Rubén Castro es padre y dio la teta durante seis meses. Se encontró con dificultades, relacionadas sobre todo con la falta de información y referentes. Hombres trans y personas no binarias también pueden gestar, parir y amamantar
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Cuando su bebé nació, Rubén Castro quería darle la teta. Durante el embarazo, intentó recopilar información sobre lo que suponía amamantar para las personas transmasculinas como él, pero se encontró con una falta total de estudios y referentes. “Sobre todo me generaban dudas dos cuestiones sobre la lactancia: el uso de binder [una prenda de ropa interior que se utiliza para comprimir el pecho] y la testosterona. Más allá de testimonios de otras personas apenas encontré información fiable”, explica. Es lo que él denomina “lactancia natural”, un término más inclusivo que refleja su realidad y se ajusta a su autodefinición como “papá gestante”.
No todas las personas que gestan, paren y amamantan son mujeres cis. Algunos hombres trans, personas no binarias o de género fluido también atraviesan estos procesos, con características propias que hay que abordar. Así lo explican la periodista Saioa Baleztena y la asesora de lactancia Mireia Serra en su libro Todas las lactancias molan (Txalaparta, 2024). “Nuestra sociedad también es absolutamente binarista cuando hablamos de lactancia. La diversidad de las lactancias es otra de las riquezas desconocidas para mucha gente. Hay personas que no son mujeres cis que dan la teta. Personas no binarias que se inducen la lactancia sin haber gestado a la criatura que alimentan, o padres trans que dan la teta y padres trans que optan por el biberón”, explica Baleztena.
Acompañamiento profesional
En muchas ocasiones, la falta de formación del personal sanitario, la ausencia de referentes y la poca información disponible se convierte en un problema para estas personas. Una dificultad que añade un extra de miedo y culpa a la situación ya de por sí compleja que suponen los procesos de embarazo, parto y posparto.
Así le ocurrió a Rubén, que, al poco tiempo de parir, tuvo dificultades con la subida de la leche y con la producción, que no llegaba para alimentar a su criatura. Pero no se atrevía a pedir ayuda sanitaria por lo que se podía encontrar. “La mayor parte de los profesionales desconocen los procesos de las personas trans o no tienen información fiable. Además, te puedes encontrar con un trato malo, ya sea por el lenguaje o por el enfoque. Tenía miedo de ir y quedarme igual o peor de lo que estaba”, asegura Rubén. Esto se repitió varias veces a lo largo de su proceso, hasta el punto de sufrir una mastitis seria durante un viaje y no atreverse a acudir al hospital más cercano. “Tuve que llamar por teléfono a mi ginecóloga, Gaia Zoochi, de Zentro Empatía, para que me pudiera ofrecer el trato y tratamiento adecuados para solucionar la infección”, recuerda.
La mayor parte de los profesionales desconocen los procesos de las personas trans o no tienen información fiable
Cada vez son más las profesionales actualizadas y con una mirada amplia que pueden acompañar estas realidades. Poco tiempo después de sus dificultades, Rubén acudió a Alba Padró, una de las mayores expertas en lactancia e IBCLC –las siglas en inglés de International Board Certified Lactation Consultant, una profesional de la salud especializada en el manejo clínico de la lactancia–. Así lo recuerda él: “Alba me asesoraba en la distancia, yo le enviaba vídeos y ella los analizaba y me orientaba. Ella fue quien me dijo que había baja producción de leche por pecho hipoplásico, que es algo que no es exclusivo de personas trans sino que puede pasarle a todo el mundo. Así que a partir de ese momento empecé a amigarme con la lactancia mixta, aunque me costó mi tiempo y mi proceso de duelo por la lactancia que quería y no fue. Utilizaba todo tipo de artilugios: jeringuillas con cánula, relactador, sacaleches…”, rememora.
“Hay tantas lactancias como personas”
Alba Padró es una de las mayores expertas en lactancia a nivel nacional e internacional. Con más de veinte años de experiencia en este ámbito, ha ayudado a miles de personas durante sus lactancias, también a personas como Rubén. “He acompañado lactancias trans, no binarias y de todo tipo; puedo decir que no hay un patrón, sino que igual que en el resto de casos, hay tantas lactancias como personas”, explica. Para ella, estos acompañamientos suponen “un enriquecimiento y un aprendizaje continuo”: “Me doy cuenta de lo mucho que nos queda por aprender sobre la lactancia y la capacidad que tiene el cuerpo”, asegura.
Cuando ha acompañado lactancias diversas, se ha centrado en dar a conocer las diferentes opciones que existen y en encontrar las que se adaptan mejor a cada persona: “Lo que hacemos con elles es un proceso de inducción a la lactancia, en el que se estimula la glándula mamaria y vemos qué cantidad de leche podemos conseguir, trabajando mucho las expectativas de cada persona. En hombres trans a veces es complicado porque dejan la testosterona y su cuerpo cambia durante el embarazo, lo que puede suponer una sacudida. También hemos hecho casos de mastectomías, donde no hay prácticamente glándula pero sí hay un poco de secreción, entonces esto se convierte en una lactancia prácticamente seca que puede ser muy reconfortante”, explica la experta.
Tiene que haber conocimiento sobre estos temas porque las personas que vayan a atravesar estos procesos necesitan tener toda la información
La lactancia de Rubén duró un poco más de seis meses. “En torno a esa fecha, decidí que quería volver al tratamiento hormonal con testosterona, pero la información que encontraba era una vez más contradictoria. Me documenté y vi que la testosterona era compatible con la lactancia, así que llevé toda la información que recopilé a mi endocrino y volvió a recetarme el tratamiento hormonal. Desde ese momento, poco a poco se fueron reduciendo las tomas hasta que de una forma bastante natural dejamos la teta mi peque y yo”, cuenta Rubén Castro.
Para él, visibilizar casos como el suyo es fundamental. “Tiene que haber conocimiento sobre estos temas porque las personas que vayan a atravesar estos procesos necesitan tener toda la información. Ya es bastante difícil la lactancia en sí como para tener que estar con el miedo de si te van a entender”, asegura. Una opinión que comparte Alba Padró, que cree que siguen faltando referentes: “Hay que visibilizar todo tipo de situaciones, porque si la lactancia es un tabú, este tema lo es aún más”, reflexiona la experta. Para Saioa Baleztena, ese fue uno de los motivos para incluir un capítulo sobre lactancias trans y no binarias en su ensayo: “La sorpresa y el cortocircuito que en más de una ocasión ha generado nuestro libro es un claro ejemplo de que faltan referentes. Y sabemos que tenerlos es fundamental para construir una sociedad más inclusiva y amable”, concluye la periodista.