Una serie de empresas fantasma compra prestigiosas revistas científicas para lucrarse publicando artículos dudosos

Varias publicaciones españolas han caído en la última trampa en este sector editorial: misteriosos inversores las adquieren para luego inundarlas de ‘papers’ sin controles de calidad a la vez que multiplican el coste de publicación a los científicos; algunas han sido expulsadas de los ‘rankings’ por mala praxis

¿El mejor negocio del mundo? Las editoriales científicas disparan los precios y multiplican su facturación

La revista Comunicar llegó a estar entre el 10% de las mejores del mundo en su rama. Todo un hito inédito entonces para una publicación española, que había llegado donde nunca lo había hecho antes una revista española: ser una referencia dentro de su campo en el disputado (y rentabilísimo) mundo científico-editorial, una jungla en la que cientos, miles de revistas pelean por llegar a la cima en cada rama del conocimiento para publicar los mejores estudios. En 2023, una compañía prácticamente desconocida en el sector, Oxbridge Publishing House, compró la revista. Un año después Comunicar fue expulsada de las principales bases de datos del mundo por sospechas en su proceder, lo que supone su muerte civil. Del todo a la nada en apenas 12 meses.

No es el único caso del mismo estilo. Se está produciendo un movimiento sutil en el sector científico-editorial con el mismo modus operandi que arrasó a Comunicar, según explican Alberto Martín Martín y Emilio Delgado López-Cózar, documentalistas en la Universidad de Granada: una editorial con poco o ningún nombre compra una revista de éxito y empiezan a realizar prácticas dudosas –multiplicar las publicaciones que realiza, instaurar un modelo de pago o elevar las tarifas si ya existe– para generar negocio y, en ocasiones, acaba siendo víctima de sus políticas y desapareciendo.

Los investigadores han recogido sus hallazgos en el recién publicado artículo La invasión de los ladrones de revistas. “Desde 2020 esta red ha adquirido, con la ayuda de empresas intermediarias, al menos 30 revistas académicas publicadas originalmente en países como España (5), Reino Unido (5), Estados Unidos (5), India (3), Turquía (3), entre otros. Las revistas seleccionadas están indexadas en prestigiosas bases de datos científicas como Web of Science y Scopus”, describen.

Después de abandonar los estándares académicos adecuados, la función principal de estas revistas pasa de fomentar el discurso académico a servir como granjas de APC para sus propietarios

En vez adquiridas las revistas, continúan Martín y Delgado en su estudio, “estas entidades aplican rápidamente transformaciones significativas, como la introducción o el aumento sustancial de las tasas de procesamiento (APC, el dinero que pagan los investigadores para que se publiquen sus artículos con acceso abierto a todo el mundo) junto con un aumento sin precedentes del volumen de publicaciones. Este crecimiento se debe tanto a la afluencia de contribuciones ajenas a la comunidad académica original, como por la publicación de artículos sobre temas que se salen del ámbito de la revista. (…) Después de abandonar los estándares académicos adecuados, la función principal de estas revistas pasa de fomentar el discurso académico a servir como granjas de APC para sus propietarios”.

Por el momento los investigadores de la UGR han documentado 36 casos, varios de ellos de publicaciones españolas (Cuadernos de Economía, Revista Comunicar, Profesional de la Información, Revista de Psicología del Deporte, Artseduca y la Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física del Deporte) y otros muchos intentos en forma de ofertas que no fueron atendidas. El problema, explican ambos documentalistas, no es solo del sector editorial, que también: afectará a los investigadores que querían publicar en estos medios e incluso habrá dejado a algunos atrapados en mitad de todo este proceso. Personas que enviaron una propuesta de artículo y que, en el proceso de aceptación del texto, ven cómo la revista ha dejado de tener valor para publicar en ella.

“Lo que queremos con este trabajo es desvelar la trama, describir el proceso y analizar los cambios que se están produciendo”, explica Martín. Subidas de precios, opacidad y oscurantismo con los equipos editoriales, DOIs falsos (el identificador único que tiene cada artículo), desembarco masivo y repentino de autores extranjeros o publicación de artículos no relacionados con el área de la revista son algunas de las prácticas habituales detectadas por los documentalistas, unas maneras de proceder que remiten a las conocidas como editoriales depredadoras o incluso las fábricas de artículos. “Es una monetización extrema”, resume Delgado.

Algo similar, pero más limitado y referido solo a un puñado de revistas españolas, hicieron Álvaro Cabezas Clavijo, Rafael Repiso Caballero, y Ángel M. Delgado Vázquez en Fuga de revistas: el caso de ArtsEduca y de otras revistas españolas de Ciencias Sociales. En este caso, los investigadores de las universidades Internacional de La Rioja, de Málaga y la Pablo de Olavide de Sevilla sostienen que “la hipótesis más plausible es que esta revista ha pasado a ser controlada por un grupo empresarial que negocia paquetes de publicaciones, y que estos autores se encuentran inmersos en redes donde se le facilita la publicación fácil a cambio de dinero”.

