Abraham y su familia, tras el destierro a ‘la España vaciada’: «Si hubiera una vivienda en Ibiza, volvería sin pensarlo»

«Vienes contra tu voluntad. Estaba desesperado. Después del desahucio, lo único que se me ocurrió fue ponerme a buscar por Internet una solución», comenta este padre de Eivissa, que ha tenido que dejar la isla junto con su mujer y sus hijos por Villanueva de Jiloca

700 euros por vivir en una chabola: las ‘villas miseria’ que alojan a los trabajadores en Eivissa

Era un 22 de junio de 2024 cuando Abraham, Alejandra y sus tres hijos tuvieron que poner tierra de por medio y abandonar sus raíces adentrándose en la incertidumbre de un nuevo lugar, uno apartado de todo, en eso que llaman la ‘España vaciada’. La falta de opciones para encontrar una vivienda y la negativa como respuesta de la Administración, los servicios sociales y las instancias judiciales los expulsó de Eivissa hacia lo desconocido.

Siete meses después, los cinco están agradecidos al pueblo y a sus gentes, aunque la incertidumbre sigue cerniéndose sobre sus cabezas. El lugar, un punto en el mapa en la provincia de Zaragoza lindando con la de Teruel: Villanueva de Jiloca, topónimo que hace referencia al río que pasa justo al lado del pueblo. Una localidad que nunca ha pasado de los 750 habitantes, y que desde los años 60 del siglo pasado ha visto cómo las familias residentes emigraban a las ciudades en busca de trabajo. En estos momentos viven en la localidad 80 empadronados, incluidos Abraham, Alejandra, sus dos niños pequeños y una hija adolescente. 

La pareja destaca sobre todo el calor humano y cómo, tanto su alcaldesa como los vecinos del pueblo, se han volcado con ellos desde que han llegado. “Necesitábamos mucho esto. Después de lo que habíamos vivido en Eivissa, de la situación por la que habíamos pasado”, explica Abraham a elDiario.es. También valoran los hermosos y tranquilos paisajes que rodean su nuevo domicilio, un alquiler social facilitado por el Ayuntamiento. Unos territorios acostumbrados a los seres nómadas, como los millones de grullas que camino de África descansan cada final del verano o principio del otoño en la aledaña laguna de Gallocanta, uno de los tesoros de avistamiento ornitológico de toda Europa.


La familia está más unida que nunca a sabiendas de que sus vecinos los apoyan.


Los paseos por los hermosos paisajes entre Zaragoza y Teruel encantan a toda la familia.

“Estaba desesperado. En aquellos momentos después del desahucio, viviendo en un hostal del que nos iban a echar y con la amenaza de que podían quitarnos a los niños por parte de los servicios sociales del Ayuntamiento, lo único que se me ocurrió fue ponerme a buscar por internet una solución”. Fue como una llamada desesperada al universo. En aquellos momentos, ya casi empezando la temporada turística, los servicios sociales de Santa Eulária des Riu, localidad al este de la isla de Eivissa que los vió nacer, les comunicaron que tenían que abandonar el hostal que les habían sufragado los últimos meses, después del desahucio, ya que les fue imposible encontrar un alquiler. Los precios no bajaban de 1.600 euros, y a pesar de su intención de dejarse el sueldo en la renta, los propietarios optaban por otros candidatos sin cargas familiares. Dos veces estuvieron a punto de concretar alguna de estas ofertas. 

Estaba desesperado. En aquellos momentos después del desahucio, viviendo en un hostal del que nos iban a echar y con la amenaza de que podían quitarnos a los niños por parte de los servicios sociales del Ayuntamiento, lo único que se me ocurrió fue ponerme a buscar por Internet una solución

Abraham
Exiliado de Eivissa por los precios del alquiler

“Nosotros en ningún momento queríamos salir de la isla. Siempre hemos vivido allí. Toda nuestra familia es de allí. Para nosotros irnos era la última opción. Te vienes contra tu voluntad”, asegura Abraham, que recuerda esos crudos momentos en los que, incluso, se llegaron a manifestar apoyados por miembros del Sindicato de Inquilinas, familiares y amigos a las puertas de los servicios sociales de la Villa del Río. La Policía Municipal acudió al lugar e identificó a los concentrados, ante la indignación de todos y el ataque de ansiedad de Alejandra, que no pudo soportar el trance. “Nos trataron muy mal. Estábamos en un callejón sin salida. Los dos con trabajo fijo, del pueblo de toda la vida, con nuestros hijos escolarizados”, recuerda. “Tuvimos que abandonar el hostal porque, como nos dijeron, llegaba la temporada turística y necesitaban esas plazas para los visitantes”, exclama.

