La cancelación sin previso aviso de 30.000 citas para solicitar asilo sume en la incertidumbre a quienes aguardaban en la frontera entre EEUU y México
Trump da la orden de realizar redadas contra migrantes en escuelas e iglesias
El tren hace retumbar todo el campamento para personas migrantes en Ciudad de México, tocando su bocina y obligando a las personas a correr hacia el muro. Pasa siempre a las 10:00 de la mañana, puntual como un reloj, según cuentan los residentes, casi todos ellos instalados allí desde hace meses, mientras aguardan una oportunidad para solicitar asilo en Estados Unidos.
Ahora, ellos y cientos de miles de personas en todo México se han quedado en el limbo después de que Donald Trump cerrara la aplicación CBP One que habían estado utilizando para programar citas de solicitud de asilo.
Mientras Trump juraba su cargo el lunes, la aplicación dejó de funcionar de repente. Empezaron a circular vídeos de personas en la frontera llorando al ver que sus citas –en algunos casos iban a ser en apenas unas horas– habían sido canceladas.
Desde entonces, Trump ha firmado un aluvión de decretos contra la inmigración, declarando la emergencia en la frontera sur, ordenando el despliegue de tropas en la zona y reinstaurando el programa migratorio ‘Quédate en México’, que obliga a los migrantes no mexicanos a esperar al sur de la frontera mientras se tramitan sus solicitudes de asilo.
Una app obligatoria en la práctica
La aplicación CBP One fue lanzada hace dos años como forma de limitar y ordenar las llegadas de solicitantes de asilo a la frontera, permitiendo solo 1.450 citas por día, mucho menos que la demanda. Permitía a los migrantes presentarse en un puerto de entrada para pedir protección y acceso al país.
La aplicación se convirtió en prácticamente una obligación para los solicitantes de asilo: muchos de los que se presentaban sin cita previa eran rechazados. Esto significaba que los solicitantes debían elegir entre esperar durante meses, a menudo en zonas peligrosas de México, o pagar a traficantes para cruzar la frontera. Muchos optaron por la primera opción, y desde la puesta en marcha de CBP One, se han concertado alrededor de un millón de citas.
Con el tiempo, CBP One estaba disponible no solo en la frontera, sino también en el centro y el sur de México. Esto, sumado a los esfuerzos de las autoridades mexicanas por contener por la fuerza a los migrantes en el sur del país, resultó en una menor concentración de personas en las ciudades fronterizas del norte de México.
Un solicitante de asilo muestra un mensaje actualizado en la aplicación CBP One que menciona que todas las citas han sido canceladas el día de la toma de posesión de Trump.
Los refugios de ciudades como Ciudad Juárez y Tijuana han estado semivacíos desde hace casi un año. Pero el abrupto cierre de CBP One, que 270.000 solicitantes de asilo habían estado utilizando en todo México, podría hacer añicos la frágil calma en la frontera.
También se han cancelado unas 30.000 citas que ya habían sido programadas.
“Completamente inaceptable”
“CBP One estaba plagado de errores y, en última instancia, era una herramienta que obligaba a la gente a esperar en México para acceder al sistema de asilo estadounidense”, dice Andrew Bahena, de Chirla, una organización en defensa de los derechos de los migrantes. “Pero la forma en que terminó fue completamente inaceptable”.
“Hay familias de este campamento que se gastaron miles de dólares –casi todos sus recursos– en billetes de avión solo y han visto cómo han cancelado sus citas”, añade.
María Ángela y Carolina, dos madres venezolanas cuyos hijos pequeños juegan alrededor de sus piernas, cuentan que esperarán dos meses antes de tomar cualquier decisión. “Tal vez Trump se calme un poco”, dice María Ángela con una sonrisa burlona. “Acaba de llegar y todo es en revolución”.
David y Nixon, dos jóvenes venezolanos sentados en un sofá andrajoso, comparten esta esperanza. Dicen que algunos hablan de volver a casa en caso de que les ofrecieran vuelos de repatriación gratuitos, pero que ellos no lo harán. “No regresaré hasta que Maduro se haya ido”, dice Nixon, cuyo buen ánimo se desvanece por un momento al mencionar al presidente venezolano.
Araceli, una venezolana de 45 años, dice que ahora quiere solicitar asilo en México. Logró llegar a la frontera estadounidense junto a sus hijas adultas flotando sobre el Río Grande en un colchón hinchable. Pero su petición de asilo fue ignorada, y fueron deportadas a Villahermosa, en el extremo sur de México.
La experiencia parece haberla dejado agotada, y llevaba varios meses en Ciudad de México esperando una cita con CBP One. Sin embargo, puede que ahora Araceli –como muchos otros que habían estado esperando una cita CBP One– tenga dificultades para solicitar asilo en México, dado que el proceso debe iniciarse en los 30 días siguientes a la entrada en el país.
“La gente está desesperada”
El cierre de CBP One se ha sentido en todo México y ha sumido a la gente en la incertidumbre. Es posible que esta situación provoque que muchos de los que estaban esperando en el sur mexicano intenten dirigirse al norte del país, a pesar de los intentos del Gobierno por retenerlos donde están.
“Vi las publicaciones virales con migrantes llorando en la frontera. Aquí pasó exactamente lo mismo: la gente está desesperada”, dice Josué Leal, del refugio Oasis De Paz del Espíritu Santo Amparito en Villahermosa, ciudad del estado de Tabasco, en el Golfo de México. “La gran mayoría aquí ahora planea ponerse en marcha, con dirección al norte”.
En el extremo opuesto del país, personas cuyo destino anhelado está al alcance de la vista quedaron desconsoladas cuando se les arrebató la esperanza de recibir asilo. “Me siento desesperada y tengo miedo de lo que pueda llegar a pasar”, dice una mujer mexicana desplazada en el refugio para inmigrantes Centro de Esperanza en Sonoyta, una pequeña y polvorienta ciudad en el estado fronterizo de Sonora. “Imagina si tenemos que volver a casa para enfrentarnos a las mismas amenazas y empezar de cero otra vez… Me pongo mala de tan solo pensarlo”.
“No le deseo a nadie lo que hemos pasado. Fue muy duro llegar hasta aquí y ahora no sabemos qué va a pasar”, dice Juan, un venezolano que pide no revelar su apellido. “La verdad es que no esperábamos que las solicitudes se cerraran tan de inmediato”.
Nadie sabe qué sustituirá a CBP One, si es que hay algo. Pero es probable que las políticas migratorias restrictivas de Trump impulsen un incremento del crimen organizado en México.
“Cada vez que se hace más difícil acceder al asilo o cruzar la frontera, los coyotes ganan dinero. Y eso significa que los cárteles ganan dinero”, dice Ari Sawyer, investigador de migración. “La administración Trump dice que quiere combatir los cárteles, pero por el contrario, los está enriqueciendo”.
Con la colaboración de Nina Lakhani.
Traducción de Julián Cnochaert.