La trabajadora había puesto en marcha el protocolo contra el acoso sexual pero un cierre judicial en falso lo desactivó. Tras reencontrarse con su agresor, desapareció en altamar y el caso se archivó como suicidio, pero sindicatos y familia creen que podría haberse hecho más, tanto para prevenir como para investigar
Se llamaba Mari Carmen Fernández y trabajaba como camarera en el buque oceanográfico del CSIC García del Cid. Había puesto en marcha el protocolo contra el acoso sexual por los hechos que había sufrido por parte de un compañero del barco. El organismo comenzó a instruir el expediente y elevó el caso al juzgado, donde se cerró en falso. Eso paralizó para siempre el expediente laboral: ni el trabajador fue nunca sancionado ni ella obtuvo el cambio de puesto que pidió. En septiembre de 2023, cuando se reincorporó a su empleo después de una larga baja por depresión, se reencontró con su acosador. Ella embarcó en el buque para iniciar una misión, él no. El 10 de septiembre por la mañana, sus compañeros no la encontraron en el barco, que estaba en alta mar: Mari Carmen había desaparecido.
Un año después, la investigación policial y judicial está cerrada, los hechos siguen sin estar del todo esclarecidos y el cuerpo de la mujer no ha aparecido. Tanto El Faro de Vigo como Público publicaron hace meses que el caso se encontraba estancado y que, más tarde, se archivó.
El reencuentro de Mari Carmen con su compañero en septiembre de 2023 sumió a la mujer en un estado de tristeza e inquietud. Ya antes, en otro intento de reincorporación a su puesto de trabajo, había tenido una recaída en su estado de salud. La noche del 9 de septiembre, sus familiares tuvieron el último contacto con ella a través de un chat. Su último mensaje fue la foto de la página que había escrito en su diario en la que, según ha podido saber elDiario.es, la mujer se despedía de ellos. La hipótesis principal es que la trabajadora se arrojó por la borda. La jueza archivó el caso por falta de indicios de delito.
Me sentía mal en el trabajo porque se acercaba mucho a mí, me miraba los pechos y el culo. Me sentía como inferior en el barco, no quería salir del camarote, no cenaba, solo salía a hacer mi trabajo
En las páginas de ese diario, la mujer había ido dejando constancia de lo que iba viviendo. El programa Salvados que se emite este domingo y que aborda el caso de Mari Carmen ha accedido a ese cuaderno. “Le conté [al compañero que denunció por acoso] muchas cosas personales mías y familiares, y usaba este tipo de conversaciones con él para decirme que se lo contaría a los demás del barco y lo utilizaba para decirme que quería sexo conmigo. Me sentía mal en el trabajo porque se acercaba mucho a mí, me miraba los pechos y el culo. Me sentía como inferior en el barco, no quería salir del camarote, no cenaba, solo salía a hacer mi trabajo. Hasta el siguiente día no salía. El sábado 23 de febrero hablé con mi capitán y le dije que me quería ir del barco, le dije que estaba siendo acosada por un compañero del barco. En esa conversación no le dije quién era, solo que me quería ir”, aparece en una de las páginas que muestra el programa.
El abogado de la familia critica una instrucción que, considera, no indagó todo lo necesario. La familia de Mari Carmen y fuentes sindicales creen que la actuación del CSIC fue insuficiente: aunque el protocolo se activó, la mujer nunca obtuvo el cambio de puesto que solicitó y nadie evitó que se encontrara con el hombre al que había señalado. El CSIC, por su parte, asegura que, una vez se sobreseyó el caso en el juzgado de lo penal, les era administrativamente imposible seguir con el expediente y tomar medida alguna.
