Jordi Sargatal: «Cuando se termine la ampliación de El Prat ya estaremos reduciendo emisiones»

El secretario de Transición Ecológica de la Generalitat defiende que el crecimiento del aeródromo es una oportunidad «espectacular» para renaturalizar el Delta del Llobregat

Bruselas pide cumplir con las protecciones naturales pendientes antes de ampliar El Prat

Jordi Sargatal (Figueres, 1957) es una figura clave para la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat. Ornitólogo de larga y prestigiosa trayectoria, estrechamente vinculado al Parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà, es desde hace un año el secretario general de Transición Ecológica de la Generalitat de Catalunya.

Sargatal asumió el puesto con el encargo explícito de Salvador Illa de hacer compatible el crecimiento del aeródromo con la protección de los espacios naturales del Delta del Llobregat. El resultado es el alargamiento de la pista corta del Prat sobre una parte de la laguna de la Ricarda a cambio de ganar 270 nuevas hectáreas renaturalizadas en el entorno de la infraestructura.

La Generalitat, el Gobierno y Aena presentaron el proyecto este martes, pero última palabra la tendrá la Comisión Europea, que de entrada apremia a la Generalitat a completar antes las mejoras ambientales que prometió con la última ampliación hace casi 20 años. Sargatal se muestra optimista con el dictamen final de Bruselas.

Defiende que la ampliación de El Prat es una oportunidad para mejorar ambientalmente el Delta del Llobregat. ¿Cómo se sostiene esa idea con la afectación y modificación de una parte de las lagunas de la Ricarda y el Remolar?

Hay que matizar eso de que se modificará. Es decir, en el Remolar [la pista] se acerca un poco más sin salir del límite del aeropuerto, y a la Ricarda se acerca a la laguna. Para mí, el problema se convierte en oportunidad cuando se pacta con Aena que por cada hectárea afectada se comprarán 10 fuera. Si afectamos 27 hectáreas, tendremos 270 hectáreas de más. Es una compensación espectacular, teniendo en cuenta que las zonas protegidas del Delta son 2.400 hectáreas.

¿Han decidido ya en qué terrenos van a llevar a cabo esta renaturalización?

No, estamos en fase de prospección, buscando dónde pueden hacerse. Priorizamos terrenos baldíos desde hace tiempo, terrenos salinizados, terrenos agrícolas que se inundan y donde el propietario pierde la cosecha… Lo que no haremos será comprar terrenos agrícolas buenos que estén en producción. Si tenemos que comprar 270 hectáreas y solo llegamos a 240, prefiero renunciar a 30 hectáreas antes que comprar esos terrenos que sean de producción.

¿Cómo debemos imaginarnos esas compensaciones y esa renaturalización? ¿Se tratará también de zonas húmedas, lagunas, con el mismo tipo de flora y fauna?

No imagino lagunas profundas como la Ricarda, sino más bien poco profundas, de tres, cuatro o cinco centímetros de agua. También para atraer aves más pequeñas, que no generen conflictos con los aviones. Por lo tanto, una misión será alejar las aves hacia zonas restauradas del interior, para evitar esa problemática. La Ricarda es una laguna que en este momento está ecológicamente muerta, y la podemos regenerar y mejorar hidrológica y ecológicamente, pero nunca con aves, porque habría problemas con los aviones.

Dice que la Ricarda está muerta, pero un estudio entregado al Ayuntamiento del Prat por dos reconocidos ecólogos, Narcís Prat y Joan Pino, la califican de “insustituible” para el funcionamiento ecológico del Delta. ¿Entiendo que usted discrepa?

Totalmente. La Ricarda está totalmente aislada. Si miramos un mapa de las zonas húmedas del Delta del Llobregat, la Ricarda es una pieza importante, pero no tiene nada que ver con las otras. Además, tocarla un poco no quiere decir destruirla. Ya he dicho que se puede mejorar hidrológica y ecológicamente. Y la ventaja es que, a partir de esa pequeña parte que tocamos, podemos restaurar antiguas zonas húmedas.

Tocar La Ricarda un poco no quiere decir destruirla. Se puede mejorar hidrológica y ecológicamente

Uno de los inconvenientes para la futura ampliación son los antecedentes. Usted participó como experto en la Declaración de Impacto Ambiental de la última ampliación. Hace 20 años de aquello. Y la Comisión Europea, a día de hoy, sigue persiguiendo a la Administración por incumplimientos de compensaciones que no se han hecho.