Un chalet, cuatro empresas

El número 62 de Bernards Road, en Solihull, un pequeño municipio inglés en las afueras de Birmingham, es un chalet unifamiliar de ladrillo visto exactamente igual que el resto de edificios de la misma calle. Nada lo distingue desde fuera de los otros inmuebles. Mismo pequeño jardín, mismo murete perimetral que no tapa nada y mismas rejas de hierro forjado rodeando el perímetro. Pero el número 62 de Bernards Rd tiene algo que lo diferencia de sus vecinos: es la sede de cuatro editoriales de revistas científicas, que teóricamente se apelotonan entre sus paredes.


En este chalet cerca de Birmingham, Inglaterra, tienen su sede al menos cuatro editoriales sospechosas.

Entre ellas está Oxbridge Publishing House, la compañía que adquirió Cuadernos y otras revistas y que levanta las sospechas de Delgado y Martín. Todo lo que rodea a esta compañía es sospechoso a los ojos de los dos investigadores, desde su nombre, que remite a las prestigiosas universidades británicas de Oxford y Cambridge sin tener relación alguna con ellas hasta su aparente conexión con otras empresas del sector y de la sede que comparten (mismos empleados, como Muhammad Hasseb o Nira Hariyatie Hartani, nombres que aparecen también en diversos consejos editoriales de publicaciones, material idéntico en sus webs) pasando por el hecho de que ninguno de los dos, expertos en revistas, habían oído hablar de ella con anterioridad.

“El número 62 de Bernards Rd es el síntoma de un sistema en corrupción, cada vez más orientado al negocio”, escriben los autores. El bibliotecario jubilado Jeffrey Beall explicó en su momento que el objetivo de este tipo de maniobras era “no solo comprar revistas, sino también métricas e indexación”, como los factores de impacto de las revistas y la inclusión en las listas Scopus y PubMed, de referencia en el sector, “con el fin de buscar legitimidad”.

El tiro por la culata

Pero la operación puede acabar saliendo rana, porque muchas de las revistas que adquiridas por estas empresas en los últimos años han sido expulsadas de las bases de datos que ordenan el sector antes de que les haya dado tiempo a dar beneficios. Según la investigación de Martín y Delgado, 17 de las 36 revistas compradas por empresas sospechosas estuvieron en algún momento indexadas en la Web of Science Core Collection y todas ellas aparecían en Scopus, dos de las referencias del sector. De las 17 de Web of Science, expone el artículo, 10 se han sacado de las listas; el mismo camino han seguido ocho en Scopus. Entre las razones citadas para estas expulsiones están “problemas de publicación” (seis revistas) y “RADAR” (un algoritmo de análisis que identifica resultados atípicos).

Para una revista, salir de las bases de datos es una estocada casi mortal, al menos si aspira a estar en ellas. Tradicionalmente, a los científicos se les premia por publicar en revistas prestigiosas. Cuanto más alto estén en los rankings, mejor para los autores. Este simple axioma, resumido en el famoso “publicar o morir” que rige la carrera investigadora (aunque muchos países, como España, están haciendo esfuerzos para salir de esa lógica), sería la justificación para que estas empresas estén comprando revistas de prestigio, como explicaba el bibliotecario Beall y aventuran también Martín y Delgado. Una vez adquirido el bien de deseo, sugieren los investigadores, se intenta exprimir el producto al máximo.

La Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte ha pasado de tener un 90% de autores españoles a un 13%. Artseduca tenía un 51% y hoy es un 8%, Cuadernos de Economía ha pasado del 68% al 6%

Hay varias maneras para ello. Las más obvias, describe el artículo, son introducir un coste por publicar artículos o elevarlo cuando ya existe. Esto es posible gracias al sistema de publicación de ciencia en las revistas. La idea (de las editoriales, que han conseguido implantar esa política en todo el mundo salvo algunos casos) es que alguien tiene que pagarles por publicar. Tradicionalmente eso había correspondido a los lectores interesados, que se suscribían a las revistas para leer los artículos. Pero ese método tenía límites evidentes: las suscripciones eran caras e impedían a mucha gente acceder a los textos.

