El peligro de hablar un año del franquismo sin ser ambicioso

Existe un peligro de contrarreacción que conviene tener en cuenta para hacer las cosas bien y que no sea contraproducente dedicar un año entero a poner en primera línea la figura de Franco y el franquismo sin ser ambicioso y no hacer prisioneros con los actos, las medidas y la legislación al respecto

No voy a poner un mínimo reparo a utilizar los 50 años de la muerte de Franco para que se haga pedagogía y se honre la memoria con argumentos tan peregrinos como que con su muerte ni se acabó la dictadura ni comenzó la democracia porque no gasto tiempo en rebatir perogrulladas. Pero existe un peligro de contrarreacción que conviene tener en cuenta para hacer las cosas bien y que no sea contraproducente dedicar un año entero a poner en primera línea la figura de Franco y el franquismo sin ser ambicioso y no hacer prisioneros con los actos, las medidas y la legislación al respecto. La polarización no aparece en quien honra la memoria de los represaliados, sino en quien se niega a hacerlo.

Basta preguntar a los docentes de secundaria para sentirse aterrorizado con la reacción fascista entre los jóvenes, sobre todo varones, y la banalización que se hace sobre el dictador y la represión durante la dictadura para entender que usar la efeméride como un simple ejercicio efectista que se traslade de manera superficial sobre la opinión pública puede provocar un efecto boomerang que usarán los ultras más entrenados y habituados para movilizar sus huestes digitales en las redes más manejadas por los más jóvenes. La fachosfera digital está copada por el movimiento reaccionario que ha funcionado como contrarreacción a los avances sociales en materia de feminismo como catalizador y que ahora ha usado el fascismo como método identitario entre los varones adolescentes. Conviene tener en cuenta las fuerzas del adversario antes de comenzar cualquier batalla.

La propuesta del Gobierno en materia educativa y la presencia en redes sociales será imprescindible para que los actos no se conviertan en un contraataque reaccionario. Me consta que el Ejecutivo y los responsables están sensibilizados con este punto, solo falta saber si tienen la necesaria aportación presupuestaria para llevarlo a cabo y tienen el tino para acertar. De su suerte dependerá la nuestra.

La ausencia del rey Felipe VI de los actos de apertura de los cincuenta años sin Franco es una muestra del recorrido democrático que le falta a la corona y su adscripción ideológica a la reacción, pero los republicanos siempre queremos al rey equivocándose y negarse a aparecer junto a las víctimas del franquismo es una de las maneras que tiene de hacerlo. El gobierno asegura que a cambio irá a Mauthausen y Auschwitz, a honrar a las víctimas del nazismo sí que acude, pero las del franquismo le crean complejo por el origen de su cargo y el miedo a enfadar a los que le sujetan la corona.

La profundidad de los actos y las medidas de este aniversario deberían engarzar con 2026 y 2027 para hacer lo mismo con la efeméride de la Guerra Civil y hacer pedagogía sobre ello y culminar de manera rotunda con el homenaje que se merecen las y los representantes de la Generación del 27 como epítome de la cultura de nuestro país que además fue abortada por la dictadura. La ambición de las medidas propuestas marcará la distancia entre el éxito y el fracaso de los actos de conmemoración de este año y, ya que el monarca huye de España para cumplir el trámite honrando a las víctimas del nazismo, cojamos lo mejor de la reparación que el país alemán hizo.

Soy consciente de las limitaciones que tiene el gobierno y las diferencias con lo que propondría alguien como yo, e igual que Alemania celebró el atentado que intentó acabar con Adolf Hitler no voy a pedirle al Gobierno que lo emule con lo que ocurrió con Carrero Blanco. No estamos en esa fase todavía. Pero sí habría que comenzar a ser valiente con la restitución patrimonial copiando la acción social del Bundestag que culminó en el año 2007 con la Fundación Memoria, Responsabilidad y Futuro a la que se adscribieron las empresas que se lucraron con el nazismo indemnizando a sus víctimas. Son muchas las empresas españolas con presencia en el IBEX que tienen mucho de su patrimonio forjado en el franquismo con el expolio y el trabajo esclavo y que tendrían que seguir el camino de Siemens o Basf. La actuación en materia legislativa es imperativa para que los actos no sean fuegos de artificio y consoliden el mensaje. Fin a la ley de secretos oficiales y una legislación valiente en materia de restitución patrimonial. Que tiemblen las familias del régimen. Para terminar, un gobierno con coraje invitaría de forma pública a Felipe VI a acudir a una exhumación de víctimas del franquismo. Si no quiere estar a pie de fosa que lo exponga públicamente y así todos tomemos nota.

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