Ya ocurrió en el periplo de Mario Draghi al frente del BCE por los estímulos monetarios que salvaron al euro en la crisis de la deuda de 2012. Los ‘halcones’ germanos levantan el vuelo de la ortodoxia. Ahora, por la mutualización de la deuda y por espolear la competitividad de la UE con recetas keynesianas
La receta de Mario Draghi para que la UE no quede atrás frente a EEUU y China: una inversión anual de 800.000 millones
Ironías del destino. La gran potencia del euro, Alemania, que logró contener sus tentaciones ideológicas en 2012 para no dejar caer la divisa común en plena crisis de la deuda europea, calificó de “vagos” a los trabajadores meridionales, impuso recetas liberales draconianas a los socios rescatados, exigió ajustes que retrasaron su retorno al dinamismo europeo y controló con los las que supervisaron minuciosamente la austeridad, está sumida en una parálisis industrial que le ha empujado a un bienio anémico de su PIB, que se ha debatido entre los números rojos y negros.
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