Problema-solución, el sistema abrió otra puerta hace años: en vez de pagar por leer, se pagaría por publicar en abierto. Así nacieron los llamados APC (article proccesing charges), por los que eran los investigadores quienes costeaban la publicación a cambio de que esta fuera en abierto, para todo el mundo. El negocio es redondo para las editoriales en cualquiera de los casos (ambos conviven, según la revista): los estados (normalmente) financian las investigaciones, otros científicos las revisan por amor al arte y ellas apenas las maquetan y publican, un modelo que deja beneficios milmillonarios a las editoriales.

De cero a 3.000 euros

Esto ha sucedido en varias de las revistas analizadas por los documentalistas de la UGR. En casi la mitad de ellas antes no había APC y ahora sí, revela el estudio. En otras el precio por publicar ha subido. Algunas cobran diferente en función de la nacionalidad del autor (2.500 libras –unos 3.000 euros– a españoles y brasileños, 5.000 al resto en la Revista de Psicología del Deporte, por ejemplo, que antes costaba 300 euros). La española Artseduca ha pasado de no cobrar a pedir 2.000 libras por artículo.

También, continúa el estudio, ha habido cambios notables en quién publica en estas revistas y cuánto. El aumento de las publicaciones no necesita mucha explicación: al cobrar por artículo, cuántos más se incluyan en una revista más facturará la empresa dueña. Un ejemplo de esta práctica es Comunicar, una revista que solía publicar 10 artículos y en el primer número desde su adquisición duplicó esa cifra hasta 20, según el estudio.

La mayoría de los nuevos autores provienen de países como China, Indonesia, Irak, Tailandia o Arabia Saudí, naciones que se vinculan con malas prácticas, como la compra-venta de autorías o las llamadas fábricas de artículos

Respecto a las nacionalidades de los autores, la investigación de Martín y Delgado explica que para ciertas revistas lo habitual es que sean los investigadores de ese país los que más publican, una tendencia que se ha invertido en muchos de los casos analizados. El más extremo es la Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, que ha pasado de tener un 90% de autores españoles a un 13%. Artseduca tenía un 51% y hoy es un 8%, Cuadernos de Economía ha pasado del 68% al 6%.

A este cambio se añade otra circunstancia sospechosa. La mayoría de los nuevos autores provienen de países como China, Indonesia, Irak, Tailandia o Arabia Saudí, naciones que se vinculan con malas prácticas, como la compra-venta de autorías o las llamadas fábricas de artículos (paper mills, en inglés). Como explica un “decepcionado” miembro del consejo editorial de una de estas publicaciones, que prefiere mantener el anonimato, desde que fue adquirida “la revista está aceptando trabajos de dudosa calidad de ciertos países famosos por sus malas prácticas”.

Otros movimientos cuestionables –según el estudio de Martín y Delgado– que están realizando estas revistas son la inclusión de artículos de temáticas no relacionadas con la especialidad de la revista, como publicar un texto llamado Revisión de los procesos de seguimiento y evaluación de las prácticas de buena gobernanza en Sudáfrica en una revista de nombre Kurdish Studies (Estudios kurdos), otra de las recientemente adquiridas por empresas dudosas, o cambios en los equipos editoriales que no se notifican o no se actualizan en las webs.

Esta última práctica es la que se ha llevado a cabo con la revista española Cuadernos de Economía. Oxbridge adquirió la publicación, y tras una serie de malas prácticas el anterior equipo editorial se desvinculó de ella. Pero la nueva propietaria no sacó sus nombres de la web pese a que los afectados se lo han pedido incluso por burofax, según confirma su anterior director, Joan Hortalà, que aún aparece como responsable de la revista contra su voluntad.

“El motivo es generar beneficios”

Todos estos fenómenos juntos llevan a los autores a concluir que “las prácticas descritas, combinadas con la introducción o el aumento sistemático de las tasas de publicación, sugieren claramente que el principal motivo para adquirir estas revistas es generar beneficios, a menudo a expensas de las normas de publicación. (…) Se puede afirmar que, al menos en el caso de algunas de estas revistas, su misión original de fomentar el discurso académico se pierde tras la transición, sustituida por motivos lucrativos y caracterizada por un descenso del nivel de las publicaciones”.

Alertan Martín y Delgado de que “este fenómeno suscita preocupaciones críticas sobre el estado general de la comunicación académica, con especial énfasis en los desafíos a los que se enfrentan las revistas independientes y pequeñas”. Por un lado, explican, está el peligro de que este tipo de empresas operen durante largos períodos de tiempo sin ser detectadas. Por otro, destacan “la escasez de recursos a la que se enfrentan a diario muchas revistas pequeñas, incluso aquellas que logran el éxito y el reconocimiento dentro de sus comunidades, una escasez que las vuelve vulnerables a ”la perspectiva de una compensación económica tras años de gestión de la revista, a menudo con escaso reconocimiento“.

Publicaciones relacionadas