Es cierto que ha habido unos retrasos espectaculares, no atribuibles a este Govern, que vienen de lejos. Pero después de 20 años estamos a punto de terminar todos los compromisos adquiridos. Los últimos eran crear una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) marítima, que ya se hizo, y la terrestre se amplió el verano pasado. Además, había que desmantelar tres aparcamientos y ya se han desmantelado dos, y elaborar un plan de gestión. Este plan, que estamos elaborando, permitirá la unión entre el parque agrario y las zonas húmedas del delta, que a menudo están enfrentadas entre sí y no puede ser: en un mismo espacio deben convivir esas dos realidades, la rural y el mundo de la conservación.

Además, Aena se ha comprometido a crear un fondo de 6 millones de euros, parte de los cuales servirán para compensar a agricultores que tengan terrenos dentro de las ZEPA. Agricultores que ahora piensan que tendrán limitaciones en sus cultivos si les llega una pareja de chorlitejos. Pues lo que debemos hacer es que quieran también cultivar chorlitejos, para que obtengan un rédito económico de ello. Además de las alcachofas, las judías o los tomates, que también saquen provecho de cada polluelo de chorlitejo o de cigüeñuela que nazca en sus campos.

¿Tienen un calendario concreto de cuándo estarán listas esas compensaciones pendientes de hace años y se podrán remitir a Bruselas para que las valide?

Antes de final de año estará todo aprobado y resuelto.

Vistos esos antecedentes, ¿cómo puede garantizar que esta vez sí se harán las renaturalizaciones y que será distinto?

Espero que mientras yo siga en la secretaría podamos avanzar muchísimo y dejar el trabajo muy encarrilado. Confío en mí mismo. El Govern actual también se ha comprometido totalmente y espero que dure lo suficiente como para aplicar estas medidas y verlas convertidas en realidad.

En cuanto a la Comisión Europea, ¿tienen ustedes algún tipo de retorno sobre si ven con buenos ojos o no el proyecto de ampliación tal como lo han diseñado?

La Comisión no ha dicho nada definitivo, pero este tipo de planteamientos los ven muy favorablemente. Yo lo creo honestamente y con sinceridad. Si ponemos el foco solo en la Ricarda, hay una pérdida. Pero si ponemos el foco en el Delta del Llobregat, las ganancias son espectaculares. Lo digo de verdad, convencido. Por eso pido a mis amigos del mundo de las aves que hagan un voto de confianza. Porque lo que me tocó hacer con los Aiguamolls de l’Empordà, que fue convertir una zona desecada y condenada a ser urbanizada en una zona llenísima de aves, se puede hacer aquí también y todavía más. Pido ese voto de confianza y espero dejar todo tan bien encarrilado que esa promesa no tarde veinte años, sino que se cumpla en los próximos cuatro o cinco.

Si ponemos el foco solo en la Ricarda, hay una pérdida. Pero si ponemos el foco en el Delta del Llobregat, las ganancias son espectaculares. Lo digo de verdad, convencido

Un aspecto que preocupa más si cabe a los expertos es el funcionamiento hidrológico del delta y a cómo la presión de las infraestructuras lo ha deteriorado con los años. ¿También esto estará previsto en las compensaciones?

Está muy previsto y es una de las cosas que más me preocupan. Las zonas húmedas dependen totalmente del agua. Dependen del agua en cantidad y también en calidad. Y es evidente que cada vez las zonas húmedas tienen más competencia por el agua potable, la agricultura, la industria, y que lo que queda para lo ecológico, para los ríos y zonas húmedas, es mínimo. Desde la Agencia Catalana del Agua se está trabajando en un plan para ver cómo se pueden aprovechar todas las aguas dulces, y que incluso las aguas que entren del mar durante temporales puedan también entrar y revitalizar esos hábitats.


Entrevista al secretario de Transición Ecológica de la Generalitat de Catalunya, Jordi Sargatal.

El acuerdo con Aena, al menos según los detalles conocidos esta semana, se centra en las compensaciones, pero no se habla tanto de emisiones o gases contaminantes. ¿Cómo se pretende tener más vuelos en El Prat sin aumentarlas?