Los antecedentes
El 10 de diciembre de 2019, según consta en un documento al que ha accedido elDiario.es, el subsecretario de Ciencia e Innovación incoa un expediente disciplinario contra un trabajador del buque García del Cid, después de que la denuncia interna de Mari Carmen Fernández pusiera en marcha el protocolo contra el acoso. Nueve días más tarde, otro documento firmado por la misma persona suspende el proceso disciplinario hasta que exista una resolución judicial: el CSIC había elevado el asunto a la Fiscalía al encontrar indicios de delito penal y el protocolo del organismo (en línea con lo que sucede en el resto de la Administración) establecía que, mientras se dirimía el judicial, el procedimiento laboral debía paralizarse.
El problema llegó cuando la trabajadora acudió al juzgado. Las fuentes discrepan sobre si la mujer estaba acompañada o no y sobre la manera en que sucedieron los hechos pero su resultado sí está claro: Mari Carmen acabó firmando un acuerdo extrajudicial con la otra parte en el que ambos aseguraban que se había producido “un malentendido entre ellos debido a la situación de salud y personal por la que atravesaba la denunciante”, según consta en un auto del Juzgado de Instrucción número 2 de Marín. En ese auto, en el que figura que se trata de una causa por agresión sexual, constaba que la mujer renunciaba a todas las acciones civiles y penales.
Mari Carmen acabó firmando un acuerdo extrajudicial con la otra parte en el que ambos aseguraban que se había producido «un malentendido entre ellos debido a la situación de salud, y personal por la que atravesaba la denunciante», según consta en un auto del Juzgado de Instrucción número 2 de Marín
El CSIC dio entonces por cerrado su procedimiento laboral, como recoge su protocolo. La trabajadora estuvo de baja por depresión durante una larga temporada. En una serie de correos electrónicos a los que ha accedido elDiario.es puede leerse cómo, ya en julio de 2023 y cuando su estado había mejorado mucho, la mujer asegura que no se niega ni a volver al barco ni a ser destinada a otro lugar, pero recordaba que durante su anterior reincorporación recayó en la baja y tuvo que estar en tratamiento. Lo que Mari Carmen no quería, señalaba, era que la “dejaran sola” en un barco. Su abogado comunicó entonces al CSIC por email la situación, y especificó que la disposición de la trabajadora estaba sujeta a que no tuviera que volver a convivir con el acoso sexual sufrido en el pasado.
Fuentes del CSIC subrayan que el sobreseimiento del caso, en el que se mencionaba el acuerdo entre las partes, hacía imposible tomar medida alguna porque el documento implicaba negar que los hechos hubieran sucedido. Si bien en el pasado la mujer había solicitado un cambio de puesto de trabajo, una petición apoyada por los sindicatos, el organismo explica que el buque tenía un convenio propio que lo impedía. “Es una situación muy particular que marca que su centro de trabajo es el barco, es una limitación que existía para hacer ese cambio”, explican esas fuentes.
Esa explicación no convence a todo el mundo. “Si lo pensamos estrictamente, eso es así. Pero si hubiera habido voluntad se la podría haber cambiado a otro buque, siempre hay situaciones extraordinarias”, aseguran fuentes sindicales conocedoras del caso. Sobre el acuerdo que desembocó en el sobreseimiento del procedimiento penal, las mismas fuentes, y también el entorno de la víctima, señalan posibles presiones y amenazas de la otra parte que hicieron que Mari Carmen temiera ser denunciada o sufrir represalias.
Si hubiera habido voluntad se la podría haber cambiado a otro buque, siempre hay situaciones extraordinarias
“Sabemos bien que en estos casos la denuncia penal es muy difícil de sostener para las víctimas porque es muy duro. Fue el CSIC el que lo elevó de oficio a la Fiscalía, ella lo que hizo fue activar la vía administrativa, y aunque eso se considera una doble garantía el problema es que puede terminar convirtiéndose en indefensión”, explican. Esa indefensión se produciría si la víctima no tiene un adecuado acompañamiento legal y/o psicológico y si llegado el caso no se ratifica en el juzgado, como sucedió aquí. Entonces, “el CSIC interpretó que no había caso”, dicen las mismas fuentes.
