Una investigación del CREAF apunta que recuperar 17.000 hectáreas de cinturón agrícola en el Área Metropolitana de Barcelona serviría de perímetro de protección ante incendios periurbanos como los recientes fuegos de Los Ángeles
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Crear un cinturón de cultivos alrededor de la ciudad como medida antiincendios. Un estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) publicado este jueves apunta que ese perímetro agrícola (con pastizales y campos de labor) “podría disminuir un 30% la conectividad del fuego en caso de incendio” y así frenar las llamas que podrían acercarse a las viviendas del Área Metropolitana de Barcelona.
La apuesta es recuperar unas 17.000 hectáreas de cultivos y pastos de los años 50, que se fueron abandonando, y aprovechar los espacios que están apareciendo en los bosques que han sufrido una grave sequía o los que la sufrirán en un futuro próximo, según la investigación.
Los incendios en Los Ángeles (EEUU), según explican los expertos, combinan una fuerte sequía, la alta velocidad del viento y la falta de espacios abiertos en el bosque. Una fórmula que ha facilitado la propagación de las llamas “y eso puede trasladarse a otras zonas de España en general o Catalunya en particular”, analizan en el Centro.
Las zonas de cultivo cerca de los núcleos son las que mejor rompen la conectividad del fuego y actúan como un cinturón que protege mejor la zona urbana
El trabajo del CREAF argumenta que “romper la conectividad del bosque añadiendo espacios abiertos como los cultivos es muy necesario”, para impedir que el fuego viaje desde los árboles a las casas. “Las zonas de cultivo cerca de los núcleos son las que mejor rompen la conectividad del fuego y actúan como un cinturón que protege mejor la zona urbana”, comenta uno de los investigadores, Rodrigo Balaguer-Romano.
Además, esta estrategia sumaría un añadido de biodiversidad asociada a estos paisaje agrarios propios del área mediterránea. “Aves como la avutarda y polinizadores como abejas y mariposas, por ejemplo” son beneficiados por estos espacios, ilustra otro de los cientificos implicados en el estudio, Josep María Espelta.