La infancia es una isla. En algunos casos, casi de forma literal: la escritora napolitana Fabrizia Ramondino (Nápoles, 1936-Gaeta, 2008), hija de un diplomático, llegó a Mallorca apenas unos meses después de su nacimiento, con la en plena eclosión. La señora que alquiló la casa a la familia, de hecho, acostumbrada a vagar por el mundo desde que perdió a su compañero, no había querido ni bajar del barco en su último retorno en cuanto supo de la matanza que había tenido lugar allí en agosto. O, al menos, así lo cuenta Ramondino. Su familia, con todo, se quedó hasta 1944. Lo rememora en (2001; , 2024, trad. Celia Filipetto).