La nueva división de la izquierda europea es un reflejo de las tensiones y transformaciones que este espacio político lleva experimentando desde hace décadas. La capacidad de adaptación y reinvención de estos partidos determinará su relevancia en el futuro
Podemos, la Francia Insumisa y otras fuerzas europeas lanzan un nuevo partido para distanciarse de la izquierda clásica
La izquierda europea se encuentra nuevamente en un punto de inflexión. Recientemente, hemos presenciado la escisión de los partidos de la llamada “izquierda radical” en dos alianzas distintas: la recién formada “Alianza Europea de Izquierdas” y el ya existente “Partido de la Izquierda Europea”. Esta división tiene repercusiones significativas, especialmente en el panorama político español, donde los dos principales partidos de izquierda, Podemos e Izquierda Unida, se encuentran ahora en orillas opuestas de esta nueva brecha ideológica.
Para comprender la magnitud de esta división, es necesario remontarnos a los años 20 del siglo pasado. Fue entonces cuando se produjo la primera gran fractura entre los partidos socialdemócratas y los comunistas, y que España vivió con la fundación del Partido Comunista en 1921, surgido de las filas del Partido Socialista Obrero Español. La influencia de la Revolución Rusa fue determinante en este proceso, pues los bolcheviques, liderados por Lenin, creían que para consolidar su revolución era imprescindible extenderla a toda Europa. Con este objetivo, fundaron en Moscú la Internacional Comunista, que se convirtió en el pilar ideológico y financiero de los partidos comunistas europeos.