Sin prórroga para el desahucio de Alam en Tetuán ni piedad para que sus tres hijos acaben el curso en su colegio

Un fuerte despliegue policial desaloja en Bravo Murillo a una familia con menores de 3, 6 y 10 años, mientras más de un centenar de personas intentaban frenar el lanzamiento, convocadas por la Organización Vecinal de Tetuán. Pedían un aplazamiento para que los pequeños pudieran continuar las clases en el Jaime Vera

Desahuciar a tres menores desde Suiza: el tejido social de Tetuán intenta frenar el lunes un desalojo en Bravo Murillo

Todos los días, a todas horas, suceden cosas terribles a nuestro alrededor, pero es fácil pasar de largo, como un burro con anteojeras arreado por la inercia febril de la ciudad. Es lo que parecía sucederles a quienes intentaban atravesar Bravo Murillo entre las decenas de personas que se concentraban esta mañana a la altura del número 203, junto a la salida del metro de Estrecho, y hasta al hierático muro de policías municipales que los contenían. “Por aquí no se puede pasar, dé la vuelta”, decían una y otra vez los policías.

Otras personas, en cambio, preguntaban y se unían al grupo, que había sido convocado a las ocho de la mañana por la Organización de Vivienda de Tetuán –una de las asambleas por el derecho a la vivienda del distrito– para intentar parar el desahucio de Alam y su familia con tres niños pequeños. Alquilaban a una empresa que les ocultó que el piso estaba en proceso de ejecución hipotecaria. La SAREB (el conocido como banco malo) fue la parte ejecutante y una particular residente en Suiza la compradora, que no ha querido saber nada de que la familia siguiera viviendo en su nueva adquisición como inquilina.


La acera de la calle de Bravo Murillo cortada y la gente al otro lado del cordón policial

A primera hora habían acudido al desahucio una docena de niños y niñas del colegio Jaime Vera para apoyar a la familia de sus compañeros, después de que el AFA (Asociación de Familias) del centro lo difundiera. Los pequeños, que portaban carteles caseros contra el desahucio, recibieron un gran aplauso cuando desfilaron camino de clase poco antes de las nueve de la mañana. Fue a primera hora cuando más gente hubo en la convocatoria (más de un centenar), aunque fueron muchas decenas las que permanecieron apoyando a la familia hasta prácticamente las once de la mañana.

Se sabía que el desahucio sería complicado de parar pese a ser un primer intento, porque la propiedad había solicitado al juez presencia de Unidades de Intervención Policial. Los augurios se vieron confirmados cuando la policía acordonó de madrugada cien metros de la calle de Bravo Murillo, cortó una de las salidas del metro y hasta un tramo de uno de los carriles de la arteria.


Una de las salidas del metro de Estrecho cortada por el acordonamiento de la calle

Se esperaba la llegada de la comisión judicial entorno a las diez de la mañana y sobre esa hora fueron entrando en el portal las distintas personas involucradas en el desahucio: el Samur Social, gente de servicios sociales, representantes de la propiedad y la comisión judicial, que dejó claro desde el primer momento que no tenía intención de pactar absolutamente nada.

De esta forma, los representantes de la Organización de Vivienda de Tetuán designados para negociar, como es habitual en este tipo de convocatorias, quedaron al otro lado del cordón policial sin que se les ofreciera ni siquiera la oportunidad de dialogar.


Convocatoria antidesahucios en Tetuán

Arriba esperaba noticias Alam, acompañado de un par de activistas antidesahucios. La intención, según explicaban los interlocutores de la Organización de Vivienda de Tetuán, era intentar conseguir una prórroga para que los tres hijos de la familia pudieran terminar el curso escolar en el cercano colegio Jaime Vera.

Una dotación de antidisturbios de la Policía Municipal subió hasta el rellano y entró a la casa tirando abajo la puerta, pese a que había sido ligeramente apuntalada por dentro. Alam, que tiene una minusvalía reconocida del 40% y padece del corazón, sufrió entonces un desmayo, por lo que hubo que acudir a una ambulancia, aunque pudo salir por su propio pie un tiempo después.


Uno de los carteles en la concentración contra el desahucio

A la familia de Alam le han ofrecido un albergue unos días, pero sus miembros lo han rechazado para no tener que separarse (él tendría que ir con su hijo por un lado y su mujer con las dos niñas por otro). De momento, pagarán un hostal a la espera de encontrar otro hogar lejos del barrio en el que han construido su vida durante la última década. A la rutina conformada por constantes visitas a oficinas municipales y de servicios sociales, las últimas semanas se le había añadido viajes fuera de Madrid en busca de una casa abordable por su economía.

“Es que ni siquiera nos va a llegar el sol”, decía una de las personas congregadas mirando las zonas soleadas en dirección a Plaza de Castilla. Esta mañana las mínimas en Madrid eran de un grado bajo cero y el frío calaba en los cuerpos a medida que pasaban los minutos. Con el desahucio ejecutado y la pancarta que pendía de los balcones reclamando “Alam se queda” retirada por la policía, alguien de la Organización de Vivienda de Tetuán pedía cuatro voluntarios para bajar muebles a la calle. Nada se pudo hacer esta vez y la ciudad continúa, con paso firme, sin mirar atrás.

AYÚDANOS A LLEGAR A LOS 100.000 SOCIOS

Estamos a punto de alcanzar los 100.000 socios y socias que apoyan a elDiario.es y sus ediciones locales. Blindar el periodismo local de las presiones del poder es ahora más importante que nunca. Hazte socio/a de elDiario.es y de SOMOS MADRID y a cambio podrás navegar sin límites ni publicidad, acceder a todo el contenido o ver la portada de mañana antes que nadie).

Contigo, podemos llegar todavía más lejos. Apoya un periodismo con valores, desde 3,33 € al mes.

Apoya el periodismo en SOMOS MADRID

Publicaciones relacionadas