El cineasta noruego Dag Johan Haugerud aborda los tabúes en torno a la sexualidad masculina y lo que signifca ser un hombre en el comienza de su trilogía sobre sexo, amor y sueños
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Uno de los vídeos virales antes siquiera de que existiera esa palabra recuperaba una entrevista de El Fary, en la que manifestaba de forma contundente que detestaba “al hombre blandengue”. Se refería a “ese hombre con la bolsa de la compra y el carrito del niño”. El Fary añadía, además, que él había “podido analizar que la mujer tampoco admite al hombre blandengue”. No solo eso, sino que se aprovechaba de aquellos hombres que se salían del estereotipo marcado. Aquel vídeo, repetido y reído hasta la saciedad, manifestaba una forma de ser hombre que ha perdurado hasta nuestros días.
El hombre debe ser rudo y fuerte. Adjetivos que se asocian a eso llamado masculinidad. No pueden mostrar sus sentimientos, ni llorar. No pueden salirse de patrón establecido. Deben ser mujeriegos, gustarles mucho las mujeres. Hacer comentarios de palillo en boca. Y por supuesto no ayudar a sus parejas. Puede parecer de otro mundo, pero viendo ciertos comentarios de políticos de extrema derecha uno entiende que la masculinidad tóxica, que el machito hetero de toda la vida, sigue estando más actual de lo que debería. Ahí están también los podcast de gente como Roma Gallardo, con miles de seguidores y desplegando comentarios machistas y lecciones de heteruzo.
Para luchar contra ello ha llegado el director noruego Dag Johan Haugerud, que abre su trilogía Sex, Love y Dreams con la película dedicada al sexo, aunque realmente se enfoca en la masculinidad. Un filme humanista para acabar con esos machitos heteros. Lo hace con sus señas de identidad, dejando que los personajes hablen y vayan cayendo los estereotipos. Aquí lo hace confrontando a dos amigos, de profesión deshollinadores ―una profesión vinculada a la fuerza y lo tradicionalmente masculino― que un día se hacen una confesión. El primero cuenta que ha tenido una experiencia sexual con otro hombre, pero que no se considera gay por ello. El segundo que sueña con que se convierte en una mujer y le seduce David Bowie.
El cineasta aprovecha esta excusa para plantearse qué significa ser hombre, por qué da tanto miedo a muchos hombres el reconocer atracción por otros hombres, y si no nos movemos siempre en cajones estancos negando la posibilidad de que haya algo entre medias. Una reflexión sobre la identidad que propone nuevas masculinidades y formas de pareja y amistad. Para el cineasta, la idea parte de “hablar de temas que se ven de una manera muy convencional en la sociedad, como la masculinidad”.
“Todavía tenemos una visión muy tradicional de lo que significa que algo sea masculino o femenino. En Noruega, el gobierno ha organizado una especie de reunión de personas que se reúnen para hablar y debatir sobre la masculinidad con el fin de hacer algo con respecto al papel masculino en la sociedad. Lo único que ha surgido de ello es fortalecer la visión tradicional de lo que es un hombre. Por eso creo que es necesario debatirlo mucho más. Y creo que la sexualidad es una parte muy importante de ello”, explica sobre su filme.
Se opone a que cualquier persona que se salga de ese estereotipo sea señalada y puesta en otra caja: “Si no estás seguro de cómo eres como hombre, si no sabes lo que te gusta, entonces te dicen que no eres un heterosexual común, y, por tanto, que debes ser gay. Por eso la película también habla de nuestra necesidad de identificar la sexualidad y reducirla a algún tipo de identidad sexual, algo que está limitando nuestras vidas y no es liberador. Puede serlo. No digo que no sea liberador salir del armario, pero no tiene por qué serlo si eso implica una definición muy estrecha de quién eres. Sex quiere abrir el debate sobre qué es realmente la sexualidad y si es posible tener sexo con quien quieras sin tener que identificarte como gay, heterosexual o bisexual”.
‘Sex’ quiere abrir el debate sobre qué es realmente la sexualidad y si es posible tener sexo con quien quieras sin tener que identificarte como gay, heterosexual o bisexual
En ese juego de masculinidades eligió a dos deshollinadores, porque “es una ocupación que se considera muy masculina”, pero investigando sobre ellos descubrió que también “tienen un nivel muy alto de integridad profesional y están orgullosos de su profesión”. Además, el resto de personas les perciben como “misteriosos por cómo les ha retratado en la literatura o el cine”, así que pensó que era un buen sitio donde colocar su trama.
Una película que llega en un momento en el que las nuevas generaciones flirtean con la extrema derecha y tienen como referentes a youtubers que abogan y defienden un regreso a la masculinidad rancia de valores tradicionales, algo que preocupa al cineasta y le hace preguntarse por qué está pasando. “Hemos vivido la liberación sexual, tenemos el movimiento feminista, y aun así volvemos a una visión muy estrecha sobre cómo son los hombres. Es importante luchar para decirles que no tienen por qué ser así, que pueden ser de otra manera, de mostrarles una alternativa”, dice Dag Johan Haugerud.
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Tras Sex, será Love la siguiente película que llegue, aunque realmente planteara esta como el cierre de la trilogía y Dreams como la segunda parte, que tratará sobre una adolescente y su despertar sexual. A pesar de ser tres películas, él las ve como “un todo” pese a que la temática de una no afecte a la siguiente y se puedan disfrutar de forma independiente: “En realidad todas hablan de lo mismo, porque todas hablan sobre el sexo, los sueños y el amor, aunque quizás una aborde en uno de los temas más que en los demás”
En todas ellas subraya el humanismo con el que aborda cada temática, algo que para él es importante: “Todas las películas que hice tratan sobre gente común en la vida cotidiana. Ahí es donde realmente está nuestra vida. Creo que el conflicto realmente radica en la forma en la que hablamos entre nosotros. La forma en la que nos hablamos, los diálogos que nos decimos, pueden ayudarnos a expandir nuestras vidas”.