El mismo argumentario de hace unos meses, solo tapando con típex donde ponía “amnistía” e “independentismo”, para escribir encima “corrupción” y “escándalos”. El mismo tono apocalíptico, las mismas hipérboles, los mismos “jamás en la historia”
España está en una situación límite. El clima de putrefacción es insoportable. Un fin de ciclo. Un gobierno crepuscular salpicado por la corrupción. Un gobierno atrincherado tras los escándalos. Un gobierno cercado por numerosos casos. Un gobierno asfixiado por la corrupción. Un gobierno en descomposición. Un gobierno podrido. Un gobierno en llamas. Un cenagal. España no se merece un gobierno corrupto. El sanchismo y la corrupción son exactamente lo mismo. Sánchez se esconde en la agenda internacional en medio de nuevos escándalos. La gente solo espera ya la dimisión de Sánchez, cercado por la corrupción de su familia. Por menos, un presidente dimite en cualquier otro país europeo. Qué más tiene que pasar para que caiga este gobierno…
Todas las frases del primer párrafo las he apuntado en los dos últimos días, frases oídas y leídas en declaraciones políticas y portadas periodísticas. Y eso sin asomarme a tertulias y columnas de opinión, que seguro que hay mucho más. ¿Queda claro el mensaje? No sé, igual no lo has pillado, así que deja que , este mismo martes en una radio amiga: “Estamos ante un gobierno podrido. Nunca hemos tenido a un presidente del gobierno en ejercicio tan cercado por la corrupción. Jamás. Jamás en la historia de nuestro país”. ¿Ahora sí lo has pillado? ¿Te empieza a dar olorcillo? De eso se trata, un ejercicio de sinestesia política: hablar mucho de corrupción hasta conseguir que nos llegue a la nariz, que apeste el ambiente.
te lo diga Núñez Feijóo