Para el CSIC, sus manos estaban atadas y no podían ni impedir el reencuentro ni mover de centro de trabajo a la mujer. También acuden a los exámenes médicos de Mari Carmen. Si bien al principio los propios servicios médicos del organismo la consideraron apta con limitaciones (lo que en la práctica impedía que embarcara), para el verano de 2023 todas las revisiones, también las de su médico de cabecera, constataron la mejora de la mujer y avalaron su vuelta al trabajo.
No solo acoso
José Ramón, el marido de la víctima, explica en Salvados que no existió solo acoso sino una agresión sexual. “Él entra en su camarote e intenta abusar de ella. Ella dice que se niega pero que queda como paralizada, y él… sí”, expresa. El hombre asegura que sentía que su mujer no era creída y que, aunque él le aconsejó denunciar, ella tenía miedo de quedar marcada: “Es más fácil que una mujer quede como una puta que como una víctima”. El trabajador señalado por Mari Carmen era, además, pariente lejano de la familia y vivía en un municipio cercano. “Eso no se vive, se sufre”, dice el marido de la trabajadora.
En septiembre de 2023, la mujer volvió a su puesto de trabajo y se encontró con el hombre que había señalado por acoso y agresión sexual, algo de lo que alertó a algunos familiares. Finalmente, el trabajador no embarcó en el buque y abandonó Barcelona. Según fuentes del CSIC, «no cumplía con los requisitos requeridos para hacerlo»
Finalmente, Mari Carmen fue convocada el 4 de septiembre de 2023 en Barcelona. Allí comenzaron los preparativos para el embarque del García del Cid. Y allí fue donde la mujer se encontró con el hombre que había señalado por acoso y agresión sexual, algo de lo que alertó a algunos familiares. Durante los primeros días, la plantilla pasó los reconocimientos médicos oportunos y puso a punto el barco. Finalmente, el trabajador no embarcó y abandonó Barcelona. Según fuentes del CSIC, “no cumplía con los requisitos requeridos para hacerlo”. Mari Carmen sí lo hizo y comenzó su trabajo a bordo hasta que la mañana del 10 de septiembre sus compañeros no la encontraron. Después de dar la voz de alarma, comenzó la búsqueda de la mujer durante cuatro días. Resultó infructuosa. Desde entonces, el rastreo consistió en enviar mensajes a los barcos que operaban en la zona en la que se produjo la desaparición.
Un juzgado de Gandía –el barco se encontraba en aguas de Valencia– abrió una investigación. La Guardia Civil examinó el barco y encontró el diario y el teléfono de Mari Carmen. También tomó declaración a tres de los tripulantes. Después de varios meses, el juzgado sobreseyó provisionalmente la causa por falta de indicios delictivos: el informe de la Guardia Civil descartaba la participación de terceras personas y avalaba la tesis de un suicidio, aunque sin poder descartar el accidente. El abogado de la familia recurrió.
El abogado de la familia critica que no se tomara declaración a toda la tripulación y que solo se hiciera con cuatro miembros. El trabajador al que Mari Carmen denunció en el pasado no fue interrogado
Fue el pasado abril cuando la Audiencia Provincial de Valencia archivó definitivamente el caso. El abogado de la familia, Diego Leis, critica que no se tomara declaración a toda la tripulación –unas 14 personas– y que solo se hiciera con cuatro miembros. “Que ellos no vieran nada no quiere decir que otras personas no pudieran tener algo que aportar”, apunta. El hombre acusado de acoso sexual y agresión tampoco fue interrogado. La representación aguarda la aparición de posibles nuevas pruebas para retomar el caso.
El caso aceleró la negociación de un nuevo protocolo contra el acoso dentro del CSIC que, si bien llevaba tiempo sobre la mesa, se encontraba atascado. El nuevo protocolo permite que, en caso de sobreseimiento, el procedimiento administrativo sí pueda continuar. El documento ya no servirá a Mari Carmen, de 43 años y con tres hijos, ni tampoco a su familia, pero tanto el organismo como los sindicatos esperan que sea más eficaz que el anterior.