La artista está nominada al Goya a Mejor canción original por su trabajo en ‘La Virgen Roja’, creó la banda sonora de ‘Polvo serán’ y está preparando su primer disco en solitario
“Sin Dover nunca habría tenido una banda”: cómo las hermanas Llanos invitaron a una generación a hacer la revolución feminista del rock
Vídeo de la entrevista completa
La artista Maria Arnal ha entrado en el mundo del cine por la puerta grande. Hace unas semanas ganaba el premio Gaudí a Mejor música original por la banda sonora que creó para Polvo serán, el musical de Carlos Marqués-Marcet sobre la eutanasia; y este sábado opta a hacerse con el Goya a Mejor canción por La virgen roja, la película de Paula Ortiz sobre Hildegart Rodríguez. Todo ello al tiempo que prepara el que será su primer disco en solitario tras siete años junto a Marcel Bagés.
También está llevando a cabo otros proyectos como Maria Choir, en el que está experimentando las posibilidades de la inteligencia artificial. “Toda revolución tecnológica tiene su miedo, yo como artista lo que intento es entender cómo funciona”, explica sobre el debate que está generando la IA y su relación con ella.
¿En qué se diferencia trabajar para cine de otros proyectos?
Cuando estás con gente en la que crees, que te inspiran, en el caso del cine con Paula Ortiz y Carlos Marqués-Marcet, te pones al servicio de sus ideas, del mundo que están creando a través de sus películas, y es un gusto. Es un descanso de mi propia burbuja y un espacio de aprendizaje, de experimentación. Son experiencias artísticas y creativas superricas.
Nunca había hecho una banda sonora como en Polvo serán. Con La virgen roja, al ser solo la canción, tenía que adaptarme a la banda sonora de Guille Galván, que ya tenía un carácter propio. Sobre todo estás al servicio de las imágenes. De la primera maqueta tuvimos que alargar y acortar algunas cosas, porque con los cambios de plano funcionaba mucho mejor si las cambiaba. Es como hacer un vestido a medida, con la gracia de que ese vestido puede afectar a las imágenes. El poder de la música es muy heavy.
María Arnal, interpretando la banda sonora de ‘Polvo serán’ en la Inauguración de la Seminci
Son dos películas muy distintas, con dos protagonistas femeninas muy potentes. ¿Tuvo esto algo que ver para que dijera que sí?
Totalmente. El cine está ya empezando de manera más normalizada a hablar de mujeres, de las mujeres que vamos a ser. De espejos posibles, complejas, protagonistas, inteligentes, potentes, revolucionarias, avanzadas a su tiempo. Y que se enfrentan a los retos de sus edades. En el caso del personaje de Ángela Molina, en Polvo serán, tiene los retos de su edad, unos setenta largos.
En La virgen roja tienes dos personajes femeninos atravesados por los monstruos de esa época entre guerras, esas ideas, que son a la vez superrevolucionarias, y avances del fascismo. Es un puente con esa época y esa potencia de cambio en un momento en el que las mujeres estamos entendiendo todo lo que se nos ha castigado y se nos continúa castigando. Se ha visto con las imágenes del juez en el caso de Errejón por decir solo una cosa. Claro que me motiva estar en películas que creo que tienen un valor no solo artístico, sino también social.
¿Conocía la historia de Hildegart antes de hacer La virgen roja?
No y esa época me fascina. Mi primer disco exploraba ese silencio en el folclore, de eso que no se había llegado a transmitir. Es una época siempre me ha interesado muchísimo porque a nivel familiar he vivido también mucho ese silencio. Mi abuela estuvo en un campo de refugiados cuando era una niña. La dieron por desaparecida tres años de su vida. Estaba en el sur de Francia. La daban por muerta.
Su hermana mayor, mi tía Lola, venían de Extremadura, se refugiaron en Barcelona, pero mi abuela y sus hermanos estuvieron desaparecidas y ella nunca me contó nada de esto. Entendí por su carácter y la vida que había vivido que ese silencio se lo iba a llevar con ella. En mi primer disco quería hablar de esa transmisión del silencio y el tabú. Las dos pelis hablan también de tabús que resuenan muchísimo en un universo más contemporáneo, y desde las mujeres, de lo que somos ahora.
Mujeres que en el caso de Polvo serán hablan sobre la eutanasia. ¿Está ya interiorizado en España como derecho, también respecto a los relatos que existen sobre ella?