Tras el desahucio, la familia ibicenca se fue a un albergue sufragado por el Ayuntamiento de Santa Eulária des Riu, que a los meses les comunicó que debían irse del sitio. ‘Tuvimos que abandonar el hostal porque, como nos dijeron, llegaba la temporada turística y necesitaban esas plazas para los visitantes’, exclama Alejandra, la madre


La casa tiene lugar para todos y está al lado del rio, pero lo mejor es que es un alquiler social.


Algunas de las habitaciones de los niños, que aún echan de menos a sus amigos de Eivissa.

Una nueva vida y un nuevo horizonte por explorar

“Fácil no es, porque al haber pasado lo que pasamos… Al principio fue muy difícil con los niños, y eso que era verano y que inauguraron las piscinas. Pero es un pueblo pequeñito y, acostumbrados a Eivissa…”, reflexiona el padre. “Ahora en invierno los únicos niños son los nuestros en Villanueva. Vamos a Daroca, que es donde tienen ellos el cole y el instituto, y también volvemos allí por la tarde”. Se refieren al pueblo que está a cuatro kilómetros de su localidad y que es el centro de la comarca. Allí su hijo menor cursa Primaria y el mediano estudia en el instituto, ya en Secundaria. “La niña, que es la mayor, no está estudiando de momento”, explica. “Abraham, el más pequeño, es muy abierto y pronto hace amigos, pero tiene sus altibajos y a menudo me dice que quiere volver. El grande también. Aunque estén adaptados y ya conocen muchos niños aquí, siguen hablando con sus amigos cada día. De momento esos son sus amigos, tiene que pasar más tiempo”, reflexiona. 

Abraham, el más pequeño, es muy abierto y pronto hace amigos, pero tiene sus altibajos y a menudo me dice que quiere volver. El grande también. Aunque estén adaptados y ya conocen muchos niños aquí, siguen hablando con sus amigos cada día. De momento esos son sus amigos, tiene que pasar más tiempo

Abraham
Exiliado de Eivissa por los precios del alquiler

Por su parte, la pareja se ha adaptado mucho mejor, aunque lo peor de la situación es la falta de trabajo. Solo Abraham ha trabajado desde que llegaron, aunque Alejandra está haciendo en estos momentos una formación y parece que pronto tendrá un contrato. “Yo he estado trabajando tres meses en una fábrica de pastas en Daroca. El trabajo es muy diferente. Aquí todo funciona con ETTs y no hay muchos contratos de larga duración. En la fábrica ganaba más que en Eivissa y pago mucho menos, fue como decir que estamos en el paraíso, pero duró poco. Ahora tengo paro porque toda mi vida he trabajado y vamos tirando. Aquí se puede vivir con 1.500 euros. ¿En Eivissa qué haces con eso? Vamos yendo”, puntualiza con la esperanza que todo vaya mejor. Los dos tuvieron que dejar sus trabajos fijos cuando fueron obligados a marcharse de Eivissa.


Caminando a la entrada de su nuevo pueblo en ‘la España vaciada’.


Todos son grandes amantes de los animales. Una razón más para estar en este pueblo.

La alcaldesa, con un objetivo claro: “Que Villanueva se llene”

Basilia Torres es la alcaldesa de Villanueva de Jiloca. Procedente de San Sebastián, decidió hace años instalarse en este pueblo. Torres critica las políticas territoriales que desde los años 60 del siglo XX han primado el desarrollo de las ciudades en detrimento de las zonas rurales. “No tienen compasión. Se construyen grandes polígonos industriales alrededor de las ciudades que cada vez son más grandes. Esto mismo se podría hacer en las zonas rurales y que las personas no tuvieran que dejar su tierra; pero aún seguimos en esta misma línea”, critica. Torres asegura que el pueblo del Jiloca tiene todos los servicios necesarios, excepto los centros escolares que se encuentran en Daroca, cabeza de la comarca, “a solo cuatro kilómetros”. 

