Armas de guerra, el símbolo de la «impunidad» criminal y el «fracaso» de las administraciones en las Tres Mil Viviendas de Sevilla

El Ayuntamiento, que se reunirá el jueves con el Gobierno, condiciona servicios municipales como los de limpieza y transporte a la escolta de Policía Nacional, mientras los vecinos reclaman medidas «antes de que haya una guerra» y otras voces insisten en no abandonar el trabajo social en la barriada

Los tiroteos con armamento pesado en la barriada de las Tres Mil Viviendas fuerzan una reunión entre el Gobierno y el alcalde

Hace ahora poco más de 11 años, en agosto de 2013, la pequeña Encarni perdía la vida a sus 7 años tras recibir el impacto de una bala perdida en el enfrentamiento a tiros entre dos clanes de traficantes de droga. Aquello ocurrió en las Tres Mil Viviendas de Sevilla, el mismo escenario en el que este fin de semana se producía un tiroteo en el que se usaron armas de guerra como muestra de que se ha subido un escalón más en el nivel de violencia y en la sensación de impunidad. El estupor social que han provocado los vídeos que han circulado ha propiciado un enorme despliegue policial en la zona y llamadas a un entendimiento político que se antoja difícil, mientras los vecinos claman contra el olvido de unas administraciones que parecen ausentes de un barrio que pese a todos los esfuerzos sociales sólo sale en las páginas de sucesos.

Las Tres Mil Viviendas (su nombre en realidad es la barriada de Murillo) es la parte más castigada del Polígono Sur de Sevilla y también la zona que las estadísticas oficiales señalan como el barrio más pobre de España. Tras el empleo de armamento pesado en la refriega, el vecindario está atemorizado, hay puntos en los que los operarios municipales de limpieza y transporte sólo entran si es con escolta de la Policía Nacional y hasta el el sindicato policial Jupol ha solicitado que los agentes cuenten con el apoyo de vehículos blindados ante el nivel de violencia exhibido.

“Hay que acabar con la impunidad y no esperar a que haya una guerra”, clama Rosario García, portavoz de la Plataforma Nosotros También Somos Sevilla, que aglutina a diversos colectivos del Polígono Sur. En esta zona tienen la sensación de abandono, de olvido, de “fracaso” de las administraciones. “Aquí vive gente muy digna”, subraya García, que no sólo sufre escasos servicios públicos, cortes continuos de luz y un alto índice de paro, sino que cada vez que se produce un incidente más grave ocurre lo que esta vez: las redes sociales se llenan de mensajes “criminalizando” al conjunto de la ciudadanía.

“Evitar la desesperanza”

“Las Tres Mil Viviendas son recuperables”, reflexiona Mar González, que entre 2013 y 2019 fue comisionada del Polígono Sur (un ente creado en 2003 en el que participan Gobierno, Junta y Ayuntamiento) y que ahora apura sus últimas horas como concejal del PSOE antes de dedicarse de nuevo en exclusiva a su tarea como profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Sevilla. Pero para conseguir esto hay que volver a “algunas de las mejores políticas que consiguieron normalizar la vida” en estos barrios, que se han perdido en los últimos años. Si a esto se le unen picos de violencia como el del fin de semana, los vecinos no pueden evitar “la desesperanza y la sensación de que las administraciones parece que han arrojado la toalla”.

Por lo pronto, el alcalde, José Luis Sanz (PP), y el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Francisco Toscano (PSOE), han concertado una reunión para este jueves a la que llegan con mensajes muy diferentes. Mientras Sanz insiste en que lo principal es que el Ministerio del Interior actúe de forma “muy contundente” y señala que lo ocurrido es un efecto más de la falta de policías nacionales en Sevilla, Toscano –que no esconde la “enorme gravedad” de lo ocurrido– admite que sí, que hay que “facilitar la convivencia vecinal en el barrio”, pero que el asunto va más allá de la cuestión de la seguridad y hay que abordarlo “desde un punto de vista completo y evitando criminalizar a los vecinos”.

El regidor admite que “el problema de las Tres Mil Viviendas se soluciona con mucha coordinación e inversión de las administraciones”, pero insiste en que ahora “estamos ante un problema único y exclusivamente de seguridad ciudadana” y que si no se producen determinadas actuaciones policiales, “el problema no tiene solución”. Desde la Subdelegación del Gobierno, por su parte, se recuerda que esta zona lleva así cuatro décadas y que la cuestión va más allá de lo policial, “un problema poliédrico” en el que se hilvanan déficits sociales, de empleo o de vivienda.

Lo invisible y la difícil realidad

Mar González añade que hace falta todo a la vez, porque “la seguridad es la base de todo” y el primer paso para “ocupar los espacios con convivencia”. “Este tiroteo puede ser algo puntual, pero es muy simbólico de la sensación de impunidad”, una realidad que contrasta con otra casi invisible y que impulsan hasta 27 entidades diferentes (sociales, empresariales, universitarias…) implicadas en poner su granito de arena. En la misma medida, está convencida de que ahora mismo “lo último que se necesita es un rifirrafe político” porque entonces se transmite la sensación de que a los vecinos “se les deja a su suerte”.


Inauguración en 2022 de la nueva comisaría del Distrito Sur que iba a ir en las Tres Mil.

El actual comisionado para el Polígono Sur, Jaime Bretón (PP), tiene claro que este último suceso tiene su origen en las plantaciones de marihuana en viviendas, a las que también responsabiliza de los numerosos cortes de luz en la zona y de los incendios que se producen en algunos edificios. Eso, y que transmiten una imagen que es casi imposible revertir con políticas sociales: “Si la gente joven ve que con el tema de la droga se consigue un dinero fácil, se hace muy complicado concienciar a parte de la población de que se busque un futuro laboral en otros ámbitos”.

Sin detenidos por ahora

Mientras tanto, continúa la investigación sin que hasta el momento se hayan producido detenciones. Además de implantar un dispositivo reforzado para evitar nuevos incidentes, la Subdelegación del Gobierno añade que se analiza el calibre y procedencia de las armas. El objetivo ahora es “evitar que haya una revancha o réplica, como suele ocurrir de forma casi automática cuando hay un enfrentamiento”, ha señalado el delegado del Gobierno, Pedro Fernández.

A su vez, no considera “excepcional” que se haya utilizado un armamento de guerra al que cada vez se recurre más en el ámbito de la delincuencia organizada. Eso sí, no ha especificado si ya se había utilizado con anterioridad en las Tres Mil Viviendas. Mientras tanto, la Policía Nacional ha descartado finalmente que las nuevas detonaciones escuchadas en la noche del lunes derivasen de disparos de arma de fuego, atribuyendo lo ocurrido a la explosión de petardos.

“Contundencia, continuidad y compromiso”, reclama Mar González para la actuación de las administraciones, que lamenta decisiones políticas como la de abrir en otra zona la comisaría de la Policía Nacional (se inauguró hace ahora dos años) en principio prevista inicialmente en las Tres Mil o que la Junta de Andalucía –principal propietaria de la zona– retirase su oficina de vivienda. “El tiroteo ahoga todo lo bueno que se hace”, lamenta, y aboga por abrir el barrio a la ciudad para evitar estereotipos: hace años hizo una visita con alumnos universitarios, “que se sorprendieron porque la gente iba vestida normal y con zapatos”. “Hay un riesgo claro de condenar a la gente que vive aquí, no podemos dejarlos solos frente a un tsunami”.

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