El plan, pactado entre los Comuns y el PSC, prevé clausurar los dos muelles más cercanos a la ciudad, aunque hay otros dos que entrarán en vigor antes de 2027 y que podrían traer cerca de medio millón de pasajeros más de los que hay actualmente
El puerto de Barcelona se convierte en el más contaminante de Europa por los cruceros
En un día de temporada alta, el horizonte de Barcelona se llena de cruceros que flotan en el agua y atracan en sus puertos. De ellos pueden llegar a salir más de 20.000 personas en un solo día. Y esta cifra no ha hecho más que crecer desde la última década.
A la espera de los números oficiales del Puerto, se prevé que el pasado 2024 fuera un año de récord. Los últimos datos son de octubre y, para entonces, ya habían atracado en Barcelona 110.000 personas más que en la misma fecha del año anterior, que se cerró con 3,56 millones de visitantes. El turismo de masas se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía hasta llegar al punto de que 6 de cada 10 bareceloneses considera que se ha llegado al límite.
Ante este panorama, el Ayuntamiento se ha propuesto aliviar la presión turística. Impulsado por los Comuns, el consistorio se ha comprometido a cerrar dos de las cinco terminales que actualmente están en funcionamiento en el muelle adosado, a la que hay que sumar una sexta que se encuentra en la sección sur. Las que se han escogido serán dos de las tres terminales públicas, aunque operadas por empresas privadas.
De esta manera, se prevé enmendar el pacto que al que el ejecutivo barcelonés -entonces con Colau a la cabeza- llegó con el Puerto en 2018 y por el que se ampliaba el límite de cinco a siete terminales en el muelle adosado, lo que permitió iniciar la licitación de dos amarres que entrarán en funcionamiento en 2025 y 2027.
El plan del Ayuntamiento es, pues, volver a cinco. Pero no es tan sencillo: las licitaciones de las dos terminales que se cerrarán no acabarán hasta 2025 y 2029. En otras palabras: este verano se prevé que ya haya abierto un nuevo amarre antes de que se pueda eliminar ninguno de los antiguos, lo que supondrá un incremento del 15% de cruceristas en la ciudad, según una estimación de la plataforma STOP Cruceros basada en datos del Puerto de Barcelona.
Esta situación se podría repetir en 2027, cuando entrará en vigor la segunda de las nuevas terminales licitadas, pero todavía quedarán dos años para que acabe el permiso de la otra que se pretende cerrar. En ese impás, podrían llegar a atracar en Barcelona cinco millones de visitantes al año, un 40% más que ahora.
Comuns y PSC se han emplazado a empezar las negociaciones con el Puerto cuanto antes para evitar llegar a ese escenario. De hecho, desde el consistorio se preferiría incluso cerrar terminales antes de que finalizara la concesión, pero reconocen que se trata de un escenario improbable. “Las operadoras ya están reservando amarres a dos años vista”, explica Janet Sanz, líder de los Comuns en Barcelona.
Con todo, es posible que el acuerdo de tener sólo cinco terminales no pueda cumplirse hasta 2029. Para ese año, volverá a haber el mismo número de amarres que hay hoy, pero se dará la paradoja de que el Puerto tendrá capacidad para acoger a más cruceristas. Esto se debe a que las dos nuevas terminales son de más capacidad que las que se cierran.
El Ayuntamiento tiene claro que una de las terminales a las que pondrá fin es la más pequeña con diferencia. Pero todavía no ha decidido cuál será la segunda. Dependiendo de la que elija, el incremento sería de entre 200.000 y 600.000 visitantes respecto los que se pueden recibir ahora. “No estamos en fase de reducción, sino de crecimiento”, asegura Daniel Pardo, miembro de la plataforma STOP Cruceros, que apunta que el anuncio ha sido “humo”.
La miniterminal de lujo, en el aire
STOP Cruceros reclama cerrar las tres terminales públicas, una petición respaldada también por los Comuns. “Es un modelo de negocio que tiene que tender a la extinción porque sólo genera externalidades negativas. Si no ponemos solución, la ciudadanía sufrirá las consecuencias”, advierte Sanz. Ahora bien, por el momento, el pacto sólo se compromete al cierre de dos terminales y no se espera que la cifra pueda llegar a cambiar, ya que la decisión no depende sólo del consistorio de Barcelona.
El Consejo de Administración del Puerto de Barcelona, que ha declinado hacer declaraciones, está participado por el Ayuntamiento, con representación de la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, pero también por la Generalitat y el Gobierno, tres administraciones capitaneadas por el Partido Socialista. Además, también está presente el consistorio de El Prat, ahora mismo en manos de los Comuns.
El momento parece propicio para la negociación, dada la sintonía de estas administraciones respecto al tema. Sin ir más lejos, el pasado septiembre, el Ayuntamiento y la Generalitat acordaron aumentar “de forma sustancial” la tasa turística a los cruceros que hagan escalas de menos de 12 horas. Pero la decisión no depende sólo de la administración pública, sino también de la patronal del sector, de la cámara de comercio y de sindicatos.
Si bien el sector turístico considera que todavía hay márgen de crecimiento, desde el consistorio barcelonés el teniente de alcalde y Área de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo, Jordi Valls, coincide en que la ciudad no puede asumir más cruceristas y se compromete a defender el acuerdo con los Comuns.
Pero este pacto no estuvo exento de polémica y estuvo a punto de hacer caer las ordenanzas fiscales de Barcelona que, al contrario de los presupuestos, sí contaron con los apoyos suficientes para salir adelante. El escollo del documento estuvo en un añadido que apareció pocas horas antes de la votación y que hacía referencia a la propuesta que el Puerto hizo al Ayuntamiento de construir una miniterminal con capacidad para 1.000 pasajeros provenientes de cruceros de lujo.
Ese punto despertó el recelo de los Comuns, pero el PSC aseguró en todo momento que este muelle, que no ha quedado descartado del todo, debería estar en una de las cinco que quedarán en pie. “Las matemáticas son claras. Hemos pactado pasar de cinco a siete. Si el Puerto pide una terminal más, serían seis. Pero nosotros hemos pactado bajar a cinco”, aseguró en su momento Valls.