El servicio especial 709 solo hace tres paradas y su recorrido apenas dura unos 30 minutos. Esta lanzadera une el recinto ferial IFEMA con el hospital Isabel Zendal, y fue creada poco después de inaugurar en 2020 el centro de emergencia para la pandemia. Tiempo después, continúa sin pasajeros
Autobús fantasma al hospital sin enfermos
Nueve meses después de que España decretara el estado de alarma por segunda vez en la historia de su democracia –la primera, con Zapatero hace 15 años–, la Comunidad de Madrid inauguraba un nuevo hospital público. Era el 1 de diciembre de 2020 y la pandemia se cebaba especialmente con la región. En respuesta, la presidenta Isabel Díaz Ayuso impulsó un centro clínico de emergencia con el nombre de la primera enfermera que consta en los registros, Isabel Zendal. La inversión, de más de 150 millones, fue muy sonada antes y después de su estreno.
Sobre todo en años posteriores, cuando contenida la pandemia el Zendal comenzó a registrar de media poco más de un paciente al día y a surtirse de sanitarios trasladados desde otros clínicos, en lugar de proveerse de una plantilla propia. Su existencia ha tenido otras aristas que pasaron más desapercibidas. Para llegar al hospital en transporte público –se halla a las afueras de Madrid, en el distrito de Hortaleza– se habilitó una nueva línea de bus.
El servicio especial (S.E.) 709 de la EMT (Empresa Municipal de Transportes, ligada al Ayuntamiento) apenas hace tres paradas, y dos son la de origen o fin de trayecto. Desde que se concibió fue una suerte de lanzadera fantasma que hacía viajes sin pasajeros cada 15 minutos. Cuatro años después, la situación no es muy distinta.
Exterior del autobús SE 709 en enero de 2025, en una imagen tomada a mediodía
Es la una del mediodía de un martes de enero. El autobús acaba de estacionarse en la Avenida de las Fuerzas Armadas, la parada intermedia entre el recinto ferial de IFEMA y el Hospital Isabel Zendal, aunque a escasa distancia a pie de este último. Desde la marquesina ya se ve que en ese instante viaja sin pasajeros. Algo que, en realidad, no es de extrañar para su conductor. “Me han trasladado a esta ruta hace unas semanas, pero solo la usan dos veces al día los empleados del Zendal: una para ir a trabajar y la otra, para volver”, confiesa.
Esa mañana, la de este periódico fue la primera visita que recibió el trayecto desde que subieron los sanitarios en hora punta, según el mismo autobusero. El servicio especial 709 funciona desde las 7.00 hasta las 23.00 y la ruta se completa, aproximadamente, cada media hora. Esto supone una media estimada de 32 viajes diarios para un recorrido que, durante el grueso de la jornada, solo unos pocos utilizan.
Semanas después de su estreno, en diciembre de 2020, este periódico ya informó de otra jornada en la que solo se acercaron algunos ojos curiosos. Apenas un par de personas montaron en el vehículo, una para entregar su currículum al nuevo hospital de pandemias y la otra, para satisfacer su intriga sobre el lugar. Recién estrenado en 2025 el escenario no parece distar mucho de entonces.
Imagen exterior del SE 709 estacionado en su última parada, a la entrada del Hospital Isabel Zendal
La inauguración del nuevo intercambiador de Valdebebas en diciembre –que, sin embargo, seguía sin abrir al público un mes después– puede suponer un punto de inflexión en las conexiones con el Zendal y otros puntos clave ubicados en Valdebebas, donde finaliza la ruta de este autobús. Es allí donde se ubican tanto la Ciudad Deportiva del Real Madrid como una de las rotondas por la que pasará el circuito de Fórmula 1 en 2027.
Entre las previsiones para la zona está incluir una parada de la línea 11 de metro una vez concluya su ampliación, acercándola así hasta el hospital. El clínico inaugurado durante la pandemia se reconvirtió años después en un centro diurno para pacientes de ELA (esclerosis lateral amórfica), pues su actividad como clínico al uso era cada vez menor.
Iba a “asombrar al mundo”, pero casi un lustro después lo difícil es seguir la pista de lo que ocurre en el que entonces fue un hospital de emergencias para el Madrid de la pandemia. En este tiempo, este centro hospitalario sui generis sin habitaciones ni quirófanos –que costó tres veces más de lo que inicialmente se pensaba– ha tenido muchas vidas para justificar su existencia. No puede decirse lo mismo de la línea de autobús que lo acompaña, cuya efectividad es a veces cuestionada incluso por sus propios conductores.