La película es compleja porque no solo trata de esto. Trata de una relación de amor de una dependencia superheavy que se lleva hasta el extremo. Y habla de como toda la familia reacciona a esa solución, a esa decisión tan complicada. Pero no nos olvidemos que para ella es un alivio, porque el futuro que le queda es de dolor constante y de dependencia absoluta de esas otras personas que están asustadísimas.
Carlos decidió hacer una peli sobre un tema que nos da muchísimo miedo, nos da un terror enorme. Eso lo valoro muchísimo y para mí es muy guay poder formar parte de ella porque la música nos conecta, nos ayuda a entender más ese miedo. O como mínimo, nos refugia. Nos conecta con ello de una manera diferente.
Más allá del tema y la historia que cuenta, decide hacerlo en forma de musical, siendo un género poco explorado en España. Cuando se lo propuso, ¿qué pensó?
Además no es un musical feliz, es extraño. Carlos hubiera podido querer exagerar mucho más la parte más cómica, y no. Es sutil, más irónica, verosímil. Claudia es un personaje que ha pasado toda su vida al servicio del teatro, está en su momento final y tiene una relación con el cuerpo muy particular. Ha sido lo protagonista en su vida. Ella se acerca a través del movimiento a estas voces celestiales y misteriosas, que son su llamada a irse al otro lado.
Todo es complejo en Polvo serán, la música, el baile, las canciones no son tipo La La Land. Son más bien secuencias rítmicas, más hipnóticas. Las canciones que cantan son más accesibles en cuanto a que tienen estructura, pero no dejan de ser como una marcha fúnebre que luego es batucada.
Todo es complejo en ‘Polvo serán’, la historia, la música, el baile. Además no es un musical feliz, es extraño. Las canciones no son tipo ‘La La Land’, son más bien secuencias rítmicas, más hipnóticas
Combina diferentes proyectos con la preparación de su próximo disco. En tiempos de lanzamientos semanales de novedades, ¿le ha agobiado en algún momento los tiempos impuestos por la industria?
No. Hay artistas que por contrato tienen que generar discos cada dos años y medio. No es mi caso porque estoy en la música independiente. Me tomo mi tiempo para hacer discos atreviéndome a hacer cosas que no he hecho previamente, que para mí es importante, y también hacerlo como considero que está bien hecho.
Tengo la suerte de poder estar también en otros proyectos más de investigación, de creación pero no dentro de la canción, más en el mundo del sonido. Todo esto me nutre para aprender a producir mis propios temas y colaborar con otras personas que voy conociendo en el camino. Para mí no hay un conflicto. ¿Quiere decir que igual en el futuro quiero hacer tres discos en tres años? Pues es que igual sí. Pero ahora no.
Además va a ser su primer disco en solitario, ¿cómo lo está llevando?
Genial. Es lo que necesitaba. La fase de compartir proyecto estaba llegando a un punto en el que no me sentía creativamente a gusto. Me sentía muy atrapada en una inercia que al principio, cuando empecé, me fue muy bien y fui muy feliz, pero que simplemente no avanzó con las necesidades artísticas que yo tenía. Estoy muy contenta también de haberlo vivido, para ahora darme cuenta de que donde ahora estoy bien es así, en solitario. Pudiendo tener la última palabra en lo que se hace, entendiendo cómo se gasta el dinero. Es la mejor decisión que he podido tomar. Es un disco superpersonal, el más íntimo que he podido hacer.
Necesitaba sacar un disco en solitario. Me sentía muy atrapada en una inercia que al principio, cuando empecé el proyecto con Marcel Bagés, me fue muy bien y fui muy feliz, pero que no avanzó con mis necesidades artísticas
La inteligencia artificial está generando mucho debate, usted está trabajando y experimentando con ella. ¿Deberíamos tenerle menos miedo y aprovechar sus posibilidades?
A mí me ha tocado vivir en esta época y es una herramienta global, avanza ultrarápida y es una revolución tecnológica que nos está afectando y va a cambiar muchas realidades como las entendemos. El miedo a eso es un miedo superantiguo. Toda revolución tecnológica tiene su miedo. Yo como artista lo que escojo es entenderlo. ¿Cómo funciona esto? ¿Qué se puede y no se puede hacer? ¿Quiénes saben de esto? Intento acercarme y hacerlo útil para mí. Ese miedo es lógico, pero el miedo no es hacia la tecnología, es hacia quien la tiene. ¿Quién la controla? ¿Qué monopolios se crean con ella?
