¿Te mofas del acento andaluz? ¿No lo entiendes bien? Es castellanocentrismo y una ideología lingüística generalizada

El PP desecha reprobar a Esperanza Aguirre tras su imitación de María Jesús Montero que, junto a la intervención de un gaditano en pleno ‘prime time’, devuelve el andaluz a la actualidad

Vídeo – Esperanza Aguirre se ríe de María Jesús Montero imitando su acento andaluz

“Dice la ministra de Hacienda: lo que disen, lo que disen, no lo que uhtede disen”. La última mofa al acento andaluz, entre risas, ha venido de la boca de Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, imitando a la vicepresidenta primera del Gobierno de España, María Jesús Montero, nacida en Sevilla, a la hora de criticar el acuerdo entre PSOE y ERC sobre el pacto fiscal para Catalunya. ‘Patricia se derrite con su cita de Cádiz pese a no entenderle’, tituló hace unos días un conocido diario deportivo recogiendo un encuentro en el programa televisivo First Dates entre una mujer y un aspirante a Policía Nacional de Cádiz, sugiriendo ella que le hablara más despacio porque no le entendía. “Necesito subtítulos tuyos”, le llegó a decir antes de acordar una segunda cita con el gaditano, según recogió también La Voz Digital. Para Ígor Rodríguez Iglesias, profesor de Lingüística de la Universidad de Málaga (UMA) y director del Grupo de Investigación ‘Derechos Sociolingüísticos’ de la UMA, “lo que hizo Esperanza Aguirre tiene nombre claro: glotofobia, es decir, discriminación lingüística; en este caso, al andaluz”, aludiendo a un par de conceptos: el castellanocentrismo y la ideología lingüística.

La forma de expresarse de Aguirre llegó, como en otras ocasiones, al ámbito político andaluz. La Junta expresó hace unos días su “total desacuerdo” con sus manifestaciones pero el PP andaluz, que gobierna la comunidad autónoma con mayoría absoluta, desechaba este miércoles la reprobación de la exdirigente popular madrileña que había pedido el PSOE a través de una enmienda a una proposición no de ley del PP-A relativa a financiación que no ha llegado ser ni calificada. Según los populares, “no es serio” pedir esa reprobación en ese punto, en el que el PP buscará confrontar de nuevo con Pedro Sánchez y su acuerdo fiscal con ERC. Tampoco se verá en la sesión plenaria la propuesta socialista de que se inste a la Cámara a expresar “la necesidad de respetar a todos los territorios de España, así como la singularidad y los elementos de identidad de cada uno de ellos”, tal y como contenía la enmienda descartada.

Rodríguez Iglesias expone a elDiario.es Andalucía que “la crítica política hacia la vicepresidenta del Gobierno María Jesús Montero se articula a través de la glotofobia. O dicho de otro modo: la glotofobia es un arma de deslegitimación política. No importa el contenido de lo que diga Montero. Importa cómo lo dice. E intersecciona con el género, cuya discriminación también es reproducida por mujeres, como sucede con Esperanza Aguirre; nada nuevo en la violencia simbólica”.

Andalufobia histórica y lingüística

En este punto, el profesor considera conveniente tener en cuenta que “todas las variedades lingüísticas son válidas y legítimas”. “Que se deslegitime a la persona y lo que esta dice por usar el andaluz tiene tras de sí una andalufobia histórica. Como sucede con otras formas de inferiorización de seres humanos, la andalufobia está institucionalmente sustentada a través de discursos escolares y públicos repetidos a lo largo de décadas, la mayor parte sutiles, otros explícitos”.

“Su construcción es histórica -continúa el experto- y tiene una raiz clara: la conquista castellana y el posterior y paulatino sistema de repartimientos: con la exclusión material del ser andaluz se acompañó también la exclusión simbólica de su legitimidad, que se articuló a través de lo lingüístico y de otros elementos culturales diferenciadores con respecto a lo castellano”.

Según añade, Aguirre reproduce la “ideología ignorante de considerar que hay buenas formas de hablar y malas formas de hablar. Hablar mal es insultar, ser grosero o impertinente, no respetar, incluyendo mofarse o imitar con intención desvalorizadora la forma de ser y estar lingüística y culturalmente en el mundo de un pueblo históricamente desvalorizado o subalternizado. Nada tiene que ver con pronunciar conforme al lugar en el que has socializado desde niña o niño, como sucede con los cubanos, los argentinos, los mexicanos y los propios castellanos. Así mismo, ¡oh, menudo descubrimiento!, también sucede con los andaluces”.

“Aguirre, posteriormente, ha dicho que ella no discrimina el andaluz porque tiene un amigo andaluz, sus compañeros de partido. Esta es la misma estrategia que se usa en el racismo, la homofobia y el machismo: tener un amigo negro, gay o lesbiana y madre y/o hermana te exoneran de ser racista, homófobo y machista en la misma medida que decir que te gusta mucho Andalucía y demás te libran de ser un andalufóbico”.

En una semana “hemos asistido a varios casos de andalufobia lingüística que evidencian el estado de violencia simbólica contra el pueblo andaluz”. Además de Aguirre y su mofa, el profesor añade “cómo una estudiante universitaria tiene que explicar que en la universidad ni te corrigen ni te deben corregir por hablar andaluz (cosa que cuando ha sucedido o sucede pone de relieve de la ignorancia total por parte del docente en este asunto, además de su abuso de poder, sin que, en la práctica, existan mecanismos legales para proteger a la persona víctima de tal abuso), una cordobesa en Hawaii a la que le dicen que hablando andaluz no van a su restaurante, el gaditano que en First Dates tiene todo para ligar y no acaba haciéndolo porque habla en andaluz o la educadora infantil a la que le dicen que el periodo de adaptación de las vacaciones es un invento -y cito literalmente- ”de un vago andaluz para que los profes trabajen menos“.

