Álex Grijelmo: «La mentira nunca ha estado tan presente en la vida pública»

El periodista ha publicado ‘La perversión del anonimato’, un amplio ensayo en el que reflexiona sobre la necesidad de regularlo, ahondando en sus consecuencias tanto positivas como negativas

El último Rincón de pensar – Eduardo Infante, autor de ‘Ética en la calle’: “Perdonar es la renuncia a la legítima venganza”

Por mucho que las redes sociales se hayan convertido en un pozo de mensajes anónimos, imaginar un mundo sin nombres propios resulta prácticamente imposible. La historia universal debe a ellos numerosos capítulos, dedicados a los perpetradores de conquistas, cruzadas, asesinatos y también descubrimientos. Los nombres no significan lo mismo para todo el mundo. Hay quienes necesitan ocultarlos para salvar sus vidas, y a su vez personas estafadas por quienes usan alias falsos, viendo mermadas sus autoestimas por sufrir injusticias, engaños y calumnias.

El doctor en Periodismo y máster en Divulgación Álex Grijelmo ha dedicado 514 páginas a reflexionar sobre ello en La perversión del anonimato (Taurus). Un pormenorizado ensayo en el que deja claro desde la introducción que el debate sobre la protección o prohibición del anonimato no se puede resolver de “un plumazo”. Ni con prisas. Al contrario, precisa de pausa, de discusión. De tiempo, dejando que pase lento. Un sosiego que se traduce en la traslación del texto a la palabra hablada durante esta entrevista, al ahondar en los distintos puntos que ha desgranado en su libro, desde el nombre como derecho y deber a la suplantación.

El periodismo subyace inevitablemente como protagonista, al ser una de las ‘víctimas’ de la perversión del anonimato a la que se refiere en su texto Grijelmo. Su dilatada experiencia al frente de El País (de cuyo Libro de estilo es responsable) y la agencia EFE nutren sus argumentos y amplían su marco de influencia.

¿Por qué el anonimato?

Porque siendo periodista y leyendo los periódicos, no entiendes ciertas cosas. ¿Qué barbaridad está pasando con los ataques anónimos, el odio anónimo y la impunidad con la que opera tanta gente que ha tenido consecuencias terribles, con hasta suicidios de personas? Como consecuencia de tantos ataques, los periodistas ahora ya escribimos para defendernos. Sería precioso abordar la elaboración de un trabajo sobre la proliferación de paréntesis defensivos en la prensa, con todas las aclaraciones que hay que hacer para que nadie malinterprete nada.

Es algo con lo que los periodistas estamos conviviendo.

La mayoría de los comentarios de los artículos que escribimos son anónimos. A veces recibes ataques y descalificaciones que no sabes si son de un catedrático o de un alumno de primero de periodismo que te reprocha algo. Tengo compañeros que han recibido ataques anónimos en redes, yo he sufrido también suplantaciones.

Llama la atención por qué no se ha podido o no se ha querido generar una estrategia de defensa.

Porque a los dueños de las redes y las grandes plataformas no les interesa. Pero tampoco a TripAdvisor. Los anónimos están por todas partes. La gente selecciona un hotel para irse de vacaciones según los comentarios, que son anónimos, y no lo entiendo, porque puede haberlo escrito el propio dueño cuando son positivos o de la competencia si son en contra.


El periodista Álex Grijelmo, durante la entrevista en la redacción de elDiario.es

A veces descorazona que, después de haber escrito un artículo hablando con varias fuentes y comprobando toda la información, pueda ocurrir que se le dé más valor a un comentario anónimo de alguien que igual ni se lo ha leído.

Exactamente. Creo que en los medios deberíamos ser más exigentes respecto a los comentarios de los lectores. El periodista está firmando, si usted le critica, firme también. ¿Qué represalias puede tener? Es entendible el anonimato cuando puede haber una represalia, ¿pero qué problemas vas a tener por criticar un artículo, una película o un hotel?

En una dictadura, el anonimato puede ser una manera de proteger a determinadas personas, pero a su vez, ¿es posible asegurar al 100% que una persona sea anónima y pueda contar algo sin miedo?

El anonimato no garantiza nada en los países totalitarios porque si quieren saber quién ha escrito qué, pueden. Tienen los medios. Si a ti y a mí nos insultan en una red, no tenemos medios para saber quién es; pero Putin los tiene todos. Como un país totalitario quiera descubrir a un activista que se expresa anónimo en las redes en contra del régimen, lo acaba descubriendo. En esos casos, está justificado el anonimato. Pero para acosar, denigrar, difundir vídeos sexuales de alguien, no se puede consentir. La sociedad sería mejor si todos hiciéramos las cosas con nuestro nombre porque mucha gente no atacaría, no insultaría, no acosaría.

El anonimato no garantiza nada en los países totalitarios porque si quieren saber quién ha escrito qué, pueden. Tienen los medios. Si a ti y a mí nos insultan en una red, no tenemos medios para saber quién es; pero Putin los tiene todos.

Álex Grijelmo
Periodista

En nuestros artículos, cuando los periodistas no damos los nombres de las fuentes dentro de los textos, decimos que son fuentes anónimas, pero en realidad para nosotros no lo son.

