Con incrementos de casi el 50% en tres años, el alquiler obliga a parte del alumnado a realizar largos desplazamientos diarios o abandonar. «No podemos permitir que ninguna persona que quiera venir a estudiar, a investigar o a impartir docencia, no pueda hacerlo”, alertó el rector
Málaga, una ciudad cada vez más ajena: “Nuestro casero convirtió el piso en una vivienda turística para 13 personas”
“No podemos permitir, y me dirijo también ahora a las autoridades y representantes políticos presentes, que ninguna persona que quiera venir a estudiar, a investigar o a impartir docencia, no pueda hacerlo por el problema del alojamiento”.
Con esta llamada de atención, pronunciada durante el solemne acto de apertura del inicio del curso académico, , Teodomiro López, expuso lo que, desde hace meses, inquieta a un número importante de alumnos y alumnas de la institución: los que pagar una habitación supone un gasto inasumible para un porcentaje cada vez mayor. Y las alternativas no son las mejores: desplazamientos a diario desde municipios lejanos (con el consiguiente coste de tiempo y dinero) o, en última instancia, valorar otras universidades o abandonar los estudios.