El parque infantil vuelve a manos de la aristócrata en Manzanares el Real tras pedir dos millones por él

El simbólico espacio en el casco antiguo del municipio será trasladado a una zona que no conviene a los vecinos ni a la oposición. La duquesa que es propietaria del terreno quiso venderlo al Ayuntamiento por dos millones, pero la tasación dijo que no costaba más de 140.000 euros

Toboganes y columpios desmontados se confunden con tractores en lo que ahora es el cadáver del parque infantil del Duque del Infantado o de La Boni, como le dicen los vecinos. El espacio de casi 3.000 metros cuadrados, ubicado en el casco antiguo de Manzanares el Real, ha visto crecer durante 50 años a varias generaciones de manzanareños, pero desde el lunes ha vuelto a manos privadas. La duquesa Almudena Arteaga, heredera del aristócrata que cedió el terreno en 1975 y escritora de éxito, ha triunfado en su disputa por desalojar un terreno símbolo del municipio, a escasos metros del Castillo de los Mendoza.

“Se sobrepone el interés de una familia, que no tiene ninguna necesidad porque le sobra patrimonio, al de cientos de familias trabajadoras que sí tienen la necesidad de un espacio verde donde sus hijos puedan jugar al salir del colegio”, dice la vecina Vera Aguado, cuando pasa por el recinto en el que niños han colgado carteles como “queremos seguir jugando”. “Esto es un ultraje, pero la culpa es también del Ayuntamiento, que no lo ha sabido evitar. Mal en prevención”, se queja otro morador. Pero para el alcalde José Luis Labrador (PSOE), el desmantelamiento era inevitable: “Teníamos que acatar la sentencia de un tribunal”, dice a este medio.

Labrador es uno de los al menos tres alcaldes que han negociado con Arteaga por la propiedad, concebida originalmente para actividad agraria. Después de que el contrato de cesión finalizara, la duquesa ofertó el terreno al consistorio por un valor aproximado de 2.000.000 de euros. “Como administración pública solicité informes técnicos y el informe arrojó un precio en torno a los 140.000 euros. Ahí ya no hubo ningún punto de entendimiento porque ella entiende que el terreno tiene una calificación urbanística y los técnicos municipales dicen que no, que las normas subsidiarias establecen que ese terreno forma parte de un polígono agropecuario y el valor de mercado es inferior”.

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