Efectivamente. Yo puedo ocultar una fuente, pero para mí no es anónima. No se supo quién era Garganta Profunda hasta hace unos años, pero Woodward le conocía perfectamente. Otra cosa es que te llegue un correo electrónico de alguien que no sabes quién es. Te vale como indicio, no como primera fuente, has de verificarla. Un testimonio anónimo no sirve, lo que sirve es la verificación del periodista después de que ese testimonio haya sido anónimo.

Una cosa es anónimo y otra confidencial. En el momento en que tú conoces a la persona que lo está contando ya no es anónimo, otra cosa es que tú lo ocultes o respetes su confidencialidad.

En el libro cuenta que el primer nombre se puso hace más de 5.000 años, ¿podría ser que en todo este tiempo a nadie se le hubiera ocurrido la idea de nombrarnos? ¿Podríamos vivir sin ellos?

Ese fue el primer registro conocido, pero quizás antes hubo otros que no nos han llegado. Ahí está la contradicción, porque la sociedad no tendría sentido sin el nombre propio. Cuando hemos encontrado a alguien que no tenía nombre, se lo hemos tenido que dar. El derecho al nombre es un derecho humano que tienes desde que naces. El nombre nos representa y carga con nuestros actos, y frente a eso, está tener el nombre para los derechos pero no los deberes. Eso es una traición a la tradición cultural respecto al apellido, estrechamente vinculada con el honor.

Un testimonio anónimo no sirve, la verificación del periodista, sí

Álex Grijelmo
Periodista

En el periodismo, a través de las firmas de nuestros artículos, la identidad es algo muy relevante, igual que el anonimato, pero no ocurre lo mismo en todas las profesiones.

Estamos en contacto con el anonimato cuando protegemos a las fuentes y cuando nos atacan con impunidad. En los periódicos y en la jurisprudencia hay un responsable. Siempre lo hay salvo en las redes, donde se puede cometer la mayor tropelía sin que pase nada. Es muy difícil que los jueces lleguen a algún sitio porque las grandes plataformas, para las que el anonimato forma parte de su negocio, no colaboran. Ya sea Facebook, Twitter o TikTok, siempre ponen trabas, retrasan, dilatan.

El anonimato está estrechamente relacionado con la cantidad de desinformación que hay ahora, el nivel de bulos. ¿Es lo peor a lo que se está enfrentando ahora mismo el periodismo?

Sin duda, y observo que los bulos se acaban reciclando a veces. Por ejemplo, que Puigdemont huyera en un maletero fue un bulo. Ningún periódico serio lo publicó, pero sí que lo encuentras en algún artículo de opinión, como bulo blanqueado. También porque lo repitió algún político, algún contertulio lo dijo en algún programa de televisión y al final parece que es verdad. Lo aceptamos como noticia y eso pasa mucho.

También pasa con directamente mentiras que se pronuncian en el Congreso.

La mentira nunca ha estado tan presente en la vida pública como ahora.

Al final del libro incluye una serie de propuestas, donde abarca temas como la suplantación, el secreto médico y los castigos fiscales. Invitando a abrir debate sobre este tema.

No pretendo tener razón, pretendo tener debate y que hagamos algo. Es que se están suicidando chavales, no es ninguna tontería. Mucha gente atacada en redes sociales sufre fracaso escolar, falta de autoestima y problemas psicológicos. Y no es una cosa de famosos, hay personas sin relevancia pública que han sufrido el abuso en redes con consecuencias fatales. Nadie está libre.


El periodista Álex Grijelmo, autor de ‘La perversión del anonimato’

Teniendo todo esto en cuenta, ¿por qué llama el libro La perversión de anonimato?

Porque no es contra el anonimato. El anonimato no es malo de por sí, sino por cómo lo usamos.

¿Cree que la situación puede cambiar?

Sí, si se regula democráticamente y a escala global. Yo defiendo la autorregulación de las plataformas, porque sería lo más fácil y eficaz. Si Twitter decidiera poner un filtro para que todo el que entre se identifique, valdría para todo el mundo. Pero si no se autorregulan, hay que ir a por ellos. A Zuckerberg le dijeron en el Senado de Estados Unidos que tenía las manos manchadas de sangre, y es que es verdad. Están haciendo negocio con la salud y la vida de mucha gente. Hay que ponerle freno democráticamente salvaguardando todos los derechos con leyes, diálogo y todo lo que se quiera; pero tenemos que evitar lo que está pasando.

Defiendo la autorregulación de las plataformas, porque sería lo más fácil y eficaz. Si Twitter decidiera poner un filtro para que todo el que entre se identifique, valdría para todo el mundo. Pero si no se autorregulan, hay que ir a por ellos

Álex Grijelmo
Periodista

¿Cree que lo veremos?

Sí, porque el mal se va a ir extendiendo y siendo cada vez más grave. Acabaremos teniendo las estadísticas sobre la cantidad de personas que mueren al año por ataques anónimos que les destruyen mentalmente. Cuando tomemos auténtica conciencia de que eso está pasando, si el ser humano ha sido capaz de ponerse de acuerdo en muchísimas cosas, desde la navegación aérea a los Juegos Olímpicos, ¿por qué no nos vamos a poner de acuerdo en regular el anonimato que nos hace tanto daño y que, a la vez, puede causar beneficios?

Publicaciones relacionadas