El núcleo de la Tierra no solo ha reducido su velocidad: su superficie también está cambiando de forma

Un nuevo trabajo muestra que el interior del planeta podría haber experimentado cambios en su forma en las últimas dos décadas y su superficie es menos sólida de lo que se creía, lo que nos ayuda a comprender mejor sus propiedades y estructura

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La publicación de un estudio que mostraba que el núcleo interno de la Tierra ha empezado a girar más lento que el manto tuvo un gran impacto mediático hace dos años. Ahora, un equipo de investigadores ha utilizado mediciones aún más precisas de ondas sísmicas y aporta un nuevo hallazgo: el núcleo no solo ha variado su velocidad, sino que también está cambiando de forma.

En este nuevo trabajo, publicado este lunes en la revista Nature Geoscience, el equipo de John Vidale ha analizado las ondas sísmicas generadas por 168 pares de terremotos repetidos antes y después de 2010, la fecha en que se identificó la ralentización, lo que significa que cualquier diferencia en las ondas sísmicas dentro de cada par no podía deberse a diferencias causadas por la velocidad de rotación. 

Los autores descubrieron que las ondas que solo rozaron el núcleo interno son diferentes, lo que, según sostienen, se explicaría por los cambios temporales en la forma del núcleo interno. Según Vidale y su equipo, los cambios parecen estar localizados cerca de la superficie del núcleo interno, que puede sufrir una deformación viscosa, cambiando su forma y desplazándose en el límite superficial. “Lo que acabamos descubriendo es evidencia de que la superficie cercana al núcleo interno de la Tierra sufre cambios estructurales”, dice Vidale. 

Lo que acabamos descubriendo es evidencia de que la superficie cercana al núcleo interno de la Tierra sufre cambios estructurales

John Vidale
Investigador de la USC y autor principal del estudio

Los autores también creen que el hallazgo arroja luz sobre las pequeñas alteraciones que está experimentando la duración del día, que podrían estar conectadas a la desaceleración actual del núcleo interno. “Se sabe que el núcleo externo fundido es turbulento, pero no se había observado que su turbulencia perturbara a su vecino, el núcleo interno, en una escala de tiempo humana”, subraya Vidale. “Lo que estamos observando en este estudio por primera vez es probablemente que el núcleo externo perturba al núcleo interno”.

Un nuevo efecto desconocido

“Este nuevo estudio viene a intentar resolver la controversia sobre estos cambios que se habían medido en la velocidad de las ondas sísmicas”, explica Nahúm Méndez Chazarra, geólogo y divulgador. “Y trae una conclusión muy interesante que confirma que, efectivamente, la velocidad de rotación del núcleo va cambiando con el tiempo, pero podría sumarse otro efecto: cambios en el relieve del propio núcleo interno”. 


Capas internas de la Tierra, entre ellas el manto, el núcleo externo y el núcleo interno.

En opinión de Chazarra, esto nos da una imagen muy diferente del núcleo interno, que ya no es una capa “estática”, sin cambios, y que va rotando al unísono. “Lo que vemos es justamente al revés, un lugar dinámico donde se producen cambios que ahora vamos a poder reconocer mejor gracias a las ondas sísmicas”.

Lo que vemos es que el núcleo es un lugar dinámico donde se producen cambios que ahora vamos a poder reconocer mejor gracias a las ondas sísmicas

Nahúm Méndez Chazarra
Geólogo y divulgador

“No hay duda de que el centro de la Tierra es uno de los lugares más misteriosos e inaccesibles del planeta”, asegura Maurizio Mattesini, catedrático de Geofísica en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en declaraciones al SMC. Con una temperatura de entre 6.000 y 7.000ºC, recuerda, “el núcleo interno sólido de la Tierra desempeña un papel importante en el mantenimiento del campo magnético del planeta y potencia la tectónica de placas, ambos elementos fundamentales para la vida en la Tierra y en otros planetas terrestres”.

La intensidad del campo magnético se debe al movimiento del hierro en el núcleo externo y ambos núcleos se encuentran acoplados por fuerzas electromagnéticas, recuerda Javier Fernández Lozano, geofísico de la Universidad de León. Por este motivo, una variación en uno debería condicionar el comportamiento del otro, “pero saber hasta qué punto es más complicado y conviene ser cautos hasta que existan más trabajos sobre estas interacciones y su posible efecto en el campo magnético terrestre”.

“Conocer cómo funciona el interior terrestre es fundamental para poder entender los procesos que ocurren en la superficie”, añade Fernández Lozano. “El vulcanismo, la sismicidad, los movimientos de placas, son procesos que muestran la interacción entre las distintas capas del planeta, desde las más externas a las más profundas. Conocer mejor las segundas, permitirá mejorar también el conocimiento sobre las primeras”. 

Para Mattesini, el resultado es muy interesante porque “pone de manifiesto que pueden existir cambios simultáneos en su rotación y forma, siendo este último un aspecto que merece una investigación mucho más detallada”, asegura. “Un análisis más profundo de las anomalías en la forma del núcleo interno podría llevar a reescribir la historia multidecadal de su rotación diferencial con respecto al resto de la Tierra”.

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