Trump inaugura su presidencia indultando a los asaltantes del Capitolio y con medidas contra la migración y el colectivo LGTBI

El presidente ha firmado una avalancha de órdenes ejecutivas entre las que se encuentran el abandono del Acuerdo Climático de París y la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud

Trump toma el poder en EEUU

La pequeña mesa caoba y la silla tapizada en cuero rojo parecían ridículas en contraste con el inmenso estadio Capital One Arena, lleno a rebosar. Igual que los emperadores romanos lanzaban a los leones los enemigos capturados para divertir sus súbditos, Donald Trump ha firmado las primeras ocho órdenes ejecutivas de la avalancha que ha aprobado este lunes. Entre ellas se encuentran la salida del Acuerdo climático de País y la derogación de 78 decretos implementados por el expresidente Joe Biden.

Flanqueado por el vicepresidente J.D Vance, Trump ha ido firmando las órdenes ejecutivas que leía por megafonía su secretario personal Will Scharf. “El primer ítem que el presidente Trump firma es la revocación de 78 acciones ejecutivas de la era Biden, órdenes ejecutivas, memorandos presidenciales y decretos”, decía Scharf. “Gracias”, le respondía Trump con una sonrisa. Un movimiento de muñeca y el presidente alzaba al aire el documento para que el público pudiera ver su firma estampada. Como si se tratara de un trofeo de guerra.

La secuencia ha proseguido así hasta haber firmado: una orden que impide a los funcionarios emitir más regulaciones hasta que Trump tome pleno control del gobierno; otra que congela la las contrataciones federales, excepto en casos militares y/o esenciales; el fin del teletrabajo para los funcionarios; una directiva para que cada departamento aborde el aumento del coste de vida; dos órdenes sobre la salida del Acuerdo de París; y poner fin a la “utilización del gobierno como arma contra los adversarios políticos de la administración anterior”.

Una vez ha terminado, el republicano ha abandonado el estadio entre aplausos para dirigirse a la Casa Blanca, dónde ha seguido aprobando una montaña de órdenes ejecutivas que se acumulaban en la mesa del Despacho Oval.

Entre las que ha firmado están: el indulto a 1.600 condenados por el asalto al Capitolio, la declaración de una “emergencia energética”, la declaración de una “emergencia nacional” en la frontera con México, la categorización de los cárteles como grupos terroristas, la revocación de la ciudadanía automática para cualquier persona nacida en Estados Unidos, la “protección de las mujeres frente a la ideología transgénero”, la salida de la Organización Mundial de la Salud y una moratoria para la prohibición de TikTok.

En respuesta a las preguntas de los periodistas que le acompañaban, el presidente ha asegurado que prevé imponer aranceles del 25% a los productos importados de Canadá y México el 1 de febrero.

La inmigración, en el punto de mira

Trump estampaba su firma, mientras iba haciendo comentario sobre los documentos que aprobaba. A la hora de firmar los decretos sobre las cuestiones migratorias, el republicano ha asegurado que está a “favor de la inmigración legal”. “Necesitamos gente en nuestro país”, ha afirmado. El republicano aún no había jurado el cargo este lunes por la mañana cuando la web del CBP ONE, la página para pedir cita para solicitar asilo, ha dejado de funcionar y ha informado que “las citas existentes quedaban canceladas”. 

El CBP ONE es el programa de inmigración establecido por el expresidente Joe Biden para que los solicitantes de asilo concertaran una cita previa con los servicios de migración estadounidense en lugar de cruzar la frontera ilegalmente para después pedir asilo ante la patrulla fronteriza. Era uno de los pocos procesos de migración legales y ordenados que había. 

Declarar la emergencia nacional en la frontera sur es clave para poder llevar a cabo la promesa de a deportación masiva “más grande de la historia”. Al hacerlo, se autoriza el uso de fuerzas militares en la frontera con México. Se trata de una medida que el republicano ya intentó ejecutar en su anterior mandato, pero que se topó con la oposición del Congreso, lo que acabó derivando en un conflicto constitucional. Aunque esta vez el discurso xenófobo del republicano ha desplazado el marco político desde donde se aborda la gestión de la frontera.

A medianos de enero, la Cámara de los Representantes y el Senado avanzaron un proyecto de ley para deportar a personas indocumentadas que hayan sido acusadas o condenadas por delitos menores. El borrador, que amenaza con incentivar las detenciones por perfil racial, no solo pasó la ronda de votaciones con el apoyo de los republicanos. Algunos congresistas demócratas también se mostraron favorables a esta. Por lo que está por ver cuál será la reacción ahora ante la declaración de una emergencia nacional en la frontera. 

El decreto que pone fin al derecho a la ciudadanía por haber nacido en territorio americano es de las primeras que acabará en los tribunales. El presidente no puede modificar la ciudadanía americana porque está regulada por la Constitución, concretamente por la enmienda número 14 y dice que “todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos son ciudadanos”. O bien el tribunal Supremo tendrá que hacer una reinterpretación de esta línea, o bien Trump tendrá que modificar la Constitución, lo cual requiere una supermayoría que no tiene el Congreso. 

