Un estudio de la Universidad de Cambridge revela que es el apetito local por la carne de pangolín lo que impulsa su caza ilegal en África occidental, no la demanda de escamas para la medicina tradicional china, y que podría suceder en muchas más regiones
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Los pangolines son los mamíferos salvajes más perseguidos del mundo, pero los motivos del tráfico de esta especie en los puntos más calientes del globo podrían no ser los que creíamos, según un estudio publicado este viernes en la revista Nature Ecology & Evolution. Los autores han descubierto que la causa de este tráfico de pangolines en Nigeria, y puede que en el resto de África, no tiene nada que ver con la medicina tradicional china, sino con el sabor de su carne.
Este pequeño animal es muy preciado en el mercado asiático porque la medicina tradicional china atribuye a sus escamas de queratina propiedades como el alivio del dolor o la mejora de la circulación sanguínea. Esto ha llevado a las tres especies asiáticas de pangolín al peligro crítico de extinción y a las otra ocho especies del resto del mundo a la Lista Roja de la UICN.
Esta demanda de pangolines ha redirigido el foco hacia África, y en particular a Nigeria, que desde hace más de una década se ha convertido en el mayor centro mundial del tráfico ilegal de productos derivados de este animal. Según una investigación liderada en 2021 por el investigador africano Charles Emogor, solo entre 2010 y 2021 las autoridades nigerianas interceptaron 190.407 kilos de escamas de pangolín procedentes de alrededor de 800.000 criaturas muertas.
Emogor, con un pangolín capturado por un cazador / Carne de pangolín en un mercado.
Para su doctorado en el Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, Emogor decidió extender su investigación sobre este tráfico de pangolines y saltó la sorpresa: aproximadamente el 98% de los animales se capturaron para la alimentación local y alrededor de dos tercios de sus escamas se desecharon.
“Nuestro primer estudió no investigó el motivo de la matanza de pangolines”, explica Emogor a elDiario.es. “El presente artículo destaca que, a pesar del enorme volumen de escamas traficadas, la caza de pangolines en nuestra región de estudio —y probablemente en otras zonas forestales africanas— se debe principalmente a la demanda de su carne, siendo las escamas traficadas internacionalmente un subproducto”.
Una caza oportunista
Para el nuevo trabajo, el equipo de Emogor recopiló datos de más de ochocientos cazadores y comerciantes en 33 lugares de la región forestal del río Cross en Nigeria, principalmente entre 2020 y 2023, período durante el cual los conservacionistas estiman que se cazaron alrededor de 21.000 pangolines en la zona.
Los datos indican que casi todos los pangolines fueron capturados de forma oportunista o durante cacerías con otros objetivos (97%), en lugar de ser buscados expresamente, y se capturaron principalmente por su carne (98%). Alrededor del 71% de los pangolines fueron consumidos por los propios cazadores y el 27% se comercializó localmente como alimento.
Descubrimos que la caza especializada de pangolines es prácticamente inexistente. La mayoría de los pangolines son cazados por cazadores que buscan cualquier tipo de presa
“Descubrimos que la caza especializada de pangolines es prácticamente inexistente”, señala el investigador principal. “La mayoría son cazados por cazadores que buscan cualquier tipo de presa”. Por otro lado, alrededor de un tercio de los animales se capturan de forma oportunista, a menudo por la gente que trabaja en el campo que se cruza con ellos. Los pangolines se enroscan cuando se sienten amenazados, lo que facilita su captura y basta recogerlos con la mano.
Pero la principal sorpresa tiene que ver con sus hallazgos anteriores: la incautación de miles de kilos de escamas de pangolín en los puertos de Nigeria crea la impresión de que la demanda internacional de escamas está detrás de la explotación del pangolín en África Occidental. En realidad, aseguran, estas escamas proceden de los descartes de la caza local para el consumo de estos animales.
Una carne muy apreciada
Algunos datos son especialmente reveladores. A pesar de su potencial valor en el extranjero, por ejemplo, alrededor del 70% de las escamas se descartaron, mientras que menos del 30% se revendieron. Los investigadores también calcularon que la carne de pangolín se vendía por entre tres y cuatro veces el precio de las escamas en los mercados locales nigerianos. “Cuando hablamos con cazadores y comerciantes en los alrededores del bosque de Cross River, el mayor bastión de los pangolines en Nigeria, era evidente que la carne era el motivo de casi todas las matanzas de pangolines”, subraya Emogor.
Pangolines de vientre blanco capturados en el sureste de Nigeria y destinados al comercio.
La carne es un manjar en algunas partes de Nigeria, y a menudo se consigue para las mujeres embarazadas con la creencia de que ayuda a tener bebés fuertes. Emogor y sus colegas encuestaron a cazadores y lugareños del río Cross sobre su “palatabilidad” y la carne de las tres principales especies de pangolín africano fueron calificadas como las más apetecibles de todas las carnes disponibles, por encima de la carne de res y pollo domésticos, y la de monos y antílopes. La carne de pangolín obtuvo una nota promedio de casi nueve sobre diez, y el pangolín gigante fue considerado la carne más apetitosa de la región.
¿Un malentendido global?
Estos nuevos datos apuntan a que el motivo por el que los pangolines han sido perseguidos tradicionalmente en Asia difiere radicalmente de lo que sucede en África. “Creemos que los resultados no son universales, pero es muy probable que se apliquen a otras regiones forestales de África”, señala Emogor.
Los autores creen que estos resultados podrían ser válidos en otros paisajes forestales de África central y occidental donde se comen pangolines, como Camerún, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón y República del Congo. “La proporción de pangolines en la captura general de cazadores en nuestro panorama de estudio (aproximadamente 2%) es similar a las cifras reportadas en estas regiones”, escriben. Y en todos estos países la carne de pangolín se considera muy sabrosa y se vende mucho más cara que las escamas.
“El hecho de que los pangolines puedan ser aniquilados por su carne y no por sus escamas, que parece haber sido el foco de las acciones de conservación en la última década, es preocupante”, concluye Emogor. En su opinión, el uso de datos de comercio de escamas subestima los niveles reales de explotación de los pangolines. “En general, nuestro estudio destaca que las regulaciones del comercio internacional por sí solas son insuficientes: también se deben abordar los factores locales de explotación para una conservación efectiva”.
Necesidad de contundencia
“Sabíamos que en algunos países, incluso en Asia, el pangolín a veces se consideraba una delicatessen, pero era de manera muy local y su consumo pasaba más desapercibido”, asegura Luis Suárez, coordinador de conservación de la organización WWF, que no ha participado en el estudio. “Lo que nos dice este trabajo es que las poblaciones locales están consumiendo este animal y se están juntando las dos cosas: los traficantes están aprovechando ese consumo local en África para obtener más escamas, al mismo tiempo que reclaman animales vivos”.
Para el especialista, lo relevante de este resultado es que nos ayuda a entender que también puede haber una presión local sobre los pangolines a la que hay que prestar atención, más allá de vigilar las grandes vías globales de tráfico ilegal. “Lo que más me gusta es que pone el foco en el porcentaje bajísimo de condenas respecto al número de personas arrestadas y el total de las incautaciones”, señala. “Es muy importante hacer el seguimiento de toda la cadena y ser muy contundente con los traficantes, porque la situación de estos animales va a ser cada vez más complicada”.