Cómo romper el techo de cristal

España es uno de los países que está más cerca de alcanzar la igualdad de género. Sin embargo, no debemos olvidar que la igualdad plena aún no se ha alcanzado y el camino hacia ella es complejo

En su informe “Women, Business, and the Law, 2024” (WBL), el Banco Mundial alertó sobre la brecha de género a nivel global, más amplia de lo esperado, tras analizar indicadores de 190 países. A pesar de los avances significativos en las últimas décadas, en el año 2024 las mujeres disfrutaban de menos de dos tercios de los derechos disponibles para los hombres. La brecha de género es aún mayor en la práctica y por ello se evalúa también la brecha entre las reformas legales y su implementación. España destaca como uno de los 14 países que alcanzan un 100 % de igualdad de género ante la ley y se encuentra entre los diez primeros en cuanto a la implementación de medidas para hacer cumplir las leyes de igualdad de oportunidades. 

Otro informe, el “Global Gender Gap, 2024” publicado por el Foro Económico Mundial (WEF), advierte de que, al actual ritmo de progreso, se necesitarían cinco generaciones para lograr la plena igualdad de género, lo que nos llevaría hasta el año 2.158. España ocupa el décimo puesto entre 146 países evaluados. 

Ambos informes abordan la situación de las mujeres en la mayoría de los países del mundo y, aunque reflejan un panorama más negativo en los países en desarrollo, arrojan resultados sorprendentes en países teóricamente más avanzados, como Italia, que no alcanza un 100 % de igualdad ante la ley, obteniendo la misma puntuación que Togo en el indicador WBL y situándose en el puesto 87 en el Global Gender Gap del WEF.

Para analizar la posición de España en Europa en términos de igualdad de género, se utilizan datos del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE) que abarcan más de una década. La situación de los países de la Unión Europea (UE) se evalúa mediante 31 indicadores distribuidos en seis ámbitos: trabajo, dinero, conocimiento, tiempo, poder y salud y se resume en un índice que toma valores de 1 a 100, donde 100 indica igualdad plena. 

Según el último índice publicado por EIGE, basado en datos del año 2022, la UE obtiene una media de 71 puntos, con Suecia en la mejor posición con 82 puntos y Rumanía en la posición más baja con 57,5 puntos. España se sitúa por encima de la media europea, con 76,7 puntos. Desde 2010, la media de la UE ha avanzado 7,9 puntos, mientras que España ha mejorado 10,4 puntos, pasando de la séptima posición entre 2010 y 2018 a la cuarta desde 2021, solo por detrás de Suecia, Dinamarca y los Países Bajos. Aunque España ha mejorado notablemente en la última década, es importante examinar los detalles para comprender en qué áreas lidera la igualdad en Europa y en qué campos aún queda trabajo por hacer.

A pesar de su destacada posición global, España presenta contrastes en los seis ámbitos analizados. En los ámbitos de dinero y trabajo su situación es bastante mediocre, ocupando los puestos 16 y 18, respectivamente. 

En el ámbito de dinero, que evalúa la desigual situación económica y los recursos financieros de mujeres y hombres, España ha mantenido una posición estable sin grandes avances ni retrocesos. En el ámbito de trabajo, que mide las desigualdades en la calidad del trabajo, salarios y las oportunidades de promoción, aunque España se ha mantenido siempre por encima de la media de la UE, su posición ha empeorado, pasando de la posición 11 en 2010 a 18 en 2022. Esta pérdida de posiciones de España en igualdad en el trabajo se explica en parte por la participación de las mujeres en empleos a tiempo completo, cuya tasa es 14 puntos porcentuales inferior a la de los hombres. A pesar de la mala puntuación en el ámbito de trabajo, España destaca en cuanto a la duración de la vida laboral, donde presenta una brecha de 3,7 años menos de vida laboral para las mujeres que para los hombres, mientras que, por ejemplo, en Italia, el país con peor puntuación en este dominio, las mujeres tienen una vida laboral casi 10 años inferior a los hombres. 

En el lado positivo, España destaca en los dominios de tiempo, conocimiento y salud donde se sitúa entre los puestos quinto y sexto. En los tres campos, España ha mejorado notablemente, especialmente en el reparto de las actividades de cuidado. La brecha de género se ha reducido a la mitad, gracias a una participación más equilibrada de hombres y mujeres en los cuidados de niños y mayores y en las labores domésticas. Este avance parece ser más fruto de un cambio de mentalidad social con respecto a estereotipos de género que de reformas legislativas. 

Finalmente, España obtiene sus mejores resultados en el ámbito de poder, donde ocupa la tercera posición en 2024, habiendo ganado dos posiciones desde 2010 y mejorando su puntuación en casi 30 puntos porcentuales. Este dominio evalúa la presencia de mujeres en puestos de liderazgo en política, negocios, medios y deporte. España supera holgadamente la media de la UE en los ocho indicadores utilizados para evaluar este dominio, destacando el segundo puesto en los puestos de alta dirección empresarial ocupados por mujeres, donde solo es superado por Francia. 

España es uno de los países que está más cerca de alcanzar la igualdad de género. Sin embargo, no debemos olvidar que la igualdad plena aún no se ha alcanzado y el camino hacia ella es complejo. Algunos avances se pueden atribuir a políticas públicas, como se refleja en el informe del Banco Mundial, que evalúa tanto la igualdad ante la ley como su implementación efectiva. Otros avances, como la mayor participación masculina en tareas de cuidados, reflejan un cambio de actitud en la sociedad, que a menudo precede a los cambios legales. Asimismo, la mayor participación de las mujeres en puestos de liderazgo puede explicarse tanto por la introducción de cuotas de género como por transformaciones en la percepción social. Para romper el techo de cristal y lograr la igualdad, es fundamental que tanto las políticas públicas como las actitudes sociales continúen avanzando de la mano. 

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