El líder del PP trató de rearmar desde 2022 la histórica relación con el nacionalismo vasco pero ha acabado intercambiando todo tipo de exabruptos con los líderes jeltzales y perdido cualquier opción de ser apoyado en una hipotética moción de censura
Zona Crítica – Feijóo y cómo hacer amigos, por Esther Palomera
“Lotsagabe bat zara”. [“Eres un sinvergüenza”]. Con estas duras e inusuales palabras despachó la diputada del PNV Idoia Sagastizabal al portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, desde la tribuna del Congreso el pasado miércoles. Fue durante el debate de los reales decretos ley del Gobierno que, salvo con la excepción de uno, fueron tumbados por la mayoría PP-Vox-Junts. El día anterior, el propio Tellado llamó “aprovechateguis” y “miserables” a los vascos, con quienes los puentes ya están completamente rotos. Todo, con la anuencia de un Feijóo que difícilmente podrá contar con los cinco votos ‘jeltzales’ si llega el momento de que se atreva a dar el paso de presentar una moción de censura a Pedro Sánchez.
En el PP incluso han amenazado con denunciar al PNV por “financiación irregular”. La respuesta del PNV llegó por boca de su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, quien los ha tildado de “neofascistas”. Feijóo salió a la palestra este jueves a catalogar como un “satélite más” del PSOE al PNV. Un partido que, dijo, está “sometido al sanchismo”. El líder del PP planteó que cuando “vuelvan a tener criterio” regresarán al entendimiento con la derecha española.
Y es cierto que ambos partidos se han entendido históricamente, pese a mantener discursos que han podido aparentar antagonismo en algunos momentos por la cuestión territorial. Desde que en 1996 José María Aznar necesitó sus votos y naturalizó al por entonces presidente del EBB, Xabier Arzalluz, las coincidencias programáticas y discursivas han sido habituales. En 2016 Mariano Rajoy volvió a recurrir al PNV para mantenerse en el poder.
Ese pacto se quebró en 2018. En apenas una semana, los nacionalistas vascos pasaron de apoyar los que fueron los últimos presupuestos del PP a tumbar el propio Gobierno de Rajoy en la moción de censura que encumbró a Sánchez. La sentencia de la Gürtel y la posibilidad de un entendimiento del PSOE, Podemos y Ciudadanos para ir a unas elecciones anticipadas, con EH Bildu en auge, fueron motivo suficiente para cambiar de caballo en mitad de la carrera.
La llegada de Alberto Núñez Feijóo implicó un cambio en la estrategia del PP para con los nacionalismos vasco y catalán de derechas. El líder de la oposición impuso un acercamiento al PNV y también a Junts. Y buscó a ambos para su investidura (fallida) de 2023. A los ‘jeltzales’ les tentó con dirigir la política de industria del Gobierno con un ministro propio. Para el prófugo Carles Puigdemont se abrieron al indulto.
“Algún día quizá contaré lo que nos llegaron a ofrecer”, dijo irónico en su momento el portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban. Era noviembre de 2023 y Feijóo había perdido por solo cuatro votos ya que su alianza con Vox espantó al resto del arco parlamentario.
En su propio debate de investidura, sabedor de su derrota, Feijóo desplegó una doble estrategia que el líder del PP ha mantenido durante meses: palo y zanahoria. En la sede nacional de la madrileña calle de Génova todavía echaban cuentas de cuándo se hartaría la derecha vasca del Gobierno de Sánchez, conscientes de que sus cinco diputados pueden inclinar la balanza a su favor en caso de una hipotética moción de censura, aunque en la ecuación siempre debería entrar la ultraderecha de Santiago Abascal. Anatema para los vascos, tal y como han declarado de forma reiterada.
En la cabeza de Feijóo y sus estrategas cabía, y ha cabido hasta hace no tanto, la opción de que una política demasiado “izquierdista” del Gobierno espantara al PNV. Y, de hecho, ha ocurrido en algunos momentos de la legislatura. Este mismo mes de diciembre el Ejecutivo de coalición ha cosechado severas derrotas en una de las materias que más tensa a las derechas: los impuestos.
Pero más allá de votaciones esporádicas sobre Venezuela o la fiscalidad de las empresas energéticas, el PNV ha mantenido su fidelidad al PSOE, con quien además gobierna buena parte de Euskadi. En los últimos meses el tono entre el PP y los vascos ha ido subiendo en agresividad, con Miguel Tellado a la cabeza.
Tellado y Esteban tuvieron su primer enfrentamiento público hace meses, precisamente a cuenta de Venezuela. “Torpe, que eres un torpe”, le recriminó el segundo al primero en su cuenta de Twitter. “No creo que represente a los vascos esa actitud servil del Grupo de Aitor Esteban. Muy torpe Aitor”, le respondió Tellado. En abril de 2024, el PNV y el PSE revalidaron el Gobierno vasco.
Pero el nivel de enfrentamiento alcanzado estos últimos días es nuevo y sorprendente por el tono de unos y otros. El PP decidió votar en contra del real decreto ley con el que el Gobierno quería subir las pensiones, el ingreso mínimo vital y mantener algunas de las medidas del “escudo social” referentes a desahucios y suministros básicos para familias vulnerables, entre otras cuestiones. La unión con Junts y Vox tumbó el paquete legislativo.
La justificación que encontraron los de Feijóo fue la devolución al PNV por parte del Estado de un edificio en París que los nazis expropiaron y entregaron a la dictadura de Francisco Franco. Un “palacete” que el PP ya negoció devolver a los vascos durante los gobiernos de Aznar y Rajoy.
Y para hilar esta justificación, el PP salió en tromba contra el PNV. Tellado les ha acusado esta semana de “miserables” y, básicamente, de venderse a cambio de dinero por votar a favor del decreto que incluye la devolución del ahora famoso palacete. Unas palabras que desataron a los ‘jeltzales’ y provocaron la respuesta de Esteban, primero, y la más dura de Sagastizabal, después. El portavoz llegó a calificar de “sorprendente” que el PP tenga en nómina en el Senado al abogado de Manos Limpias en la causa contra el fiscal general.
Lejos de aflojar, este mismo viernes desde el PP se ha abundado en la bronca. Fuentes de la dirección dijeron que “uno nunca se arrepiente cuando dice lo que piensa y lo que cree” y tildaron al PNV de “socimi”, es decir de empresa inmobiliaria. La catarata sigue: “banda de okupas”, “chantajistas”, “partido tramposo que engaña a sus votantes”, “farsa”. E incluso de llevarse “muy bien con los nazis”.
A Feijóo no le queda ya ni la relación “institucional” con el lehendakari de la que tanto presumió en sus años de presidente de la Xunta, y que ha intentado utilizar varias veces desde su aterrizaje en Madrid. Pero, como en otras cuestiones, al líder del PP parece haberlo atropellado el tiempo y algunas actitudes de sus dirigentes. El presidente vasco ya no es Iñigo Urkullu, a quien su partido apartó para dar paso a un joven Imanol Pradales.
El nuevo lehendakari salió este viernes a replicar a Feijóo. Muy alejado del habitual tono institucional que tanto gusta en el PNV, Pradales dijo ver al PP en “posiciones extremistas” y “populistas” que “lo único que hacen, es alejar los posibles acuerdos y pactos”. En política nada es imposible, pero nadie o casi nadie cuenta con que ambos partidos vayan a entenderse en el corto o medio plazo.