Falta de familiaridad

“Todo esto forma parte de una andalufobia generalizada”, comenta el profesor, que alude también al citado caso del gaditano en televisión. “El resultado es, de un lado, no quiero escucharte porque no sabes hablar (esto es absurdo, pues hablar es el contenido, es decir, hablar sabiendo de lo que se habla, no la pronunciación) y, de otro lado, implícitamente, eres inferior a mí, pues mi forma de ser lingüística y culturalmente en el mundo es la legítima, la válida, y la tuya es la ilegítima, la no válida. Esto es racismo, es decir, un sistema ideológico construido históricamente y sustentado institucionalmente, entre otros, por el propio sistema educativo y los discursos mediáticos, en el que se inferioriza a unos grupos humanos, creyendo falazmente que el vuestro es superior. Este sistema ideológico funciona en nuestra sociedad con total impunidad”.

“Cuando una persona dice que no entiende a los andaluces, lo que pasa es lo siguiente: falta de familiaridad con el andaluz y/o ideología lingüística andalufóbica. La falta de familiaridad con una variedad provoca al principio este tipo de problemas de consecuencias diversas: quien excluye es quien distorsiona la comunicación, desvaloriza a la otra persona y al grupo social y/o cultural de esa persona, reproduce conceptos ignorantes que pasan por lingüísticos porque se aprenden en el sistema educativo, entre otros. Esta falta de familiaridad también está relacionada con tres aspectos: el más evidente es que no se está familiarizado con la pronunciación; los referentes pueden que no sean los mismos; y el léxico y la fraseología también pueden diferir, incluyendo el sentido”.

Además, en estos casos “media la ideología lingüística”, esto es, “se espera una pronunciación que es la que falazmente se piensa como la válida, la correcta o la adecuada”. Dice el profesor que “por motivos políticos, se estandarizó la variedad castellana, sin que existieran o existan motivos lingüísticos. No hay ni un solo motivo lingüístico. Esta variedad es tan situada como las demás. El sistema educativo ha incorporado explicaciones modernas y científicas, pero ha mantenido explicaciones antiguas, que reflejan la ideología social de otras épocas, así como falsas creencias sin sustento científico. El castellanocentrismo atravesó la manera de pensar la realidad: Castilla como legítima y garante del status quo, sustituida, luego, por Madrid. Todo lo demás es visto como territorio conquistado y menos legítimo. Así que, de un lado, tenemos la realidad como tal, y de otro lado, esta suerte de posverdad del castellanocentrismo, que alimenta esa ideología lingüística, social, cultural y ontológica (del ser) que contraviene la ciencia lingüística y el Estado de Derecho, que debe ser garante de los derechos lingüísticos, culturales y sociales de los pueblos, derecho fundamentados, a su vez, en las ciencias lingüística, antropológica, sociológica e, incluso, biológica”.

“Tendrá otros males, pero no es el acento andaluz”

La consejera de Economía, Hacienda y Fondos Europeos y portavoz del Gobierno andaluz, Carolina España, también del PP, dijo al ser preguntada por ello que “la señora ministra de Hacienda tendrá otros males, pero no es el acento andaluz por lo que hay que criticarla”, mostrándose “en total desacuerdo” con sus palabras pese a decir que no las había escuchado, declarándose la malagueña “muy orgullosa del acento andaluz”.

El portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, nacido en Jerez de la Frontera, ya pidió la “reprobación” de Aguirre en el Parlamento autonómico por “cachondearse del acento andaluz” y consideró “lamentables” su manifestaciones porque de “nuestra forma de hablar, no se cachondea nadie, sea del partido que sea”. Para García, el presidente de la Junta y el PP andaluz deberían salir a “pintarle la cara a esa señora y a defender a los andaluces”. “Si esto lo hubiera hecho un político catalán en TV3, hoy tendríamos una convocatoria extraordinaria del señor Moreno Bonilla y activaría toda su maquinaria de propaganda”, ha dicho.

Las manifestaciones de Aguirre también provocaron ya la semana pasada la reacción del secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, que indicó que Moreno “sabe bien” que el PP tiene “una larga tradición de faltas de respeto clasista a nuestro acento andaluz y, en general, a nuestra cultura e idiosincrasia”. “Por desgracia, lo del insulto y la descalificación a quienes no piensan como ustedes lo hacen todos los días, pero esto lo hace aún más lamentable”, dicho el socialista, nacido en Sevilla.

También el coordinador general de IU, Toni Valero, criticó a Moreno, también a través de un mensaje en X, que no hubiera “salido a reprochar a su compañera de partido que se haya mofado del acento andaluz”, demostrando que “sus golpes de pecho con la bandera andaluza son pura impostura”.

Asimismo, el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Manuel Gavira, nacido en Cádiz, acusó a Aguirre en la Cadena Ser de haber cometido con sus palabras “una falta de respeto tremenda a todos los andaluces”, defendiendo que tienen una “peculiaridad hablando” y que la comunidad autónoma es “una tierra muy rica” donde “cada uno tiene un acento diferente”. “Me parece muy feo, y espero que alguien le diga a esa señora que Andalucía es una tierra seria, y que no nos merecemos que alguien así se haga el fino con nosotros”, calificando de “bochornoso” el comportamiento de Aguirre y diciendo que le da “mucha vergüenza”.

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