En su discurso inaugural (y en toda la campaña) Trump ha puesto mucho énfasis en referirse a la inmigración como una “invasión”. Incluso volvía a asegurar desde la Rotonda del Capitolio que “no seremos conquistados”. La retórica hiperinflada de Trump puede parecer que sea una extensión de su carácter histriónico, pero no lo es. El republicano busca crear el clima que justifique la invocación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 que ha prometido recuperar. 

Para restaurar la autoridad de dicha ley, Estado Unidos o bien debe estar en guerra con otro país o bien estar bajo la invasión o amenaza de invasión por parte de otro gobierno. Las mentiras surrealistas de Trump cuando dice que el Congo está “vaciando” sus prisiones dentro de Estados Unidos adquieren una luz completamente diferente bajo la perspectiva de la Ley de Enemigos Extranjeros. Declarar “organizaciones terroristas” a los cárteles que operan dentro de Estados Unidos va en la misma dirección.

El Acuerdo de París y la OMS

Ordenar la salida del Acuerdo climático de París y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son un claro mensaje a la comunidad internacional: vuelve el unilateralismo del America First y el aislacionismo. Estados Unidos abandona uno de los mayores pactos internacionales, donde numerosos países se comprometieron a luchar contra la crisis climática, así como la organización que fue clave para luchar contra la pandemia. 

La retirada de la OMS no es tan sorprendente al tener en cuenta que el futuro titular de Salud será el antivacunas Robert F. Kennedy. La salida del Acuerdo climático de París es un primer paso en su promesa de poner fin a las políticas climáticas de la administración Biden. 

En junio de 2017 Trump ya ordenó abandonar el Acuerdo de París por primera vez, curiosamente esta decisión generó el primer encontronazo entre el republicano y su ahora aliado Elon Musk.

“Proteger a las mujeres de la ideología trans”

En la guerra cultural que está librando el partido republicano, el colectivo LGTBIQ+ ha sido otro de los focos del odio trumpista. En su discurso inaugural, Trump ha prometido forjar “una sociedad ciega al color y basada en el mérito. A partir de hoy, la política oficial del Gobierno de Estados Unidos será que solo hay dos géneros, masculino y femenino”. Una vez en el Despacho Oval, Trump ha firmado una orden ejecutiva para “proteger a las mujeres de la ideología radical transgénero”.

Esto implicará determinar en lo documentos oficiales, como ahora pasaportes, que solo se reconocerá el género masculino o femenino y eliminar la tercera casilla. También tendrá repercusiones similares para los funcionarios y el funcionamiento de las escuelas. En este ámbito, el presidente prometió poner fin a la agenda “woke” y sacar las mujeres trans de las ligas de deporte femenino a nivel escolar y universitario. 

El equipo de Trump también ha anunciado el fin de las protecciones para las personas trans en las prisiones federales y para los inmigrantes transgénero bajo custodia estadounidense. En Estados Unidos hay unos 1,3 millones de adultos que se identifican como transgénero, así como unas 300.000 personas de entre 13 y 17 años, según el Williams Institute de la UCLA.

Estas medidas encontrarán oposición en los tribunales por parte de los colectivos. Antes de que empezara la presidencia de Trump, ya se empezó a batallar en el Supremo una ley sobre los menores trans que podría ser clave para los derechos del colectivo. El alto tribunal tiene que dictar sentencia el próximo mes de junio sobre la prohibición de los tratamientos de afirmación de género para niños y adolescentes en el estado de Tennessee.

Indultos para los asaltantes al Capitolio 

Cuando Trump ha dado su discurso en el Capital One Arena ha hecho público los indultos para los asaltantes al Capitolio. El presidente ha insistido en reescribir ese día como una jornada “pacífica” y en la que los condenados por asaltar al Capitolio son abuelas inofensivas. “Una abuela de 76 años que fue arrestada el otro día porque estaba mirando qué pasaba”, ha afirmado Trump. Al presidente se le ha olvidado comentar que entre los condenados también están miembros del grupo Proud Boys de extrema derecha que estuvieron en la primera línea de las personas que asaltaron el edificio ese día. 

Trump ha otorgado indultos generales a casi todos los 1600 asaltantes al Capitolio y ha conmutado las sentencias de varios otros. Entre los beneficiarios de esta orden está Enrique Tarrio, el exlíder de los Proud Boys a quien los fiscales describieron como un extremista astuto y combatiente callejero que ayudó a sus compatriotas en el “ejército de Trump” a iniciar un asalto al Capitolio.

El presidente también ha firmado la una orden ejecutiva para conceder la prórroga a TikTok. Aun así, no está claro que el magnate lo tenga tan fácil para aplicar la prórroga o si realmente tiene autoridad para establecerla una vez ya empezó la prohibición. 

La ley preveía la posibilidad de aplicar una prórroga de 90 días una sola vez. Pero, para activarla, es necesario demostrar que la desvinculación de TikTok de su matriz china, ByteDance, está en marcha. Entre otras cosas, el presidente tendría que demostrar al Congreso que se ha identificado una vía para llevar a cabo la desinversión y presentar pruebas de avances significativos para ejecutarla. Por ahora, Trump solo ha pedido que la mitad de la plataforma sea de propiedad estadounidense.

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