La jueza le pisa los talones al aforado Carlos Mazón: tres meses de propaganda del PP ‘noqueada’ por la instrucción de la DANA

Las pesquisas de la causa, con la cronología del día de autos como trasfondo, apuntan a que la decisión de enviar el Es-Alert estuvo condicionada por la desconexión del president y cuestiona el argumentario de los populares

Hemeroteca – Un fardo judicial persigue a Mazón: el nexo causal de 228 homicidios imprudentes de la DANA

Cómo pasa el tiempo. Los tres meses transcurridos desde que la jueza de la DANA, el pasado 10 de marzo, imputara a la exconsellera Salomé Pradas y al exsecretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso, han sido frenéticos. A velocidad de crucero, la instructora ha derribado por activa y por pasiva todo el argumentario —léase propaganda— del inquilino del Palau de la Generalitat, Carlos Mazón, y del PP. Ni el papel de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ni el de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), ni el de la Delegación del Gobierno, ni el de la Unidad Militar de Emergencias (UME) han sido cuestionados por la magistrada, a pesar de haberse convertido en las principales dianas de los populares valencianos. Al contrario: la jueza ha elogiado la declaración del principal testigo de la Aemet; ha reiterado que los datos vitales del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la CHJ sobre el aumento del barranco del Poyo llegaron al Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat (otra cosa es que no hicieran caso); ha rechazado investigar a Pilar Bernabé, y ha afirmado que la intervención de la UME fue “claramente positiva”. Prácticamente cada auto de la jueza ha sido un suplicio para el PP.

La propaganda emitida desde el Palau ha llegado a negar el análisis concreto de la realidad concreta, que decía Lenin, cuestionando durante meses que el mando único de la emergencia lo ostentara la Generalitat. Claro, luego llega una jueza (que no es una funcionaria, es un poder del Estado) y te tumba enseguida la retahíla de falsedades. Por otro lado, no era difícil imaginar que alguien mentía. Cuando era candidato a president, en una entrevista en El Temps, el periodista Víctor Maceda le preguntó (con cierta mala baba) cuál era el último libro que había leído en valenciano: tras unos sospechosos puntos suspensivos, Mazón contestó: “…Doncs crec que fa poc vaig estar rellegint alguns capítols del Tirant lo Blanc”.

Tanto la Fiscalía, con un papel secundario en la causa, como —más importante— la sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia, encargada de resolver los numerosos recursos de apelación en el marco del procedimiento, han avalado de plano las principales tesis de la jueza. Salomé Pradas era la responsable de “determinar las medidas de protección a la población”, tal como marca la normativa. En eso, al menos, ya no hay discusión alguna.

La instrucción ha aflorado numerosa información que la sociedad valenciana merece conocer y que solo un juzgado puede solicitar sin que se la denieguen. Con los informes oficiales y las declaraciones de los testigos, poco a poco, vamos aclarando qué pasó en la desastrosa reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) del pasado 29 de octubre, aciago día de la DANA que ha dejado 228 fallecidos.

Un ejemplo muy reciente: el testigo Juan Ramón C., jefe de la Unidad de Análisis y Seguimiento del Riesgo del Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat, ha asegurado este martes que fue Pradas quien le dictó el mensaje del Es-Alert. Un aviso que la jueza considera “tardío” y “erróneo” en su contenido y que se erige en uno de los puntales principales de la causa (no el único). Cuando la alerta automática llegó a los móviles a las 20.11 del día de autos, ya había fallecidos y cientos de ciudadanos permanecían atrapados por las inundaciones.

La clave de la cronología

La clave de esta causa es la cronología. Igual que en un procedimiento por corrupción las pruebas importantes son el rastro del dinero, las comisiones rogatorias o las escuchas telefónicas o en un crimen de sangre las pruebas de ADN. El ejercicio de cruzar las llamadas de Pradas (reseñadas en un acta notarial publicada íntegra por elDiario.es) con las horas contrastadas de lo que ocurrió sobre el terreno y en el Cecopi apunta a hipótesis cada vez más sólidas. Carlos Mazón, vaya usted a saber por qué, estuvo desconectado en las horas más críticas de la emergencia. Un dato interesante son las 19 llamadas telefónicas de Salomé Pradas a Mazón y a su equipo en Presidencia.

El informe pericial aportado por el otro investigado, que considera que actuó con “encomiable diligencia”, también resulta revelador y dice mucho del talante y procedimiento de quien dirigía la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias.

Varios testigos han declarado que el Es-Alert no se envió hasta que Pradas dio el visto bueno. El intercambio de comunicaciones entre la entonces consellera y su jefe aporta pistas sobre cómo se tomó la decisión de enviar el mensaje. La misión de la instructora está clara: acreditar el nexo causal entre la negligente actuación de la Generalitat y los 228 presuntos homicidios imprudentes.

El mismo testigo ha confirmado, al igual que otros técnicos que le precedieron en las testificales, que en el Centro de Emergencias de l’Eliana recibieron el correo electrónico del SAIH sobre el caudal del barranco del Poyo de las 18.43. Sin embargo, Juan Ramón C. no lo comunicó al Cecopi: interpretó que era innecesario, al haber cinco representantes de la CHJ en la reunión. El testigo, con décadas de experiencia en Emergencias (ya vivió la catástrofe de la presa de Tous en 1982), aclaró que desconocía que, cuando llegó el aviso del SAIH, el Cecopi estaba pausado.