“Tenemos de todo como en las capitales. Lo que no hay es trabajo. Aquí la gente siempre ha vivido de la agricultura, hay muchos frutales, pero las nuevas generaciones no han querido dedicarse a esto”. Cuenta la alcaldesa que los precios a los que se paga el producto al agricultor son irrisorios y, por lo tanto, la actividad en el sector es insostenible. “Tenemos muchas ideas, pero lo que nos falta es voluntad de las administraciones y los presupuestos necesarios para llevarlas a cabo”. Torres tiene proyectada la recuperación de un salto de agua que daba servicio eléctrico a todo el pueblo. “Pero en su momento llegaron las Eléctricas Reunidas y lo cerraron para que la gente le comprara la electricidad a ellos”, denuncia. “Proyectos no nos faltan, pero nos tienen que ayudar desde otras instancias. Necesito una subvención para llevarlo a cabo. Se tienen que dar cuenta que no se pueden comer las piedras y empezar a apoyar la agricultura”, sentencia.

Tenemos de todo como en las capitales. Lo que no hay es trabajo. Aquí la gente siempre ha vivido de la agricultura, hay muchos frutales, pero las nuevas generaciones no han querido dedicarse a esto. Tenemos muchas ideas, pero lo que nos falta es voluntad de las administraciones y los presupuestos necesarios para llevarlas a cabo

Basilia Torres
Alcaldesa de Villanueva de Jiloca

En Villanueva de Jiloca hay pocas posibilidades de trabajo. Las nuevas familias que se han instalado en el pueblo o trabajan en Zaragoza o algún pueblo grande o tienen su propia actividad como autónomos. El único puesto de trabajo que puede ofrecer el Ayuntamiento es la puesta en marcha del Teleclub, el único bar del pueblo, que en estos momentos está cerrado. Abraham y Alejandra están pensando en cogerlo. “Además, al que se hace cargo del Club también le damos el trabajo de mantenimiento del pueblo, para que se pueda redondear un sueldo que para vivir aquí no está nada mal”, afirma Torres. 

La alcaldesa asegura que, a pesar de que la llegada de nuevas familias da vida al pueblo, “no es la solución”. Sin embargo, de momento, el portal Repoblar, uno de los muchos que existen en internet y que buscan familias que quieran vivir en la España Vaciada, es su vía de comunicación con nuevos pobladores. Fue a través de un anuncio allí donde Abraham encontró un atisbo de luz en la oscura situación en la que vivieron todo el invierno de 2024. “Es un pueblo muy bonito. Los alcaldes hacemos lo que podemos”, puntualiza. La oferta era un alquiler a muy buen precio y la vivienda lista para habitar. En estos momentos, se está rehabilitando otra casa para ponerla a disposición de quien quiera vivir en Villanueva de Jiloca.


La alcaldesa de la localidad, Basilia Torres, en su despacho del Ayuntamiento.


Abraham conversa con la alcaldesa, a la que le están muy agradecidos.

La familia ibicenca llegó al pueblo zaragozano a través del portal Repoblar. La oferta era un alquiler a muy buen precio y la vivienda lista para habitar. En estos momentos, se está rehabilitando otra casa para ponerla a disposición de quien quiera vivir en Villanueva de Jiloca

En estos momentos en la localidad hay en venta dos casas entre los 27.000 y los 30.000 euros. No hay ninguna oferta de alquiler porque, al ser los precios tan bajos, “no sale rentable”. “Hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para que sean felices. Pero es que yo pienso que no hace falta tanto para vivir a gusto. Aquí tenemos de todo”, concluye Basilia Torres.


El río que da nombre al pueblo es una de las maravillas paisajísticas de Villanueva.


Abraham con sus dos mascotas en el salón de su nueva casa.

Mientras tanto, Alejandra y Abraham, que están muy pendientes del bienestar de sus hijos, disfrutan de sus paseos con su perro, de los zorros que pasan por detrás de la casa, de sus maravillosas vistas desde la cocina, del río y de la amabilidad de todos y cada uno de los residentes. “Aunque tengo 41 años, yo también echo de menos mi pueblo, porque he disfrutado toda mi vida allí. Pero cuando te pasan cosas así, te falla la gente, y también ves que en otro lado la vida es mejor y puedes contar con tus vecinos… Cualquier problema que hemos tenido, han estado allí y siempre preguntan cómo vamos, todos, sobre todo la alcaldesa, su marido… Ha sido tan buena la acogida que no pensamos en movernos de aquí”.

Sin embargo, Abraham sigue mirando las ofertas de los portales inmobiliarios en la isla: “Bueno, no busco, pero miro, aún me aparecen los anuncios de cuando estaba buscando en Eivissa”. La familia está pensando en visitar a sus amigos y familiares el invierno que viene. “Pero si ahora mismo me dicen que me alquilan en Eivissa a un precio razonable, hago todo lo posible por volver”, confiesa.

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