El aumento de vuelos será muy progresivo. Estamos hablando de una ampliación que estará terminada dentro de unos ocho años. Mientras tanto, los aeropuertos y las compañías están obligados por Europa a reducir emisiones. Dentro de poco, Catalunya aprobará —espero— unos presupuestos de carbono que también se comprometan a reducir emisiones. Así que en los próximos años ya se deben comenzar a reducir, con motores más eficientes y combustibles distintos. Cuando se termine esta ampliación, ya estaremos en pleno proceso de reducción, que espero que se haya demostrado que podemos cumplir. Teóricamente, en 2050 Europa estará en cero emisiones. Seremos neutros. Eso costará mucho y no solo implicará al sector aeronáutico. Hay muchos sectores que lo tendrán difícil, pero algún día hay que empezar. La emergencia climática por la que hacemos todo esto es real y hay que mitigarla y poner soluciones.

Dice que teóricamente habrá que cumplir ese objetivo, pero la práctica sugiere que tal vez no sea así. Teniendo en cuenta que, según informes europeos, a día de hoy los combustibles verdes en aviación no representan ni el 1 % del total, ¿como secretario de Transición Energética usted lo ve factible?

Estamos haciendo todo lo posible para que llegue a ser factible. Hay que buscar mecanismos para obligar o seducir a las empresas a que actúen. Desde que ocupo este cargo, he visto que hay sectores empresariales que han hecho muchos deberes y tengo la esperanza de que todos nos pongamos las pilas para reducir las emisiones.

¿Por parte de Aena se ha hecho algún estudio sobre cómo aumentarán las emisiones ?

Se está haciendo. Y pueden salir datos interesantes. Es evidente que si hay más vuelos habrá más emisiones, pero también se deben restar las de algunos vuelos actuales. Porque a veces para ir a un país africano vuelas de Barcelona a Ámsterdam y luego vuelves a pasar sobre Barcelona, lo que genera emisiones adicionales. También hay que restar las que se evitarán si, en lugar de volar a Barcelona, se vuela a Girona o Reus para ir a la Costa Brava o la Costa Dorada. Se está haciendo un estudio a ver qué sale, y puede arrojar datos muy interesantes.

Es evidente que si hay más vuelos habrá más emisiones, pero también se deben restar las de algunos vuelos actuales, porque a veces para ir a un país africano vuelas de Barcelona a Ámsterdam y luego vuelves a pasar sobre Barcelona, lo que genera emisiones adicionales

¿Este estudio no debería haber formado parte del trabajo de la Comisión de Expertos para la ampliación?

La Comisión de Expertos lo ha encargado porque no existía.

¿Usted que proviene del ámbito naturalista no ve una contradicción en defender el ecologismo y proyectos que pueden aumentar emisiones?

Yo estoy comprometido y convencido de que tenemos que reducir las emisiones y que tenemos que reducir el calentamiento. De eso estoy convencidísimo. Si ahora queremos tener un aeropuerto con más capacidad, tendremos que hacer más deberes en este mismo sector y en otros sectores.

También tengo muchos amigos ornitólogos que aman muchísimo la Ricarda y me gustará irlos convenciendo de que podemos convertir este problema en una oportunidad. Si no estuviéramos aquí no habríamos podido hacer estas compensaciones, y la pista se habría alargado igual y habría realmente empeorado el delta del Llobregat.

Antes de acabar le quería preguntar por proyectos de renovables. L’Energètica, la empresa pública de energía de Catalunya, que ya lleva funcionando desde hace unos cuantos años, está centrada en adquirir proyectos de menos de 5 MW. ¿Tiene sentido que siga con este corsé si se quiere convertir este ámbito en estratégico?

Estamos intentando quitarle el corsé. L’Energètica tiene un gran papel en el despliegue de las renovables en Catalunya, y por lo tanto, yo creo que poco a poco le tenemos que quitar los corsés y dejarla muy libre para que haga muchísimas cosas, que ya las está haciendo. Una de las cosas que hemos hecho es que estamos trabajando mucho para que los parques fotovoltaicos pongan las placas a cierta altura y con cierta amplitud para hacer que esas zonas sean reservas de biodiversidad, que haya muchas más mariposas, abejas, pájaros, algo que no pasa en el campo de maíz al lado.

¿Como cargo público ha tenido que defender proyectos de aerogeneradores allí donde sus compañeros ornitólogos se oponían?

Muchos tenemos el corazón dividido con esto a nivel de naturaleza. Sí que hay algún molino situado en algún sitio que ha provocado más mortalidad de aves, pero en general provocan poca mortalidad. Otra cosa es que puedan afear más o menos el paisaje, que eso es muy subjetivo. Yo por ejemplo defiendo el PlemCat para poner molinos en el mar [en el Golfo de Roses]. Mejor en el mar que en tierra, lo más lejos posible de la costa que no me molesten. Aprovechar ese regalo de energía que es la Tramontana será fantástico.

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