Pasaban las cinco de la mañana del lunes cuando Oumar se despertó por el jaleo surgido en una de las carpas cercanas del macrocentro para migrantes de Alcalá de Henares. El maliense Diallo Sissoko, cuenta, se había caído de la cama y se retorcía de dolor. “Lloraba. Decía: ‘Necesito ayuda”, relata su compañero. Unas horas después, a las 7:45 horas, el chico fue atendido en la enfermería del campo, donde le dejaron en observación durante toda la jornada, hasta que entró en parada cardiorrespiratoria. Fue entonces cuando el personal del campamento, gestionado por la ONG Accem y responsabilidad del Ministerio de Migraciones, llamó a una ambulancia. Después de tratar de reanimarle durante horas, .