El dirigente ejeano deja una marcada impronta en su etapa al frente del PSOE aragonés y de las instituciones autonómicas
Javier Lambán renuncia al escaño en el Senado y pone fin a su carrera política
Con el adiós de Javier Lambán, Aragón y el PSOE aragonés cierran una era política. El dirigente ejeano, que durante sus cuatro décadas como representante institucional lo ha sido todo en la comunidad, ha marcado una fuerte impronta en la vida pública y ha puesto en práctica un estilo que, para bien o para mal, ha quedado en desuso. Una forma de concebir la política que va más allá del foco nacional que le ha otorgado su enfrentamiento con Pedro Sánchez de los últimos años.
Culto, ávido lector y gran conversador, con una capacidad proverbial de encadenar largos discursos sin un solo papel -una habilidad cada vez menos habitual-, Lambán aspira a destinar ahora su tiempo a escribir y a seguir marcando su sello en medios y foros públicos. Para esto último, eso sí, habrá que esperar a que culmine el relevo en el PSOE aragonés, tras el Congreso regional de marzo que encumbrará a Pilar Alegría.
La carrera de Lambán ha estado dedicada a las instituciones desde que con 25 años, tras las municipales de mayo de 1983, fue elegido concejal del Ayuntamiento de Ejea. “Patrocinó” su entrada en la lista electoral, como él mismo cuenta en sus memorias, el entonces primer edil ejeano Mariano Berges, quien ejerció una influencia importante en el entonces joven representante municipal.
No abandonó su dedicación al municipalismo hasta 2011, aunque con dos vertientes diferentes. Por un lado, continuó como concejal en el Consistorio ejeano hasta 2007 y a continuación, hasta 2014, como alcalde de la cabecera cincovillesa; por el otro, presidió la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) durante tres legislaturas, desde 1999 hasta 2011, cuando dio el salto a la política autonómica.
Nunca hubo disputas ideológicas ni de modelo de partido. Lo que hubo fue una continua lucha por el poder, un juego de tronos descarnado
Derrotada Eva Almunia por Luisa Fernanda Rudi en las elecciones de 2011, Lambán se convirtió en presidente del Gobierno de Aragón cuatro años más tarde, cuando el pacto de investidura con Podemos dio lugar a un turbulento primer mandato en minoría. En 2019 logró in extremis mantenerse al frente del Ejecutivo con un acuerdo a cuatro bandas con Podemos, Chunta y PAR, un pacto antinatura que muchos daban por muerto antes de nacer y que sin embargo, y pese a afrontar casi desde el principio la dura etapa de la pandemia, aguantó sin grandes sobresaltos y marcado por la estabilidad económica y social.
Finalmente, en 2023, a pesar del optimismo con el que encaraban los socialistas la campaña, el voto en clave nacional derrumbó las opciones del PSOE y encumbró al PP de Jorge Azcón, elegido presidente gracias a la ultraderecha.
Mientras, y al igual que en su faceta institucional, Lambán también ha estado ostentando responsabilidades en el PSOE aragonés desde los años ochenta. Ya en enero de 1988 participó como delegado en la representación aragonesa del Congreso Federal del PSOE y dos meses después, en marzo, pasó a formar parte del órgano de dirección provincial del partido en Zaragoza, con Carlos Pérez Anadón como máximo responsable. Comenzaba entonces la época más turbulenta para el socialismo aragonés, carente de líderes tras la muerte de Ramón Sáinz de Varanda y Florencio Repollés y sin Gobierno autonómico tras la derrota de Santiago Marraco.
Javier Lambán, en 2016, junto con la entonces secretaria de Organización del PSOE Aragón, Pilar Alegría.
Pese a recuperar el Ejecutivo en 1993 con el voto del tránsfuga Emilio Gomáriz, los escándalos de corrupción tanto a nivel autonómico como en el Ayuntamiento de Zaragoza y el enfrentamiento descarnado entre las diferentes familias a punto estuvieron de dinamitar el partido, que adquirió entonces el conocido apelativo del “Beirut del socialismo español”. “Viví todos esos procesos en primera línea, involucrándome a fondo”, apunta en ‘Una emoción política’.
Lambán no solo se salvó del desastre, sino que los buenos resultados en Ejea en las municipales del 95 hicieron que adquiriera cada vez más protagonismo en el partido. Alineado -con altibajos- con Marcelino Iglesias, en 2001 se convirtió en secretario provincial en Zaragoza, al mismo tiempo que pasaba a presidir la DPZ.
Esa primera década del siglo XXI fue para los socialistas un remanso de paz, afianzado por su poder institucional. Lambán continuó en ambos cargos hasta el mencionado salto a la política regional gracias al fin de marcelinato y ante el sonado fracaso de la delfín de Iglesias, Eva Almunia, en las autonómicas de 2011. Un año más tarde, en el 15º Congreso Regional del partido, fue elegido secretario general con casi el 95% de apoyos. Ya entonces lanzó un discurso animando a regresar a los “orígenes” del PSOE, con más participación y debate interno.
Enfrentamiento con la federación altoaragonesa
Sus 13 años al frente del socialismo aragonés han estado marcados por la unidad entre las federaciones zaragozana y turolense y, como contraposición, por el enfrentamiento cada vez más enconado con la federación altoaragonesa y con Pedro Sánchez. En su caso, ni siquiera ocupar el Gobierno autonómico fue suficiente: en 2017, en plena novena legislatura, Ferraz propició la celebración de primarias al presentar como candidata a Carmen Dueso, tras la renuncia de Susana Sumelzo.
A pesar de que Lambán venció, el estrecho resultado (56,7% frente a 43,3%) anticipó una herida interna con Huesca que no ha vuelto a suturarse. Como anécdota ya, y pese a que el líder ejeano recuperó a Dueso primero para la ejecutiva del partido y después como diputada autonómica, la exconcejala zaragozana -al frente de la agrupación Zaragoza-Norte, la mayor de todas- ha sido uno de los apoyos más sonados de Pilar Alegría en el reciente conato de primarias.
Respecto a la “sucesión interminable de conflictos, crisis y desgarros que define la historia del socialismo aragonés en mucha mayor medida que en ninguna otra comunidad” se refería de hecho el propio Lambán en su libro de memorias: “La respuesta es clara: nunca hubo disputas ideológicas ni de modelo de partido. Lo que hubo fue una continua lucha por el poder, un juego de tronos descarnado”, se sinceraba el exdirigente socialista.
Frente a tanto conflicto, otro síntoma del cambio de época que supone la marcha de Lambán lo simboliza por otro lado la buena relación que siempre mantuvo con el anterior líder del PP aragonés, Luis María Beamonte, quien también estuvo en la oposición en la DPZ durante los años del dirigente ejeano al frente de la institución y que sucedió al propio Lambán en la Diputación.
Licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad de Barcelona, el académico ha sido uno de los ámbitos al que el ya exsenador ha dedicado su vida. En 2014 se doctoró con una tesis dedicada a ‘La reforma agraria en Aragón en la II República’ que recibió la máxima nota posible. El estudio fue elogiado cuando en septiembre de 2018, y tras la polémica por la tesis de Pedro Sánchez, la Universidad de Zaragoza la hizo pública. Curiosamente, Lambán salió a defender a Sánchez en aquella controversia.