El portavoz en el Congreso se convertirá en nuevo líder del principal partido vasco tras un acuerdo entre bambalinas que implica un reparto de puestos en la nueva dirección, en la que entrarán Joseba Díez Antxustegi, Markel Olano, Javi Ollo, Manu Tejada o Maitane Ipiñazar
Aitor Esteban confirma que quiere ser presidente del PNV y agradece la retirada de su “amigo” Ortuzar
En cuestión de semanas, Aitor Esteban (Bilbao, 1962) se convertirá en el nuevo presidente del PNV. El apoyo que el hasta ahora portavoz en el Congreso se ha granjeado entre las bases y el creciente respaldo de cargos orgánicos e institucionales en Bizkaia, la más fuerte e influyente de las organizaciones territoriales del partido, han forzado a que Andoni Ortuzar (Sanfuentes, 1962) haya renunciado a continuar en el cargo. Es una decisión política de calado y que trasciende a Euskadi, ya que por las manos de Ortuzar han pasado asuntos de Estado como la moción de censura de Mariano Rajoy y Esteban dejará un hueco difícil de reemplazar en las Cortes Generales. El adiós ha sido confirmado por carta primero y después en un vídeo en el que Ortuzar, el hombre que adornaba todos sus mítines con chistes, aparecía serio y sin improvisar ninguna palabra. Se va un líder político que combina dotes de negociación y mano firme en la toma de decisiones.
El adiós, necesariamente adornado con llamamientos a la “unidad” porque la realidad es que el PNV se abocaba a una fragmentación interna muy fuerte si se consumaba una pugna entre Ortuzar y Esteban, se ha cocinado con discreción y a varias bandas en los últimos días. Según fuentes internas, en la nueva dirección, habrá tres personas propuestas por Ortuzar, presumiblemente Manuel Tejada -exalcalde de Abanto y dirigente vizcaíno-, Miren Martiarena -alto cargo del Gobierno- y Andoni Busquet -exalcalde de Basauri- mientras que Maitane Ipiñazar -parlamentaria, dirigente en Bizkaia y con proyección- ha sido propuesta por Esteban. Se confía en que ahora la militancia lo salude por aclamación, aunque hasta la fecha siempre se ponía en valor que era ahí donde se tomaban las decisiones.
En el complejo sistema electoral interno del PNV hay dos vueltas. En la primera, cualquier afiliado puede lanzar un nombre. Se vota ‘batzoki’ a ‘batzoki’. Quien gane en tres de ellos puede optar a pasar a la segunda vuelta, la que ahora se va a iniciar. La realidad es que había tres candidatos en liza, Ortuzar, Esteban… y Markel Olano, impulsado desde Gipuzkoa. Pero ahora solamente habrá una opción. Esteban o Esteban. Había una cuarta candidatura crítica, la de Eneko Lekue, que no logró ese mínimo y que se sigue quejando de falta de “transparencia” y de que impera el “obstruccionismo”. El PNV no ha tenido mujeres al frente en 130 años de historia y tampoco en este proceso ha habido opciones reales para ninguna afiliada en ese sentido más allá de apoyos testimoniales a Izaskun Bilbao o Arantxa Tapia.
Esteban y Ortuzar son amigos, han tenido trayectorias políticas paralelas y representan un mismo modelo y concepción del PNV. Nacieron apenas con unos días de diferencia en el verano de 1962. Es recordado cómo en la campaña de las generales de 2019 Ortuzar agitaba una gran caricatura de cartón del candidato o cómo cantó, a voz, en grito el nombre de su colega.
