al transporte si el Gobierno las presenta por separado
Las primeras espadas de Junts se desplegaron este jueves por los medios para explicar y fijar su propio relato sobre la votación que habían protagonizado un día antes y que dejó en papel mojado el decreto ómnibus del Gobierno. Los argumentos de los independentistas para su portazo son diversos y tienen como telón de fondo la crisis abierta por el supuesto incumplimiento del PSOE del acuerdo de investidura. Pero la razón más reiterada por todos es que Junts ya había trasladado al Ejecutivo que no apoyaría un decreto ómnibus.
Las cuestiones formales pueden decantar votaciones, pero en la decisión del miércoles había una estrategia premeditada desde, al menos, el viernes pasado, cuando la dirección de Junts se reunió en Bruselas. El chaparrón que ha seguido a la votación conjunta de Junts, PP y Vox también se daba por descontado en el partido independentista, aunque quizás no de la intensidad que han vivido en las últimas 36 horas.
Tal y como viene manifestando en público y en privado, Carles Puigdemont considera que están ante un Rubicón de la legislatura y que es el momento de que Junts muestre la máxima dureza en la negociación si quiere poder obtener resultados. “No es tiempo de siembra, sino de cosecha”, resumía una fuente del partido hace unas semanas.
Pero en sus filas también son conscientes de que votar en contra de medidas como la revalorización de las pensiones o las bonificaciones al transporte público puede ser muy impopular, también entre su propio electorado.
El temor a que el votante de Junts pueda sentirse airado por la caída de algunas de las medidas incluidas en el ómnibus tiene base demoscópica. Según el CEO, Junts es el tercer partido catalán con un electorado más envejecido, con una media de 57 años, solo por detrás de PSC y PP, cuya media son 59. La papeleta de Puigdemont fue además la segunda más elegida en las últimas elecciones por los votantes catalanes de más de 64 años.
Algo similar ocurre con medidas como las del transporte. Según los datos de Renfe, Catalunya ha sido la comunidad donde más bonos gratuitos de transporte ha emitido, llegando en septiembre de 2024 a los 1,8 millones de títulos en total. Aunque la autoridad catalana de transporte ha asegurado que mantendrá su bonificación, la caída del decreto del Gobierno supone un aumento de tarifas de hasta un 30% a los usuarios de Rodalies y Media Distancia.
Esa contradicción entre intereses de su electorado y estrategia negociadora es lo que ha hecho sudar la gota gorda a los portavoces de la formación, incluido el propio Puigdemont, que se ha prodigado en redes sociales en las últimas horas. El argumentario de Junts trata de conciliar razonamientos difíciles de casar, como que los incumplimientos del PSOE son una razón suficiente para negar cualquier apoyo a sus propuestas y, a renglón seguido, que en la formación votarían a favor de la revalorización de las pensiones si el Gobierno lo presentase como punto único.
Esta disposición de Junts a aprobar nuevos decretos sobre pensiones o sobre bonificaciones al transporte ha sido el flotador al que se ha agarrado la formación para tratar de demostrar que ellos no son responsables de que las medidas no hayan prosperado. “Si quieren hacer demagogia barata es que los pensionistas les importan muy poco”, ha asegurado el secretario general Jordi Turull en Rac1. Turull ha asegurado además que se sentían víctimas de un “chantaje emocional”.
“¿A qué esperan”, se preguntó Puigdemont en sus redes sociales. “Ya han pasado más de 24 horas desde que el Gobierno español no logró aprobar su macrodecreto ómnibus […] A estas alturas todavía no les hemos visto tomar ninguna decisión. Por ejemplo, no han convocado a ningún consejo de ministros para llevar a aprobación los decretos que ya saben que tenían nuestro voto a favor. ¿Por qué? Porque los jubilados y los usuarios les importan un rábano”, afirmó categórico el expresident.
“El Gobierno ha hecho su trabajo, ha planteado un real decreto que trabajó con todos los grupos parlamentarios y acordó con la mayoría parlamentaria”, ha rebatido Pedro Sánchez en una comparecencia desde València. “¿De verdad que aquellos partidos que ayer votaron en contra, sus ciudadanos les votaron para que no se revaloricen las pensiones o para que se bloqueara el transporte público?”, se ha preguntado el presidente, devolviendo la pelota al tejado de Junts, aunque el jefe del Gobierno ha apelado también directamente al PP.
Mientras los portavoces de Junts trataban en público de pasar la presión al Gobierno, en privado se hacía inventario de daños. En la dirección de Junts no creen que la acusación de coincidir con PP y Vox les haga apenas mella, por mucho que machaquen con esa imagen rivales como ERC, que en las últimas horas ha sacado las uñas contra Junts como pocas veces antes.
Lo que sí apuntan como un riesgo voces de la formación de Puigdemont es la posibilidad de que sectores de su propio electorado no acaben de entender las razones para que ahora se opongan a decretos como estos. Estirar de la cuerda sin romperla es la consigna de Junts desde diciembre pasado, pero, a la vez, en el partido están tratando de cuidar una imagen entre los círculos empresariales y clases medias catalanas que apuestan por la previsibilidad. Y, ante estos sectores, es difícil justificar la montaña rusa mensual en la que Junts ha sumido el Congreso.