Hace 22 meses el estallido del Qatargate, una trama de sobornos desde Marruecos y Qatar a una red de políticos y asistentes, conmocionó al Parlamento Europeo. Los controles habían fallado y una institución bastante denostada por el público (sólo el 42% de los ciudadanos tienen una imagen positiva y es el porcentaje más alto de su historia, ) se veía en el centro del huracán. Los grupos prometieron entonces endurecer sus reglas. Sin embargo, el funcionamiento de la Eurocámara sigue siendo opaco y carente de recursos para detectar y combatir casos como .