Andoni Ortuzar, aupando una careta gigante de Aitor Esteban, en un mitin del PNV
El silencio de Urkullu
Pero algo se había “roto” entre ellos en las últimas semanas. El segundo ha entendido que la apuesta del primero por liderar el Euzkadi Buru Batzar (EBB) era real, que no iba a dar un paso atrás. Ha asumido que era mejor una retirada honrosa que la posibilidad de una dolorosísima derrota como final a una larga carrera y, además, dejando un partido dividido. El sector guipuzcoano del partido, tradicionalmente más soberanista y heredero de Joseba Egibar, se ha sumado al “acuerdo colectivo” y tampoco confrontará con Esteban como hiciera el propio Egibar contra Josu Jon Imaz, ahora en Repsol, hace dos décadas. Significativamente, las tres partes han usado el mismo lema “Batasuna eta indarra”. Significa “unidad y fuerza” en euskera.
Ortuzar cuenta que quiso dejarlo en 2020. Hace unos meses, lo volvió a barruntar. En el cuartel general del principal partido vasco se había valorado la opción de que el portavoz en el Congreso, muy alabado dentro y fuera de su casa, fuese un ‘plan B’ para un relevo tranquilo y continuista en caso de que decidiera dar un paso al lado, como parecía anhelar. Una dirigente, en diciembre, parecía entusiamada con la sola idea. Pero dos días antes de que las bases empezaran a votar ‘batzoki’ a ‘batzoki’ en la primera de las dos vueltas Ortuzar dijo que quería seguir. Fue tal la sorpresa que muchos medios de comunicación publicaron igualmente contenidos preparados para su adiós. Quien, por ejemplo, enseñó la puerta de salida como lehendakari a Iñigo Urkullu a los 62 años después de tres mandatos porque tocaba un cambio generacional y liderazgos a largo plazo estaba dispuesto a continuar exactamente con 62 años y exactamente después de tres mandatos.
Una afiliada contaba aquellos días que las bases no habían entendido este anuncio y muy pronto el nombre de Esteban brotó en cuatro organizaciones de Gipuzkoa y en Ermua, en Bizkaia. Pasaban los días, votaban los ‘batzokis’ y el diputado seguía sumando y sumando apoyos. En la madrugada de un sábado, por X, Esteban no solamente no paró esa ola sino que se dijo agradecido. Esteban y Ortuzar se vieron ese domingo en los premios Sabino Arana. El segundo se empeñó en hacerse una fotografía con “Aitortxu”, más huidizo, según testigos presenciales.
Por detrás, se empezó a organizar ya un equipo político con Iñigo Iturrate como jefe de la sala de máquinas. Relevantes cuadros institucionales y orgánicos de Bizkaia se sumaron. En paralelo, la sustituta de Egibar en Gipuzkoa, María Eugenia Arrizabalaga, dio la orden a todas las organizaciones del territorio para que votaran a Olano y poder hacer presión. En ese territorio, en muchos casos, el apoyo al presidente del partido fue insignificante, mínimo.
Por el contrario, el entorno de Ortuzar destacaba que su candidatura iba en cabeza. Era verdad. De unos dos centenares de asambleas se impuso en más de un centenar por una setentena de Esteban y una treintena de Olano. Siguen siendo datos extraoficiales porque la información real y detallada no existe, pero son las cifras que manejan las tres partes. En su despedida, el propio Ortuzar ha dejado caer que se va, sí, que ha escuchado el sentir de las bases, sí, pero que suma más ‘puntos’ que sus dos rivales juntos. Ahora bien, la participación también ha sido bajísima. En Eibar, por ejemplo, solamente votaron seis afiliados.
Pero en las cocinas del PNV conocían que en Bizkaia había un empate técnico entre Ortuzar y Esteban. Y el PNV hace tiempo que gira al son de Bizkaia. No han tenido un candidato de fuera de Bizkaia en autonómicas, generales o europeas –lo que el PNV considera como procesos nacionales– desde Juan José Ibarretxe en 2009. En una segunda vuelta ya con un equipo organizado y una lista desde el principio en todos los ‘batzokis’ Esteban podía tener opciones reales de vencer. Además, no tienen el mismo peso todas ellas, ya que se pasa a un sistema de compromisarios. El equipo de Esteban estaba convencido de sus fuerzas y preparaba ya el asalto a la presidencia del EBB, como contó este periódico a comienzos de esta semana. El diputado no iba a dar un paso atrás. Un detalle biográfico relevante es que la esposa de Esteban es Itxaso Atutxa, presidenta en Bizkaia doce años. El nuevo líder, Iñigo Ansola, no ha controlado el aparato en estas votaciones.
