Los demócratas eligen a Ken Martin, un hombre de a pie del Medio Oeste, para liderar el partido

El perfil del nuevo presidente del Comité Nacional Demócrata es muy similar al del anterior candidato a la vicepresidencia, Tim Waltz

Trump inicia la guerra comercial y empuja a Estados Unidos al caos político

Bajo el caos desatado por Donald Trump y aun lamiéndose las heridas de las pasadas elecciones, el Comité Nacional Demócrata (DNC) ha elegido este sábado a Ken Martin, líder del Partido Demócrata-Granjero-Laborista de Minnesota, como su nuevo presidente. Los demócratas han optado por un insider del Medio Oeste que recuerda al anterior candidato a la vicepresidencia, Tim Waltz, para liderar una nueva estrategia contra el republicano.

Aunque lo cierto es que la contienda electoral de 75 días, se ha centrado más en las relaciones internas y las dinámicas del DNC, que no en la búsqueda de una respuesta sobre por qué los demócratas perdieron contra Trump el pasado noviembre. Martin, de 51 años, venció a otros siete candidatos presentándose como un hombre del Medio Oeste con la capacidad de llegar a los votantes de clase trabajadora y dispuesto a cambiar las dinámicas internas con la cúpula demócrata de Washington.

La realidad, sin embargo, es que Martin era el candidato más cercano al aparato del Comité Nacional. Ha fundado y dirigido durante años la organización de presidentes estatales del Partido Demócrata, un centro de poder alternativo dentro del partido. Este grupo, que a menudo ha exigido más financiación para los partidos estatales, ha sido visto como una molestia para los principales miembros del DNC en Washington. Mientras Martin defendía poner más el foco en las campañas locales, la cúpula de la capital prefería destinar esfuerzos a las elecciones nacionales. 

El perfil de Martin tiene muchos paralelismos con Waltz. Un hombre de orígenes humildes nativo de Minnesota que constantemente usa referencias deportivas para hablar sobre como el partido Demócrata puede ampliar la base. Igual que Waltz, Martin enfatiza en acercarse a la gente de a pie para recuperar la confianza de la clase trabajadora. En muchos de sus discursos, el nuevo presidente del DNC ha puesto de ejemplo a familiares suyos que han votado por Trump, como es el caso de su hermano, un carpintero sindicado. 

“No me codeo con multimillonarios ni con la élite de Hollywood, me codeo con trabajadores en los sindicatos, en las huelgas, en las marchas por los derechos civiles y en las protestas”, dijo el señor Martin en un reciente acto de campaña. “Me postulo para presidente porque así es como será el próximo Comité Nacional Demócrata cuando yo sea el próximo presidente. Por ellos estamos luchando”.

Un partido debilitado

La elección del nuevo presidente llega en medio de la crisis existencial de un partido demócrata debilitado, que aún intenta buscar respuestas a su derrota en las urnas las pasadas elecciones. A este desconcierto, se le suma la parálisis provocada por el caos político que ha desatado Trump en los últimos diez días desde que fue investido. Martin se encuentra con la tarea de recoser las divisiones internas provocadas por el batacazo electoral y liderar un partido que ha perdido la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de los Representantes.

La fallida electoral del pasado noviembre ha acentuado las fracturas preexistentes entre los demócratas. Algunos, como el senador independiente Bernie Sanders, ya advirtió que el problema fue no hacer una campaña con propuestas lo suficientemente valientes y de izquierdas para llegar a la clase trabajadora. Otros, creen que fue la economía lo que decidió su suerte. Pero después hay un tercer grupo que apunta a las políticas identitarias relacionadas con las personas trans y la inmigración. 

Esta escisión se vio reflejada durante la votación en el Congreso de la ley Laken Riley. La norma, que agilizará las deportaciones de Trump, consiguió superar con éxito el circuito legislativo gracias al apoyo de congresistas demócratas, como fue el caso del senador por Arizona, Rubén Gallego.  

Durante el anterior mandato de Trump, Gallego fue uno de los congresistas de Arizona que envió una carta conjunta al presidente pidiéndole que no concediera el indulto al sheriff Joe Arpaio, condenado en su día por realizar persecuciones y detenciones de perfil racial contra la comunidad latina en Arizona. Ahora, después del batacazo electoral demócrata, Gallego cree que los demócratas deben corregir y cambiar la manera como abordan la cuestión migratoria. 

Una encuesta reciente de la Universidad de Quinnipiac pone cifras a la crisis actual. Solo un 31% de los votantes perciben de manera favorable al Partido Demócrata, siendo un mínimo histórico. Por contra, el 43% tienen una opinión favorable del Partido Republicano, un número mucho más alto que antes. 

El otro candidato mejor posicionado era Ben Wikler, presidente del Partido Demócrata de Wisconsin. Wikler contaba con el apoyo de los principales donantes del partido y de pesos pesados de Washington, como el senador Chuck Schumer así como la expresidenta de la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosi.

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