Las pausas del Cecopi constituyen un notable problema para la estrategia de las defensas. A toro pasado, todos toreros, vienen a decir las defensas. Pero, ¿qué sentido tenía pausar la reunión en un momento extremadamente crítico de aquella trágica tarde? Además, no fue una breve interrupción para ir al baño o fumarse un cigarrillo. Fue una primera pausa de, nada más y nada menos, que una hora. La reunión solo se reanudó cuando la delegada del Gobierno advirtió a Pradas de que la alcaldesa de Paiporta le había llamado informándole de que la localidad de l’Horta Sud estaba completamente inundada.

Cualquiera con dos dedos de frente diría que aquella decisión de interrumpir el Cecopi fue una negligencia (o algo muy parecido). Para la instructora, la pausa apuntala la “grosera negligencia” que imputa indiciariamente a los dos investigados, según dijo en un auto del pasado 8 de mayo.

Una magistrada nítida

Una de las cosas buenas de la jueza Nuria Ruiz Tobarra es que no se anda con rodeos, lo cual es de agradecer. Cuando el director general de Emergencias, Alberto Martín Moratilla, le envió un informe de apenas dos páginas sobre el Cecopi argumentando que se pausó para un “trabajo exclusivamente presencial”, la magistrada tildó la explicación de “absurda”.

Otro ejemplo del suplicio para el PP: el jefe de Climatología de la Aemet, José Ángel Núñez, dijo en su declaración del pasado 2 de junio que grabó menos de un minuto de la reunión del Cecopi. Fue el primer testigo del Cecopi que apuntó directamente a Carlos Mazón. La propaganda del Palau enseguida se activó. Un conseller se refirió al testigo como un “meteorólogo/espía”. Dos días después, la jueza avaló como “plenamente” lícita la grabación y dijo que la testifical de Núñez fue de “grandísima utilidad”. O el PP tiene muy mala suerte o la propaganda ya no les funciona.

Aunque eso son, prácticamente, batallas secundarias en el marco de la instrucción. La clave de esta causa —insisto— reside en la cronología. Si hacemos un ejercicio de abstracción, lo cierto es que, el 29 de octubre, Mazón compareció brevemente a las 11.47 (en un hueco de su atareada agenda ajena a la DANA) para dar prácticamente por terminada la emergencia, denotando por lo demás que el caos en el equipo de Emergencias empezó pronto. Y solo a las 21.30 reapareció el aforado para pedir a la población que se refugiara en altura, unos consejos que la jueza tildó de “completamente inútiles”, a tenor de la trasnochada hora en que fueron expresados.


Fotograma de las cámaras de seguridad de la llegada al Cecopi de Mazón a las 20:28 del 29 de octubre.

Nadie de la Generalitat compareció, aparte de un torpe Mazón; ni siquiera después de activar la UME en Utiel a las 15.30, cuando el president permanecía desconectado degustando los platos del Ventorro en compañía de la periodista Maribel Vilaplana. Ni siquiera compareció nadie de la Generalitat cuando, a partir de las 18.00, la CHJ alertó del peligro en la presa de Forata. Y eso que, tal como dijo acertadamente Mazón en su primera comparecencia en las Corts Valencianes tras la DANA, era un peligro “apocalíptico”.

La jueza en ningún momento ha ocultado sus cartas. El 10 de marzo ya ofreció a Carlos Mazón la posibilidad de declarar voluntariamente en condición de investigado. Si el president no figura como imputado es, exclusivamente, por su condición de aforado. La oferta, por supuesto, sigue vigente. La última vez que alguien pidió que se solicitara a la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana la imputación de Mazón, la jueza advirtió de que la instrucción “no está agotada”.

No pienses en El Ventorro

Mazón lleva más de siete meses atrapado en el marco mental del Ventorro. En aquello del filósofo y lingüista George Lakoff de “no pienses en un elefante”. La opacidad sobre sus pasos de aquella tarde no ha hecho sino alimentar las sospechas sobre el personaje. Que alguien así —probablemente, y sin exagerar, uno de los gestores públicos más inútiles de los últimos tiempos en Europa occidental— resista en el puesto es para que la dirección del PP en la calle Génova se lo haga mirar. Teniendo en cuenta, además, que el calendario judicial pone en serios aprietos al próximo congreso de los populares.

Aunque Alberto Núñez Feijóo arrope a Mazón en Alicante, la realidad concreta es que el argumentario ralea peligrosamente para el PP. El dirigente gallego le ha dado a Mazón una de cal y una de arena: ya dijo aquello de que estaba “noqueado”. Una expresión, por cierto, digna de un escritor del realismo naturalista como Émile Zola: precisa y acertada.

El aforado ha tenido momentos incluso de involuntaria creatividad ontológica. Cuando reconoció que había llegado al Cecopi a las 20.28 (que es como acudir a un entierro con el finado ya bajo tierra desde hace rato), tras meses asegurando que su llegada era anterior, Carlos Mazón adujo: “No entiendo lo del cambio de versión. Evidentemente, las 20.28 son después de las siete y media”. Y, por si acaso, preguntó sin despeinarse: “¿Cuándo he mentido?”.

La pregunta, más bien, sería: ¿cuándo no ha mentido? Aunque, quizá, va y resulta que sí que releía el Tirant lo Blanc, quién sabe. Yo, en todo caso, ya no me creo nada. Ocho de cada diez valencianos tampoco parecen tener confianza alguna en el ‘molt honorable’ president. Lo importante, en todo caso y en términos judiciales, es lo que decida la instructora. Y lo cierto es que sigue pisándole los talones.

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