La empresa de análisis genéticos 23andMe se declara en quiebra y pone en duda los datos de ADN de 15 millones de personas

La compañía busca comprador para sus activos, entre ellos las bases de datos con información genética de sus clientes

Hemeroteca – Un ciberataque a una firma de análisis de ADN filtra millones de datos genéticos de judíos asquenazíes

La empresa de análisis genéticos 23andMe se ha declarado en quiebra tras años de dificultades económicas. La compañía fundada en 2006 llegó a estar valorada en más de 6.000 millones de dólares tras su salida a bolsa en 2021, pero su incapacidad de lograr beneficios y establecer un modelo de negocio rentable la ha abocado a la bancarrota. Su directora ejecutiva ha dimitido este lunes y la empresa afrontará a hora un proceso de venta de sus activos bajo supervisión judicial, durante el que se ha comprometido a mantener su actividad comercial.

“A través de este proceso, buscaremos un socio que comparta nuestro compromiso con la privacidad de los datos de nuestros clientes y que nos permita continuar con nuestra misión de ayudar a las personas a acceder, comprender y beneficiarse del genoma humano. Es importante destacar que este paso nos permite continuar operando nuestro negocio mientras trazamos el camino a seguir”, ha afirmado 23andMe en una carta enviada a sus clientes, en la que recalca que estos mantendrán el acceso a su información por el momento y que esta seguirá protegida.

23andMe fue la lanzadora de un nuevo sector de empresas digitales que ofrecen pruebas de ADN a precios moderados. El cliente debía tomar una muestra de su saliva con un bastoncillo y enviarla a los laboratorios de la empresa. Con esta información, esta preparaba un informa de los lugares de origen de sus ancestros y arrojaba luz sobre su árbol genealógico. También conectaba a los usuarios con sus familiares lejanos que también hubieran registrado su ADN en 23andMe.

La privacidad de los datos será un factor importante en cualquier posible transacción

23andMe

El servicio nunca estuvo exento de críticas. Al principio, centradas en la rigurosidad científica de marcar “lugares de origen” de determinadas líneas de ADN. Sin embargo, estas se tornaron de mayor calado cuando 23andMe comenzó a ofrecer previsiones sobre posibles enfermedades hereditarias de los usuarios y varió el foco de su negocio hacia la salud. A partir del análisis casero de la saliva, la empresa incluía un informe médico que anticipaba su predisposición a sufrir cáncer o alzhéimer. Finalmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU le prohibió hacer este tipo de informes y a dejar claro que no tenían validez científica.

La duda que siembra el proceso de quiebra es el futuro de los datos genéticos de los más de 15 millones de personas que se hicieron análisis con 23andMe. Aunque la compañía asegura que busca “un socio” y que mantendrá su servicio, es el hecho de no haber encontrado ese aliado estratégico lo que la ha abocado a la quiebra. “Tras una evaluación exhaustiva de las alternativas estratégicas, hemos determinado que un proceso de venta bajo supervisión judicial es la mejor opción para maximizar el valor del negocio”, ha declarado Mark Jensen, presidente y miembro la junta directiva en otro comunicado.

“Esperamos que este proceso impulse nuestros esfuerzos para abordar los desafíos operativos y financieros que enfrentamos, incluyendo mayores reducciones de costos y la resolución de responsabilidades legales y de arrendamiento”, ha añadido Jensen. “Nos comprometemos a seguir protegiendo los datos de los clientes y a ser transparentes en la gestión de los datos de los usuarios en el futuro. La privacidad de los datos será un factor importante en cualquier posible transacción”, ha aseverado.

La seguridad de datos tan sensibles como el ADN y la conveniencia de que estos se almacenen en bases de datos privadas como la de 23andMe ya quedó en duda en 2023, cuando un ciberataque logró robar información de siete millones de usuarios del servicio. En aquella ocasión, los atacantes buscaron los lazos familiares de judíos asquenazíes, aunque su objetivo nunca quedó claro. Más tarde, sacaron a la venta los datos robados en la dark web. 23andMe pagó 30 millones de dólares el pasado septiembre a los afectados para cerrar la demanda que interpusieron contra ella.

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