Ortuzar y Urkullu, en enero de 2013, cuando se produjo su llegada a la presidencia del EBB del PNV
“Es la mejor salida”, coinciden todas las voces consultadas. Horas antes del anuncio de Ortuzar, el lehendakari, Imanol Pradales, había apelado a la “unidad”. Pradales era el gran apoyo institucional del actual presidente. A él le debe el cargo y ha sido leal hasta el final. También Joseba Díez Antxustegi, portavoz en el Parlamento Vasco, le ha despedido agradeciéndole la confianza. Esteban ha reaccionado con otra carta en la que repetía su agradecimiento otra vez por los apoyos recibidos y ponía en valor la trayectoria de su “amigo”. “La gente está aliviada. Era una locura ir a una segunda vuelta así”, abunda un veterano del PNV tras ver las reacciones internas a la noticia. “Andoni iba a ganar, creo, ¿pero cómo iba a quedar el partido después de un proceso de estas características?”, lanza otro observador. Iñigo Urkullu, que acabó distanciado de Ortuzar, se conjuró para ser neutral en este proceso. Ahora ha reaccionado con silencio al final de la etapa de quien también era su amigo. Urkullu, Esteban y Ortuzar son los máximos exponentes de una generación que ha controlado el PNV durante lustros y que llegó a tener nombre propio, los ‘jobubi’, los jóvenes (en su momento) ‘burukides’ de Bizkaia.
Ahora, a votar la dirección
Las fuentes consuladas explican que el acuerdo para hacer presidente a Esteban incluye el reparto de la nueva ejecutiva. Olano, exdiputado general de Gipuzkoa entre 2007 y 2011 con el apoyo de EA y después de nuevo de 2015 a 2023 en coalición con el PSE-EE, será uno de los hombres fuertes del nuevo EBB sí o sí. Significativamente, ha sido el primero en asegurar que Esteban será un “magnífico” líder para el PNV. Con él entrará otro guipuzcoano, previsiblemente Jon Gambra, director de Derechos Humanos en Gipuzkoa y exmiembro del GBB.
La dirección nacional ofrecerá una imagen completamente renovada. Es altamente probable que de los ocho ‘burukides’ que han acompañado a Ortuzar no quede ninguno, con la excepción de María Eugenia Arrizabalaga que sigue en el EBB pero como presidenta de Gipuzkoa. Como representante territorial también continúa Unai Hualde de Navarra, por ejemplo. Pero se da por hecha la salida de Joseba Aurrekoetxea, el valido de Ortuzar y poderoso responsable de Organización. Y de Koldo Mediavilla y Xabier Barandiaran. Mireia Zarate, Ana Ester Furundarena y Mikel Burzako terminarían también su etapa en la dirección nacional del PNV.
A cambio, se da por hecha la entrada de dos jóvenes activos. Son Joseba Díez Antxustegi, portavoz parlamentario desde 2024 y alavés, y Javier Ollo, alcalde de Alsasua, en Navarra, que es también parlamentario foral. Nacieron en 1992 y 1991, respectivamente. Los cuatro puestos vizcaínos, a tenor de las fuentes consultadas, recaerán en Tejada, Martiarena, Busquet e Ipiñazar. El sector crítico de Lekue sí quiere presentar nombres alternativos a esta ‘plancha’. El propio excandidato quiere ser ‘burukide’, al igual que Olatz Jauregi y David Salinas-Armendariz.
Maitane Ipiñazar