Holly Herndon, que es una pionera en esta tecnología, me inspiró muchísimo. El año pasado tuve la oportunidad de hacer una instalación sonora utilizando IA en el CCCB. También gané una beca europea de Arte y Ciencia y he estado un año siendo artista residente en el Barcelona Supercomputing Center, creando instrumentos digitales a través de mi voz.
Hay muchos temas calientes en eso. Por ejemplo, cómo se crean las librerías con las que se entrenan los grandes modelos. Básicamente, se descargaron todo internet, por tanto, se entrenan con material de artistas. Los grandes modelos son privados, ahora hay iniciativas de hacer modelos públicos. También hay incluso proyectos para identificar si los grandes proyectos se han entrenado con material tuyo y puedes quitarlo. Hay mucha gente haciendo cosas superpotentes, pero están un poco avanzadas a lo que es el público general, que se queda igual en las ficciones especulativas tipo la última película de Misión imposible, que es la típica en la que la IA es un personaje que va a controlar el mundo. Y no, va a ser más bien Donald Trump, Elon Musk, que van a conseguir el monopolio de esto y destruir todo. Pero no les hace falta esta tecnología.
¿Cómo ha trabajado con la IA para su obra?
Hay muchos modelos diferentes de voz que pueden hacer cosas diferentes. Yo lo que he hecho es entrenar varios con librerías a partir de mi voz. Y con eso tengo un coro de Marías que las uso para componer y para instalaciones sonoras, como María Choir, que tiene ya 14.000 voces que han dado su consentimiento y las estamos entrenando para crear una voz colectiva que no puede tener solo un dueño. Eso ya es una especie de trabajo sobre el consentimiento, de los derechos digitales. Un trabajo de experimentación más a nivel legal y artístico. Esta tecnología nos permite eso.
El público general se queda en las ficciones especulativas tipo la última película de ‘Misión imposible’, en la que la IA es un personaje que va a controlar el mundo. Y no, son Donald Trump o Elon Mask los que van a conseguir el monopolio y destruirlo todo
De cara a la gira, parece que cada vez tienen que pasar más cosas en el escenario, no siempre en directo. ¿En qué posición está usted?
Mi sueño en el mundo de la música es que haya diversidad. Una escena cultural rica es una escena que es diversa, que hay proyectos de una manera y de otra. Es muy importante que haya música en directo, que puedas conectar con los instrumentos, pero creo que hay proyectos que no van de eso, que van simplemente, sobre todo en la música pop más mainstream, de conectar, y a veces puedes hacerlo a través de instrumentos y a veces no. Lo interesante es que pueda haber proyectos muy diferentes y que todos sean sostenibles.
¿Qué importancia le da a los premios?
Intento que no me afecte mucho, pero al final te hace ilusión cuando te nominan, y más si ganas. Siempre es guay, pero por ejemplo, algo muy bonito de los Goya, Gaudí y Feroz es poder conocer al resto de nominados y nominadas. Que son personas que a lo mejor si no fuera a través de esta experiencia que compartes, porque a todas nos hace ilusión, no las conocerías. También conocer a otros artistas que están nominados. Me lo paso superbién socializando en estos espacios de reconocimiento.
¿Pueden ser los Goya un espacio para generar nuevas sinergias con otros artistas para futuros proyectos?
Me muero por conocer a Pedro Almodóvar. Me encanta el cine. No me veo dirigiendo y como actriz soy fatal, pero poder estar ahí por un ratito… No sabes cuántas veces vas a estar nominada, es un poco lotería. Pero que el mismo año que yo, esté Pedro Almodóvar, C Tangana, la Tania, Yerai, Valeria, Alondra, un montón de actrices increíbles, María Rodríguez, Carolina Yuste. Los de Segundo premio. Los voy a conocer a todos y me hace superilusión. Me da rabia que no estén nominadas Najwa Nimri ni Ángela Molina, porque se lo merecían sin ningún tipo de duda. Pero bueno, no soy académica así que no pude votar.
Vídeo de la entrevista completa
Vídeo: Javier Cáceres, Nando Ochando