Tener amistades interétnicas contribuye a mitigar las actitudes racistas y xenófobas en los adolescentes, aunque este efecto no tiene la fuerza suficiente como para contrarrestar la influencia parental sobre esta misma cuestión. Esta es la principal conclusión de (ULL)a partir de las respuestas de 60.000 estudiantes de todo el mundo para el examen de PISA. De manera un poco forzada, se podría decir que la ciencia ha abordado si hay algo de cierto detrás del manido cliché “no soy racista, tengo un amigo negro”. Y aunque tiene una parte (pequeña) de verdad, no sirve como excusa para negar el racismo propio.