¿Qué pasó en el telesilla de Astún? Un fallo en las poleas, la principal hipótesis del accidente

La Guardia Civil está investigando las causas del desprendimiento del volante del reenvío de la silla

Al menos 30 afectados, dos de ellos heridos graves, tras caerse un telesilla en la estación de esquí de Astún

Las causas del accidente del pasado sábado 18 en el telesilla de Astún aún están por esclarecer, la investigación está a cargo de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Jaca, que se desarrollará en paralelo con la que llevan a cabo tanto la Dirección General de Transportes del Gobierno de Aragón como la propia estación con sus técnicos, los peritos de la compañía de seguros y el fabricante. A la espera de conocer el origen de este accidente, que se produjo tras el desprendimiento del volante del reenvío de la silla, hay teorías que pueden aportar luz al origen del incidente que causó diez heridos y afectó a 30 personas.

Lo que se desconoce, por el momento, son las causas por las que se desprendió el volante. Según explica Salvador Galve, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja (COIIAR), tras el desprendimiento “la propia seguridad de la instalación paro el cable y evitó el desplazamiento longitudinal del cable, que quedó retenido por la última pilona de la línea. La tragedia no ha llegado por las propias medidas de seguridad de la instalación”.

Este telesilla es el más antiguo de la estación, está en funcionamiento desde 1989, cuenta con 120 sillas de cuatro plazas y una capacidad de transporte de hasta 2.400 personas por hora, aunque, debido a la calidad de la nieve en la pista a la que da acceso, no estaba al máximo de capacidad. La línea de este telesilla está compuesta por 14 torres. El accidente ocurrió cuando el volante de reenvío situado en la estación de la cota más alta se desprendió, dejando el cable del telesilla sin tensión y provocando una sacudida, que desestabilizó algunas sillas y dejó otras colgando.

Carlos Algora, ingeniero con formación en estructuras, plantea que fue la rotura de “un elemento aún no identificado” lo que pudo debilitar el sistema, “causando finalmente la rotura de la pieza de cierre y la caída del volante”. Expone que las poleas de las primeras pilonas de la línea pudieron dejar de funcionar correctamente, lo que provocaría que “la tensión del cable en el tramo cercano al volante dejó de ser horizontal, provocando que la fuerza ejercida por el cable llegara con una inclinación indeseada”.

Algora considera que esta hipótesis podría explicar por qué el volante “cayó inclinado”, ya que, tal y como se puede ver en las fotografías, quedó apoyado en la pilona tras su caída: “Es probable que el cambio en la dirección de la fuerza (de horizontal a inclinada) terminara sobrecargando la pieza de cierre del eje. Esta pieza, diseñada para resistir esfuerzos mínimos en condiciones normales, habría comenzado a soportar una mayor carga y, posiblemente, un aumento de rozamiento debido al movimiento anómalo del volante, lo que provocó su colapso. El problema radica en que la fuerza aplicada al sistema dejó de ser compatible con los cálculos y diseños originales de la instalación. El material, al enfrentarse a cargas para las que no estaba diseñado, falló, desencadenando el accidente”.

Galve destaca el modelo de inspección y autorización de Aragón, llevado a cabo por la Dirección General de Transportes a través de la Sección Técnica de Transporte por cable, “la cual gira una visita anual de inspección ordinaria antes del inicio de la temporada invernal  donde se realizan las pruebas de carga y se comprueba el buen funcionamiento de la instalación”. Explica también que en las propias estaciones se realizan controles diarios antes de dar servicio y que, cada cinco años, “se realiza una inspección extraordinaria, donde se comprueban, renovando si es necesario, todos los elementos de seguridad de la Instalación, incluyendo los ejes y rodamientos”.

Galve reivindica también “la respuesta ejemplar” a nivel rescate por parte del personal de la propia estación y de los servicios y cuerpos sanitarios, de protección civil y de seguridad del estado y CCAA vecinas. “Además de este control de seguridad activa, los equipos humanos de la estación realizan prácticas de rescate para poder actuar, como ha sido el caso y minimizar el tiempo de evacuación de la instalación si así fuere necesario”.

El presidente del Ejecutivo autonómico, Jorge Azcón, indicó ese mismo sábado que telesilla de la estación de esquí de Astún había pasado “los controles administrativos” del Gobierno de Aragón, “se habían hecho y estaban cumplidos”, y “ahora se tendrá que estudiar cuáles son las causas concretas por las que la silla ha sufrido este accidente, estamos pendientes de conocer el informe de los técnicos, el detalle de cuáles han sido las causas”.

“Los medios y los servicios de emergencia han funcionado de una forma extraordinaria, han venido desde las distintas estaciones de esquí del Pirineo, no solamente de Astún, también de Candanchú y de las estaciones de Formigal”. En este sentido, ha resaltado que “los medios han sido espectaculares, la respuesta ha sido inmediata”. Jorge Azcón ha apuntado que “lo que van a poder comprobar los esquiadores es que al margen de que ocurra un accidente, que ocurre en otros muchos lugares del mundo, en otras muchas estaciones de esquí, en muy poco tiempo desde que se ha producido el accidente todos los esquiadores que estaban en las sillas han sido rescatados, han sido atendidos”.

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