Los investigadores han encontrado hasta 100 veces más partículas de menos de 50 micrómetros, lo que sugiere que estudios anteriores, con técnica menos sensibles, pueden haber subestimado el impacto de estos contaminantes
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Un equipo de investigadores de la British Antarctic Survey (BAS) han descubierto concentraciones de hasta 3.000 partículas de microplásticos por litro de nieve cerca de algunos de los campamentos más remotos de la Antártida. El 95% de estas partículas era de menos de 50 micrómetros (el tamaño de la mayoría de las células humanas), lo que sugiere que estudios anteriores pueden haber subestimado el alcance de la contaminación por microplásticos en la región debido a métodos de detección menos sensibles.
El estudio, que se publica esta semana en la revista Science of the Total Environment, se llevó a cabo en campamentos de trabajo de campo en los glaciares Unión y Schanz (cerca de las montañas Ellsworth), donde los investigadores estaban realizando trabajo de campo, y en el Polo Sur, donde el Programa Antártico de los Estados Unidos tiene una estación de investigación.
Una abundancia 100 veces mayor
Esta es la primera vez que se ha utilizado una técnica nueva y avanzada para detectar microplásticos tan pequeños como 11 micrómetros (aproximadamente el tamaño de un glóbulo rojo) en la nieve de la Antártida.
La abundancia de microplásticos en estas muestras de nieve era 100 veces mayor que en estudios anteriores de muestras de nieve antártica
La nueva técnica implica derretir la nieve a través de un papel de filtro y escanearlo a alta resolución, utilizando espectroscopia infrarroja, de modo que se puedan identificar partículas mucho más pequeñas que las que se hallan mediante la tradicional selección manual de partículas y fibras para su análisis en el laboratorio. “De hecho, descubrimos que la abundancia de microplásticos en estas muestras de nieve era 100 veces mayor que en estudios anteriores de muestras de nieve antártica”, asegura Emily Rowlands, ecóloga marina del British Antarctic Survey (BAS) y coautora del artículo.
Fuentes locales de contaminación
En los tres sitios donde los investigadores recogieron muestras de nieve, identificaron tipos comunes de plástico como poliamida (utilizada en textiles), tereftalato de polietileno (presente en botellas y envases), polietileno y caucho sintético. La poliamida representó más de la mitad de los microplásticos que encontraron los investigadores y se descubrió en todas las muestras tomadas cerca de los campamentos de campo, aunque no en el sitio más remoto, donde maestrearon como grupo de control.
Kirstie Jones-Williams, una de las autoras del trabajo.
“Creemos que esto significa que existen fuentes locales de contaminación por plástico, al menos en lo que respecta a la poliamida”, Clara Manno, ecóloga oceánica del BAS. “Esto podría provenir de la ropa de abrigo o de las cuerdas y banderas que se utilizan para marcar rutas seguras dentro y alrededor del campamento.
Esto podría provenir de la ropa de abrigo o de las cuerdas y banderas que se utilizan para marcar rutas seguras dentro y alrededor del campamento
Los autores del estudio quieren realizar más investigaciones para comprender completamente las fuentes de contaminación por microplásticos en la Antártida: qué parte es local y qué parte se transporta a largas distancias. Su intención es explorar la mejor manera de reducir esta contaminación plástica en uno de los lugares más prístinos de la Tierra.
Imagen aérea de la Antártida.
Las implicaciones más amplias de los microplásticos en este desierto helado aún no se comprenden del todo. Algunas investigaciones sugieren que los microplásticos podrían afectar el albedo de la nieve (la cantidad de luz que refleja) y la rapidez con la que se derrite. También pueden transportarse a áreas de importancia ecológica. Ya se han detectado microplásticos en varias especies de pingüinos, focas y peces, y un estudio reciente de BAS reveló que los microplásticos también podrían estar reduciendo la cantidad de carbono que unas diminutas criaturas parecidas a camarones llamadas krill transportan al fondo marino.
Una contaminación “generalizada”
“A pesar de las estrictas regulaciones sobre los materiales que ingresan a la Antártida, nuestros hallazgos revelan contaminación por microplásticos incluso en áreas remotas y altamente controladas”, afirma Kirstie Jones-Williams, quien realizó el trabajo de campo en los campamentos remotos y es coautora del artículo. En su opinión, esto subraya la naturaleza generalizada de la contaminación plástica, lo que demuestra que ningún lugar en la Tierra está realmente intacto.
“Nuestra investigación destaca la necesidad de aprovechar la presencia antártica existente para un monitoreo sostenido”, defiende Jones-Williams. “Mientras el mundo busca la rendición de cuentas a través del Tratado Mundial sobre Plásticos de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, las evaluaciones periódicas en entornos tan prístinos podrían proporcionar evidencia crítica para la formulación de políticas y la acción”.
Vectores de contaminantes y microorganismos
“Es una evidencia más de que los microplásticos llegan a los lugares más recónditos del planeta”, asegura Miguel González Pleiter, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) que no ha participado en el estudio. El científico recuerda que hasta 2017 no ha habido pruebas directas de la presencia de estos microplásticos en la Antártida, pero desde entonces se ha hallado en zooplancton, peces y aves.
González Pleiter, cuyo equipo identificó por primera vez microplásticos en agua dulce antártica en 2022, considera que tiene sentido que el origen de estas concentraciones halladas por los británicos sea local. “A priori, concentraciones tan altas parecería difícil que llegaran por vía atmosférica”, apunta a elDiario.es. También recuerda que el principal efecto pernicioso de este material es que actúa como vector de contaminantes y microorganismos. “Son como autobuses, se les puede pegar un contaminante y luego liberarse o llegar a lugares donde nunca habrían llegado de otra manera”, concluye.