Un informe de Greenpeace apunta a un incremento del 56% de las grandes explotaciones frente a una merma del 44% de las pequeñas en los últimos quince años
Radiografía de la agricultura en España: los gigantes del sector ganan más y las pequeñas explotaciones luchan por sobrevivir
La crisis agraria es desigual. Las ‘tractoradas’ que irrumpieron en las calles de todo el continente hace unos meses tenían en los pequeños agricultores a las principales víctimas de un modelo, en plena transformación, que amenaza sobre todo la supervivencia de esas explotaciones y que se está repensando desde las instituciones y los responsables del sector. Pero la factura no es la misma para las ‘megagranjas’, que se han multiplicado en los últimos años, que para los minifundios, que languidecen.
Las primeras crecieron en un 56% entre 2007 y 2022, según los datos de un informe elaborado por Greenpeace, que apunta a que las pequeñas explotaciones familiares disminuyeron en un 44%. La diferencia económica entre unas y otras es sustancial. Las grandes (aquellas que tienen una producción que supera los 250.000 euros) vieron incrementada su renta media en un 84% mientras que los pequeños agricultores (cuya producción no llega a 50.000 euros) vieron recortados sus ingresos en un 18%.