La irrupción del ‘outsider’ evangélico Pablo Marçal, con el 28% de los votos en São Paulo, provoca la primera gran fisura en el voto de extrema derecha. A pesar de que el partido de Bolsonaro tiene peor resultado del esperado, las derechas refuerzan su hegemonía en los gobiernos municipales de Brasil
El choque de Elon Musk con la justicia brasileña da alas a la extrema derecha
El se agrieta. No se rompe, pero muestra una primera fisura. Pase lo que pase en la segunda vuelta del 27 de octubre, la extrema derecha brasileña difícilmente volverá a demostrar una unidad inquebrantable alrededor de Jair Bolsonaro. El evangélico Pablo Marçal, que ha dinamitado la campaña en São Paulo con un partido irrelevante y sin recursos (el Partido Renovador Trabalhista Brasileiro, PRTB), es el nuevo . Marçal, colándose por brechas digitales al margen de las leyes electorales y apelando a los trabajadores de economía informal con sueños de emprendedurismo, arrebata a Jair Bolsonaro su autoproclamada condición de mesías. Y parece haber encontrado la fórmula de renovación de la extrema derecha. Tras ver cómo la justicia cerró algunos de sus perfiles en redes sociales por difusión de , Marçal acudió a votar descalzo, cinco minutos antes del cierre del colegio electoral. “Vine descalzo para mostrar cómo he sido perseguido en esta campaña electoral”,
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